Vida y Contexto de Friedrich Nietzsche
Friedrich W. Nietzsche (1844-1900), hijo y nieto de pastores protestantes, fue un estudiante brillante y llevó a cabo una intensa vida académica. Su salud fue muy frágil, acabó renunciando a la ciudadanía alemana y se hizo suizo. Fue uno de los mayores críticos de la religión, aunque se sentía orgulloso de pertenecer a una familia que se tomara tan en serio la religión.
Crítica a la Tradición Filosófica
Desde un punto de vista filosófico, hay que señalar que Nietzsche critica casi toda la tradición filosófica occidental, salvo a los presocráticos, por su estilo aforístico. Critica a Sócrates, Platón, la tradición cristiana y a Kant. La crítica de Nietzsche se dirige principalmente a tres fuentes: la metafísica, la moral y la ciencia.
Los Estadios del Espíritu: Camello, León y Niño
Nietzsche distingue dos tipos de vida que se mantienen a lo largo de toda su obra:
- Vida noble: La del individuo creador, intuitivo, dotado para la vida espontánea, satisfecho de vivir. Es lo que Nietzsche denomina Superhombre.
- Vida débil: Necesitada de seguridades.
Nietzsche presenta tres maneras de manifestarse la vida o tres estadios del espíritu:
- El Camello: Representa una vida que solo poniéndose al servicio de su supuesta vida superior es capaz de sentirse valiosa. Su conducta está regida por el «tú debes», por el sentimiento del deber, por su obligación y el sacrificio.
- El León: Es la negación del estadio anterior. El ser humano toma conciencia de su servidumbre y se rebela. En lugar del «tú debes» del camello, el león aspira a dirigir su vida con un «yo quiero». La voluntad del león es una huida; se trata de querer no ser algo.
- El Niño: Es el estadio de la afirmación gozosa de la vida. El niño simboliza el Superhombre, que se parece más a un niño que a cualquier héroe destructor. La vida del niño ya no mira hacia el pasado, ya no es «libre de» como el león, sino que afirma la alegría de lo que es y se proyecta hacia el futuro: es «libre para». El niño es manifestación de la ligereza, del empuje vital, de la espontaneidad para vivir.
Nietzsche intenta demostrar que aquello que nos han presentado como verdad es lo que le convenía a la mentalidad del camello, a la vida débil que se ha ido imponiendo en Occidente.
Crítica del Conocimiento
El conocimiento se construye sobre palabras, y con ellas, según Nietzsche, caemos en una trampa. Las palabras funcionan como metáforas. Así pues, creamos los conceptos. Por eso, Nietzsche dice que el concepto es el residuo de una metáfora. La verdad, dice Nietzsche, es una metáfora que hemos olvidado que lo era y que se ha hecho obligatoria. Este perspectivismo radical será una constante en Nietzsche.
Para la tradición occidental, el intelecto descubre verdades. Para Nietzsche, en cambio, el intelecto crea ficciones útiles. Nietzsche afirma que la necesidad de evitar la guerra obliga a un tratado de paz que incluye el acuerdo sobre lo que llamamos verdad. El valor del conocimiento y de la idea de verdad son el producto de la voluntad de afirmación de una vida débil. Conocimiento y moral conforman la estrategia de los débiles para contrarrestar la alegre vitalidad del hombre instintivo y ejercer sobre él su voluntad de poder.
Crítica de la Moralidad
Esta es la crítica del valor de los valores, donde más se interesa Nietzsche. Para él, la moral es una herramienta al servicio de una voluntad de ser. Los valores no valen por sí mismos, sino que su valor proviene de su capacidad de servir a la vida. Hay vidas fuertes y débiles. Para Nietzsche, no hay una única manera de afirmarse valorando.
Moral de Señores y Moral de Esclavos
Nietzsche distingue dos tipos de moral que denomina moral de señores y moral de esclavos. No se trata solo de que señores y esclavos tengan valores distintos, sino de que estos valores se crean siguiendo un proceso distinto. La moral de señores surge de la vida fuerte. Para Nietzsche, el punto de partida en la constitución de la moral de esclavos es lo que él llamó resentimiento.
En el ámbito intelectual, Nietzsche personifica en Sócrates y Platón el gran cambio que exalta la razón. El débil establece sus valores de forma negativa. Se produce la primera transvaloración y culmina en la afirmación de los ideales ascéticos. La consecuencia inevitable es, según Nietzsche, la imposición de la moral antivital que ha comportado la decadencia de la cultura occidental.
La Muerte de Dios y el Nihilismo
La moral débil propone sus valores, los presenta como únicos y los justifica en la voluntad de un Dios de bondad. Nietzsche mantiene que finalmente se ha descubierto que no es más que una estrategia de la vida para afirmarse. Nietzsche afirma que ya no es posible mantener la confianza en Dios, ni en ninguno de sus sustitutos.
Nietzsche niega la existencia de un centro unificador y afirma haber desenmascarado a quienes la defienden. Adelantándose a su tiempo, caracteriza esta situación de desorientación como una muerte de Dios. A menudo se considera a Nietzsche un nihilista, negador de todos los valores, pero esto no es del todo cierto. Nietzsche solo niega que los valores tengan un carácter objetivo y universal. Según él, hay que sustituir el monoteísmo por el politeísmo.
La muerte de Dios es, para Nietzsche, precisamente la condición de existencia del Superhombre. Para él, hay que desterrar la idea de una verdad única, de un bien absoluto, para dejar lugar a las múltiples verdades y a los nuevos valores propios del espíritu libre y creador. Y hay que abandonar también toda esperanza en la otra vida si se quiere que la vida terrenal tenga sentido por sí misma.
El Eterno Retorno
Superhombre, voluntad de poder y muerte de Dios son los grandes temas de Nietzsche. No obstante, es otro el más profundo de los pensamientos del filósofo alemán: el eterno retorno. Esto constituye fundamentalmente un criterio de moralidad que evalúa la percepción que tenemos de la vida contraponiéndola a su eventual repetición eterna.
El criterio de moralidad de Nietzsche constituye una crítica lanzada al corazón de la tradición y de la modernidad. Frente a los ideales trascendentales, que son manifestaciones de una vida débil que sitúa su valor en el futuro, Nietzsche reivindica el valor del presente y propone amar la vida lo bastante como para no situar su sentido fuera de ella.
Conclusión: Razón y Progreso en la Modernidad
Dos grandes pilares sirvieron para caracterizar la modernidad: la razón y el progreso. Nietzsche niega la exclusividad de la razón como herramienta de la vida.