Nietzsche: Perspectiva, Nihilismo y Superhombre


Perspectiva y Verdad en Nietzsche

Nietzsche defiende la metáfora como una auténtica perspectiva, una interpretación que logra integrar diversidades. Sostiene que no existe la verdad en sí, sino solo interpretaciones y perspectivas. Las supuestas verdades de la filosofía son ilusiones compartidas, una amalgama de metáforas que han perdido su fuerza original, pero que son necesarias para el ser humano.

El criterio de Nietzsche para determinar la verdad es la vida. Lo verdadero es aquello que sirve a la vida en toda su amplitud y la engrandece. El concepto de verdad en Nietzsche está atravesado por la voluntad de poder. Contrapone la voluntad de poder a la voluntad de verdad, argumentando que la voluntad de poder puede aceptar el error si es necesario para la vida, siendo más verdadera al reconocer y aceptar el ser como devenir y multiplicidad.

La Propuesta Nietzscheana

Nihilismo y la Muerte de Dios

«Dios ha muerto» simboliza la muerte del Dios cristiano y de todo aquello que ha intentado ocupar su lugar negando la vida, la razón, el progreso, la historia y la ciencia.

Dios era el fundamento del mundo trascendental, origen de todo lo real y verdadero. Su muerte implica la desaparición del fundamento último de los valores e ideas occidentales, dejando al hombre occidental desorientado.

El nihilismo es un acontecimiento histórico, el destino de los pueblos occidentales, contra el cual Nietzsche advierte. Consiste en la constatación de que los valores de Occidente son falsos, lo que lleva a un sentimiento de sinsentido en la vida.

Tipos de Nihilismo

  • Nihilismo pasivo: Propio del hombre incapaz de asumir la muerte de Dios, viviéndola como pérdida de sentido y voluntad de nada.
  • Nihilismo activo: La muerte de Dios es una oportunidad para los espíritus libres, quienes la viven como liberación.

Voluntad de Poder y Transvaloración

La voluntad de poder es la voluntad de ser más, de vivir más, de afirmarse, de perfeccionarse y de ir más allá. En el hombre, se manifiesta como afirmación propia y despliegue vital de capacidades para ser dueño de sí mismo. También es la voluntad de crear, impulsando todas las creaciones humanas.

La afirmación de la voluntad de poder se realiza mediante la transmutación de valores. Valorar es crear, y esta es la misión del superhombre.

La posibilidad de encontrar nuevos valores surge del descubrimiento de la pluralidad de sentidos del ser y la valoración de la multiplicidad de perspectivas. Los nuevos valores abrazarán la vida total, siendo valores dionisíacos.

La transmutación de valores solo es posible tras asumir y superar el nihilismo. La humanidad no necesita a Dios para ser libre, ya que siempre lo ha sido, pues el mundo carece de leyes trascendentales.

Superhombre y Eterno Retorno

El superhombre es un ideal moral, no el hombre actual, sino lo que llegará a ser en el futuro. Su aparición se explica alegóricamente mediante tres transformaciones del espíritu:

  1. Camello: Simboliza la aceptación de obligaciones y convenciones sociales.
  2. León: Representa al nihilista que destruye activamente los valores tradicionales.
  3. Niño: Libre de prejuicios, crea su propia tabla de valores.

Los valores del superhombre se oponen a la moral cristiana, que ha domesticado al hombre, haciéndole olvidar su esencia: la voluntad de poder.

El superhombre se afirma en el devenir, convirtiendo la vida en un experimento que debe vivirse con esfuerzo y peligro. Ignora los prejuicios y verdades aceptadas, abrazando la libertad de espíritu. Nietzsche rechaza cualquier tipo de alienación.

El eterno retorno es la máxima expresión del sí a la vida. Amar la vida de tal forma que se desee repetirla eternamente, ya que todo vuelve a repetirse. Es el amor fati, que permite la superación continua.

El eterno retorno representa la fidelidad a la tierra, la inocencia del devenir y el valor de la vida y la existencia.

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