Sobre verdad y mentira en sentido extramoral
Obra en la que Nietzsche intenta desligar las nociones de verdad y de mentira, de las posibles consecuencias morales que pudieran tener una y otra (algo es verdad, con independencia de que sea bueno o malo). Con ese propósito último, Nietzsche expone en este texto muchas de las ideas directrices de su filosofía.
La filosofía, según Nietzsche, debiera ser una herramienta dirigida a descubrir la verdad y a atacar la mentira.
Y hay que entender por verdad: todo cuanto se atiene a los hechos del mundo físico, cuanto reconoce los verdaderos sentimientos que alberga el corazón humano, cuanto afirma -en definitiva- la vida.
Genealogía de la moral
Lo cierto es que la manera de pensar durante la segunda mitad del siglo XIX (en que vivía Nietzsche), parecía radicalmente contraria a la vida:
- Ocultación sistemática del cuerpo
- Retención de toda expresión de sentimientos y de deseos
- Moral muy estricta
- Valoración superior de una presunta vida tras la muerte, que de la verdadera vida.
Nietzsche se pregunta cómo ha podido llegar a establecerse semejante sistema de valores tan contrarios a la vida y, por ello mismo, tan falsos.
- La búsqueda de explicaciones a estos asuntos la realizará mediante una genealogía de la moral (título de un importante escrito); es decir, estudiando el proceso histórico por el que ciertos valores morales fueron imponiéndose a otros valores que competían.
- El veredicto de Nietzsche señala a tres culpables: el moralista Sócrates, el metafísico Platón y el líder religioso Cristo.
- Contra lo que representa cada uno de ellos desarrollará Nietzsche lo que metafóricamente denominó filosofía a martillazos.
Crítica de la moral del esclavo
Nietzsche creyó haber descubierto que en la Grecia clásica coexistían dos tipos de moral:
- La moral del héroe: identifica al ser humano con su cuerpo, abraza valores aristocráticos (fuerza, ambición, voluntad de poder), no plantea forma alguna de sobrevivir a la muerte… Tiene como símbolos al mítico Aquiles y al dios Dionisio.
- La moral del esclavo: distingue entre cuerpo y alma, e identifica al ser humano con la segunda; abraza valores comunitarios (solidaridad, modestia, pacifismo, etc.), cree en la supervivencia del alma tras la muerte… Tiene como símbolo al dios Apolo.
La tragedia clásica había constituido el ejemplo máximo de la sorprendente fusión de ambas morales:
- Los actores reflexionan (es decir, se ponen bajo el gobierno de la razón, del equilibrio, de Apolo).
- El coro contrapesa, mostrando sentimientos y deseos.
El paulatino peso al coro es síntoma de un cambio de mentalidad y del triunfo de la moral del esclavo sobre la moral del héroe.
El responsable de este suceso es Sócrates, para quien:
- El alma es la verdadera naturaleza humana.
- El cuerpo es la cárcel del alma.
- El alma es inmortal.
- Es preferible ser víctima que verdugo.
Nietzsche cree que Sócrates era un resentido contra la vida; y por eso se dejó matar sin luchar por ella. Su moral es, pues, una moral falsa; porque no ayuda a vivir, sino que, por el contrario, conduce hacia la negación de la vida como valor supremo.
Crítica de la metafísica
El pensamiento de Sócrates no hubiera triunfado tan arrolladoramente si no hubiera contado con alguien que le dio un fundamento metafísico muy poderoso. Y ese alguien fue Platón:
- La teoría de las ideas es una primera formulación metafísica de la existencia de dos mundos, el más importante de los cuales es aquel que se escapa a nuestros sentidos.
- La teoría de la reminiscencia justifica la inmortalidad del alma como única explicación de la capacidad humana de manejar ideas abstractas (conceptos universales).
Nietzsche analiza con detenimiento esa metafísica platónica y encuentra en ella al menos dos importantes defectos:
- La obsesión por la inmovilidad: todo lo inmutable es considerado como más real que cuanto es susceptible de cambio.
- La obsesión por el concepto abstracto, que en realidad es un vago reflejo de lo verdaderamente existente: la realidad concreta en el mundo material.
Para Nietzsche, todos los demás filósofos no harán sino buscar otros modos de llevar a cabo el mismo propósito platónico: fundamentar filosóficamente la supremacía de la moral del esclavo. Sólo escapa a esa crítica Heráclito; porque sólo él defendió que nada permanece y que todo cambia.
Crítica de la religión
Aun siendo muy poderosa racionalmente, la metafísica platónica nunca hubiera triunfado entre la masa si no hubiera recibido un inesperado apoyo: el cristianismo.
Para Nietzsche, la religión cristiana no es sino una metafísica para iletrados; un platonismo para gente incapaz de comprender discursos filosóficos, pero sensible a los mitos.
La falsedad de la religión ha sido mostrada por la historia, desde la irrupción del Renacimiento.
- Hasta ese momento (es decir, durante la Edad Media), Dios estaba omnipresente en la moral, la política, la ciencia, etc.
- Desde esos momentos, irá perdiendo protagonismo paulatinamente.
Nietzsche profetiza que “Dios ha muerto y nosotros somos sus asesinos”; porque si un día tuvo peso en la vida del hombre occidental, hoy todos viven ajenos a Él.
Nihilismo y superhombre
La muerte de Dios deja sin soporte la moral del esclavo; es decir, el ser humano se ve sumergido en el nihilismo: la falta de creencias y valores.
Pero ese estado no puede ser perpetuo. Se impone fundar una nueva moral que, ahora sí, sea verdadera; es decir, que sea conforme con la vida.
La nueva moral que propone Nietzsche gira en torno a dos conceptos: superhombre y eterno retorno.
- Todo ser humano debe aspirar a constituirse en superhombre; es decir, en alguien que ama por encima de todo la vida y que ejerce sin restricciones su voluntad de poder. En él no hay cabida para los remordimientos derivados de los valores de la moral del esclavo.
- La señal inequívoca del superhombre es su ansia de eterno retorno: ama tanto la vida, que desearía que todo cuanto en ella le ha acontecido se volviera a repetir eternamente y sin cambios (aun cuando sabe que ese deseo nunca será satisfecho).