Novela existencialista


TEMA 5: LA NARRATIVA DESDE 1939 HASTA 1974: TENDENCIAS, AUTORES Y OBRAS MÁS IMPORTANTES

La Guerra Civil española y los años de plomiza represión, aislamiento internacional y miseria que la sucedieron sumíó al país en una grave depresión económica, política y cultural. En este ambiente, la vida intelectual se rehízo con lentitud y con el sesgo que impónía la vigilancia permanente del régimen y su férrea censura previa. El mundo de la cultura y libros estuvieron siempre bajo sospecha hasta el cambio de sistema político a finales de los setenta. 

Las etapas históricas se correlacionan con diferentes modos de creación novelesca. Los mejores novelistas como Valle Inclán y Unamuno habían muerto, y Azorín y Pío Baroja siguen publicando. Se volverá a un Realismo costumbrista.

La prosa del exilio

En su producción destaca la trágica memoria de la guerra y la amarga vivencia del exilio. Tendencia realista y social. Destacan Max Aub con Campo Cerrado,
Francisco Ayala con Muertes de perro, Rosa Chacel con Memorias de Leticia Valle y Ramón J.Sender con La aventura equinoccial de Lope de Aguirre

La novela en la España de la posguerra. Los años 40

Durante los años cuarenta, España se caracterizó por la represión política, el aislamiento internacional y la precariedad económica. Se publican novelas triunfalistas (relatan el conflicto desde la perspectiva de los vencedores) y las novelas de evasión (asuntos sentimentales). Aunque en esta época destacan las novelas de corte existencialista en las que se describe una realidad crítica y dolorida de España. Dos novelas:
La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela, iniciando el tremendismo (se destacan los aspectos más crudos de la realidad), y la novela existencialista (pretende expresar la conflictiva sociedad de su época sin denunciar sus causas políticas y económicas). En ella destaca Nada, la novela más existencialista escrita por Carmen Laforet. Miguel Delibes ganó el premio nadal con La sombra del ciprés es alargada y Álvaro Cunqueiro escribíó una voz distinta.

La novela: el Realismo social. 1951-1962

Va a surgir en España la “Generación del medio siglo”, mediante la cual los miembros que la integran pretenden denunciar la situación social con el objetivo de que la gente tome conciencia de las injusticias y desigualdades. Son años en los que se inicia en España una apertura exterior y un mayor desarrollo económico. Esta novela social, opta por el objetivismo, mediante el uso del narrador oculto, un diálogo que refleja el habla coloquial, un protagonista colectivo, y una condensación espacial y temporal, pocos lugares y pocos días.


La obra carácterística de esta época es La Colmena de Camilo José Cela. En ella introduce innovaciones como la ausencia de un final preciso y la técnica caleidoscópica en la que la novela se encuentra dividida en secuencias o fragmentos autónomos. También podemos destacar obras como Los Santos inocentes o El camino de Miguel Delibes, quien relata como nadie el mundo rural con su carácterístico estilo sobrio y sencillo, y El Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio, en la que se introduce una técnica radiofónica, que consiste en reproducir conversaciones como si se hubiesen instalado una serie de cámaras en la novela. Sobresalen otros autores como Juan Goytisolo, con Juegos de manos o Ignacio Aldecoa con El fulgor y la sangre;
Cramen Laforet, con Entre Visillos;
Ana María Matute, con Los de Abel, etc, todos ellos reflejan diferentes aspectos de la sociedad de su tiempo, en la que los personajes son los protagonistas individuales que representan una clase social.

Renovación y experimentación. La novela española desde 1962 a 1975

En los años sesenta, se pone en cuestión la novela social como medio para cambiar las condiciones sociopolíticas del franquismo. La sociedad española irá experimentando una importante transformación debido a la industrialización, al turismo y a que se suaviza la censura, lo cual provocará una apertura a la influencia exterior, surgiendo así la novela estructural, cuyo objetivo es el de indagar en la personalidad del individuo a través de su conciencia y su contexto social. La novela también se moderniza y deja entrar las grandes aportaciones de novelistas extranjeros que se caracterizan principalmente por la innovación narrativa por medio del uso del narrador cambiante, la secuencia cronológica, el juego con la división del relato, la menor importancia del contenido, los personajes conflictivos y la inserción de collages.

La obra más carácterística de estos años fue Tiempo de silencio de Luis Martín Santos, con un contenido social, pero a su vez, con un carácter innovador mediante la revisión intelectual de la realidad y la renovación de las técnicas narrativas. Otros autores significativos continuadores de esta línea renovadora son primeramente Camilo José Cela con su obra San Camilo,
Miguel Delibes con obras como Cinco horas con Mario, que destaca por la técnica del monólogo, seguido de Gonzalo Torrente Ballester con Los gozos y las sombras, Carmen Martín Gaite con Retahílas, a su vez Juan Goytisolo con la publicación de Señas de identidad, al igual que Juan Benet con su obra Volverá a Regíón y finalmente Juan Marsé con Últimas tardes con Teresa.

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