Novela existencial de los años 40


EL Modernismo ,Se denomina así al movimiento literario nacido en Hispanoamérica en el último cuarto del siglo XIX y difundido por España por Rubén Darío. En su proceso de formación influyeron decisivamente dos movimientos artísticos de origen francés: el parnasianismo (retorno de temas mitológicos y la defensa de “el arte por el arte”) y el simbolismo (atribución de significados subjetivos a colores, formas, seres, etc.). El auge del Modernismo fue breve y puede considerarse acabado hacia 1915, pero su importancia fue decisiva para la evolución de la poesía española pues supuso una renovación total. El Modernismo fue, sobre todo, un movimiento poético aunque también se cultivó la novela, el cuento y el teatro. En cuanto a los temas se distinguen dos líneas principales, la que trata de asuntos del pasado o exóticos y la que da lugar a la expresión de la intimidad del poeta y en ambos es perceptible la huella del Romanticismo. La primera, la línea escapista es la más representativa, los ámbitos en que se refugia el poeta modernista en busca de la belleza son lugares exóticos y épocas antiguas. Se construyen palacios, jardines, pagodas, como si fueran decorados por los que desfilan caballeros, princesas, guerreros legendarios, cisnes, ninfas y centauros. No hay límite geográfico, Japón o París, Chile o Grecia tienen cabida en el poema si permite la ambientación de algo hermoso. El erotismo y las conductas amorales aparecen con frecuencia, como muestra del espíritu rebelde y antiburgués que late en el fondo de la actitud modernista.

La línea intimista trasluce el mal estar del poeta con lo que le rodea. El amor y el mundo son vistos con ojos melancólicos. Hay un deseo de plenitud que resulta irrealizable. En los poemas esta nostalgia y desasosiego se enmarcan en paisajes otoñales o despoblados, jardines crepusculares (el atardecer), de clara raíz ROMántica. Los poetas modernistas explotan todas las posibilidades del idioma en buscar lo estético. El color es fundamental y la adjetivación cromática recorre todas las gamas. El poeta modernista se sirve de un léxico muy rico (neologismos, cultismo, etc.) para crear sonoridad.

La musicalidad del verso es otro instrumento que se acomoda a los temas y palabras. Se encuentran al frente de las composiciones. El sentido musical viene dado por la habilidad en el uso de la métrica. Los modernistas se inclinan por el alejandrino, dodecasílabo o eneasílabo, poco usadas hasta entonces. Los cuidados esquemas acentuales proporcionan el ritmo musical al poema.


En España se puede considerar como propulsor del movimiento a Salvador Rueda. Pero las figuras más importantes de la poesía modernista son Antonio Machado Soledades, Galerías y Otros poemas, y Juan Ramón Jiménez Arias tristes, Jardines Lejanos y La Soledad Sonora. Aunque ambos evolucionarán alejándose del Modernismo. En estos dos autores y algún otro como Manuel Machado y Eduardo Marquina, la poesía adquiere un tono más intimista y se expresa con modos más cercanos al simbolismo. En cuanto a la narrativa y al teatro hemos de destacar las Sonatas de Valle Inclán, y en la corriente denominada teatro político la obra de Eduardo Marquina, Las hijas del Cid.

LA GENERACIÓN DEL 98 :


Aunque los primeros años del Siglo XX continúan las tendencias narrativas de finales el Siglo XIX, es en esta época cuando se da la reacción contra el Realismo y el Naturalismo. En los jóvenes novelistas se observa una voluntad de renovación. Dos circunstancias provocan la irrupción de estos autores en el panorama intelectual y literario: 1-el ambiente de crisis política, económica y moral que se vivía a finales del Siglo XIX, agudizado por la pérdida de las últimas colonias en 1898, año que da nombre a la generación y 2-el agotamiento de temas y formas de la literatura del siglo anterior. Por ello, los escritores del 98, entre los que se incluye a Unamuno, Azorín, Baroja y parte de la obra de Antonio Machado y de Valle Inclán, manifiestan su protesta contra las costumbres decadentes del a sociedad española y proponen una reforma total en las conductas sociales y morales de los españoles. Además, defienden el subjetivismo, la visión personal de las cosas, frente a la fiel reproducción de la realidad que pretendían los autores del XIX. Los temas predominantes son: A) Tema de España; enfocado desde una visión subjetiva e individualista, aunque en todos los autores hay un objetivo, el descubrimiento del alma de España y ello por medio de tres elementos: El paisaje: el de Castilla en especial, en el que se descubren el espíritu austero y sobrio del hombre castellano. La historia: pero no de los grandes acontecimientos políticos o bélicos, sino la historia del hombre anónimo, la de la vida cotidiana, a la que Unamuno llamó intrahistoria. La literatura: volviendo a los autores medievales como Berceo, Rojas o Manrique, y a los clásicos olvidados como Góngora o Gracián. Especial interés por Cervantes y El Quijote y así como por Larra.


B) Tema existencial que abarca desde la preocupación por el sentido de la vida hasta los problemas de carácter religioso, pasando por conflictos psicológicos del ser humano. Las distintas actitudes ante estos temas difieren de unos autores a otros. Angustia y obsesión por el deseo de inmortalidad en Unamuno; Preocupación por la caducidad de lo terrenal en Azorín; o incredulidad religiosa en Baroja. La técnica estilística y literaria también se vio afectada por el talante reformador. El aspecto más carácterístico es el rechazo de la expresión retórica y grandilocuente. Todos los autores tienen la necesidad de un retorno a lo sencillo y claro, pero sin perder la fuerza expresiva. Tienden a la precisión léxica, a la elección de la palabra justa. Muchas veces buscan vocablos extraños por su sabor local o arcaizante (terruñeras). El léxico se impregna de valoraciones subjetivas que revelan sus sentimientos íntimos. En cuanto a las construcciones sintácticas, evitan las oraciones excesivamente completas debido a esa tendencia a la sencillez. De ahí que proliferen las oraciones simples o, en todo caso, la yuxtaposición.

Los rasgos que caracterizan al grupo del 98 son los siguientes:

· Los antecedentes del grupo, por su actitud crítica ante el presente, se encuentran en pensadores más que en corrientes literarias: los ilustrados, Larra, los liberales reformistas o regeneracionistas de finales del Siglo XIX y los krausistas. 

· La actitud ética es un rasgo carácterístico del grupo, y que diferencia a estos autores de los modernistas. El compromiso y la preocupación por los problemas sociales y culturales les conduce a la reflexión sobre la sociedad española.

El género preferido del grupo es el ensayo y la novela, y les preocupa lograr un estilo personal, alejado de la afectación y el adorno pomposo.

En la actualidad, se suele incluir en el Grupo del 98 a Unamuno, Azorín, Baroja y Maetzu. Más polémica resulta la adscripción de Antonio Machado y Valle-Inclán.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *