La Música Medieval en España
1. Música litúrgica (monodía)
Desde el siglo IV, las fuentes historiográficas constatan la existencia de un rito propio en las iglesias peninsulares, llamado mozárabe. Las fuentes musicales conservadas son:
- Antifonarios (se conservan 3, completo el de León)
- Liber Ordinum
- Liber psalmorum
- Liber orationum
- Liber horarum
- Liber mixtus
Tras el Concilio de Burgos en el siglo XI, se introduce en España el rito romano, que llevaba consigo textos y melodías nuevos: el canto gregoriano. A pesar de que durante un tiempo ambos ritos coexisten, acabará imponiéndose el canto romano.
2. Música no litúrgica (monodía)
2.1. Religiosa no litúrgica: Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio
Son más de cuatrocientas piezas monódicas que narran milagros de la Virgen, y otros, de “loor”. Existen cuatro códices que nos transmiten el corpus de manera unitaria. Parece ser la obra más personal del rey, y en la que intervino más directamente. Las fuentes literarias son modelos latinos o modelos locales de tradición oral. La mayoría son piezas con refrán. Son importantes las miniaturas con músicos e instrumentos de la época, que nos permiten conocer su formato.
2.2. Música profana
Relacionada con la canción trovadoresca, al igual que las Cantigas de Santa María, en los reinos hispánicos del norte se trova en gallego. Las cantigas profanas son de tres tipos:
- Cantigas de amigo (en boca de la amada)
- Cantigas de amor
- Cantigas de escarnio
El punto de enlace entre la canción trovadoresca y la canción judeo-árabe practicada en España está en las Cantigas d’Amigo de Martín Códax. Se conserva un único pergamino, con 7 cantigas, 6 de las cuales tienen notación musical. Están escritas en galaico-portugués, y su temática es amorosa y marinera, centradas en la ciudad de Vigo.
Las cantigas (tanto las de Santa María como las de amigo) están escritas en galaico-portugués medieval, lengua que, tratada de forma culta, era considerada la más refinada y adecuada para la expresión lírica de los trovadores de la mitad oeste de la Península Ibérica (también en el caso de aquéllos que no la tenían por lengua habitual, como es el caso de Alfonso X y su corte castellana).
3. Los códices polifónicos españoles
3.1. Códice Calixtino de Compostela (1ª mitad s. XII)
De contenido litúrgico: cantos del oficio divino, de la vigilia y de la fiesta de Santiago. Incluye cantos para la procesión, tropos y secuencias. El auge de las peregrinaciones a Santiago desde finales del siglo XI fue esencial para la recepción, difusión y desarrollo de las primeras polifonías francesas en la Península Ibérica. Al igual que los usos arquitectónicos del Románico francés (asumidos con total naturalidad en el norte de la Península Ibérica), el Códice Calixtino, un libro de viajes destinado a orientar al peregrino que va a Santiago, es una de las muestras más evidentes de esta influencia.
3.2. Códice de las Huelgas de Burgos (hacia 1325)
De contenido litúrgico: 45 piezas monódicas y 141 polifónicas (motetes a 2/3/4 voces, conducti, piezas para el propio y el ordinario de la misa). Contiene la primera lección de solfeo conservada, destinada a las monjas del monasterio. Nº 9. Códice de las Huelgas: O Maria maris stella-Dei cella-In veritate
3.3. Llibre Vermell de Montserrat (1399)
El códice está destinado a los clérigos que debían atender a los peregrinos, pues estos pasaban la noche en vela con cantos y danzas populares que se bailaban en el templo. El repertorio son 10 cantos –monódicos y polifónicos- y danzas en forma de poemas de alabanza a la Virgen.