Nietzsche: Genealogía y Crítica Radical de la Cultura Occidental


Nietzsche: Crítica de la Cultura Occidental

El pensamiento de Nietzsche pretende reducir a escombros la cultura occidental. Su filosofía es una “filosofía a martillazos”, utilizando la ironía mordaz y descarada, la ridiculización cruel e ingeniosa, los golpes bajos e inesperados, el insulto y la irreverencia ante todo lo sagrado. Para Nietzsche, la cultura occidental es racional y dogmática, viciada y decadente. Se opone a la vida, a los instintos, y por ello, debe ser criticada.

La Genealogía como Método de Crítica

La herramienta principal de Nietzsche para criticar todos los aspectos de la cultura occidental es la genealogía. Esta consiste en remontarse al origen olvidado de los valores culturales. Para Nietzsche, la vida humana es creación de valores, no descubrimiento. Los valores no existen per se, sino que son impuestos por el hombre. Lo que llamamos “verdad” es una mentira colectiva que todos creemos porque nos conviene. La verdad es solo una convención, una designación válida y obligatoria de las cosas. Olvidar esto nos hace creer que la verdad es objetiva, cuando en realidad es una creación convencional, una mera ilusión. “Las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son”.

Crítica a la Moral

Para Nietzsche, el error de la moral tradicional es que va en contra de la naturaleza, contra la vida. Mediante leyes, normas e imperativos, se opone a los instintos primordiales. La base filosófica de esta moral fue el platonismo, la creación de un mundo de ideas verdaderas, del cielo cristiano.

Nietzsche distingue dos tipos de moral:

  • Moral de los señores: Es la moral propia del superhombre, la que quiere la muerte de Dios.
  • Moral de los esclavos: Es la inversión de los valores: el dolor, la pequeñez, la humildad, la amabilidad, la compasión, la resignación, la paciencia. Representa la subversión de los valores que nace con el judaísmo y hereda el cristianismo.

Nietzsche observa un creciente ascenso de los valores de los débiles frente a los fuertes en la historia de la cultura occidental. El éxito de la moral de los esclavos radica en que los débiles, guiados por el instinto de conservación y no por el de vivir plenamente, han desarrollado mecanismos para sobrevivir frente a los fuertes. El débil, a diferencia del fuerte, se expande hacia dentro, explorando los campos de la inteligencia y volviéndose más astuto. La astucia de muchos débiles acaba por rendir la inocencia de los fuertes, sometiéndolos a sus valores. Nietzsche propone el superhombre, libre de toda servidumbre religiosa.

Crítica de la Filosofía

Toda la filosofía occidental arranca de la metafísica platónica, que divide la realidad en dos mundos: el sensible y el de las ideas. Esta división es, para Nietzsche, el mayor error que la filosofía pudo cometer: despreciar lo auténticamente real y ensalzar como verdadero un mundo ficticio. El único mundo real, el de los sentidos, aparece como algo malo, como causa de perdición.

Según Nietzsche, esta gran mentira ha sido el trasfondo en el que se ha movido toda la filosofía occidental. No existen las ideas platónicas. La vida es devenir, cambio, mundo sensible. El platonismo es el miedo al paso del tiempo, al devenir, al futuro; es agarrarse a una tabla de salvación por no atreverse a nadar en las aguas de la vida.

Crítica de la Religión: Dios ha Muerto

Toda religión nace del miedo, de las angustias y de las necesidades, de la impotencia que siente el hombre en sí mismo. Por lo tanto, ninguna religión ha contenido jamás ninguna verdad.

El cristianismo ha invertido los valores de la antigua Grecia y Roma, que eran valores de la vida, y ha inventado un mundo ideal, celestial, que lleva consigo una desvalorización del mundo terrenal.

Nietzsche llega al convencimiento de que la idea de Dios impide al hombre ser hombre, llegar a ser el superhombre. Por eso piensa que, para que viva el hombre, debe morir Dios. Si Dios vive, no puede vivir el hombre.

Dios no es más que una invención del hombre que le ha servido para huir de la vida y de esta tierra. Mientras exista Dios, la vida terrenal no tendrá más que un valor secundario; no un fin, sino un medio; no la patria del hombre, sino un valle de lágrimas. Mientras Dios exista, no existirá la libertad del hombre.

La muerte de Dios es la condición primordial para que el hombre se sitúe más allá del bien y del mal y sea él quien establezca el bien y el mal. Con la muerte de Dios, el hombre se libera a sí mismo. Liberado de mitos y supersticiones, se puede convertir en creador de su propio destino y, por fin, llegar a ser hombre. Se transmutan o subvierten todos los valores de la vieja humanidad para que pueda nacer el superhombre.

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