Uno de los acontecimientos más importantes en la historia de la literatura española se produjo en 1526, cuando el embajador italiano Andrea Navagero convencíó al poeta Juan Boscán para que utilizara la métrica y convenciones de la poesía petrarquista en español. Boscán influyó a su vez en su amigo Garcilaso de la Vega. A partir de ahí se considera que comienza la poesía renacentista en español.El Renacimiento supuso una verdadera revolución literaria, artística y filosófica. Este movimiento cultural, nacido en Italia ya en el siglo XIV, reivindicó la cultura clásica grecorromana. Por su influencia, el modelo teocéntrico de la Edad Media cambiará progresivamente hacia un modelo antropocéntrico.
Se reivindica en consecuencia el placer de vivir y, con ello, la belleza. El idealismo, relacionado con la filosofía de Platón, será la filosofía predominante. La influencia antigua marcará la literatura principalmente a través de la mitología y de los tópicos y subgéneros clásicos. Se notará, sobre todo en poesía, el conocimiento de Ovidio (del que se recogen numerosos mitos), Virgilio (por los ambientes pastoriles) y Horacio (por tópicos como el carpe diem o el beatus ille). Además, los poetas españoles recogerán la influencia italiana, sobre todo de Petrarca, tanto en la métrica (presencia del endecasílabo, del soneto, tercetos encadenados…) como en los temas (principalmente el amor, entendido de un modo más sensual que el amor cortés).
Garcilaso de la Vega es el primer poeta que desarrolla la influencia clásica e italiana en España de un modo plenamente renacentista. Soldado y noble, además de poeta, su obra evoluciónó a partir de la influencia en primer lugar del poeta valenciano Ausiàs March y, posteriormente, de Petrarca. La estancia de Garcilaso en Italia fue determinante en su evolución poética. Garcilaso escribíó 40 sonetos y varios poemas más de géneros clásicos (odas, elegías, epístolas) e italianos (canciones), además de sus tres importantes “Églogas”. Renovó absolutamente la métrica española, empleando los modelos italianos, y creando incluso estrofas nuevas como la lira. Sus églogas, especialmente la primera y la tercera, son una de las cumbres de la poesía española. Garcilaso emplea un lenguaje elegante, de ligera melancolía. El tema amoroso es el más frecuente, de tal manera que parece imitar a Petrarca en la creación de un supuesto cancionero que expresa la historia sentimental en vida y en muerte de la amada.La poesía española después de Garcilaso ya no fue la misma. Garcilaso se convirtió en modelo y referencia para todos los poetas españoles posteriores en los siglos XVI, XVII y XVIII. El endecasílabo fue el verso culto por excelencia y el soneto uno de los poemas más queridos por los poetas. Durante la segunda mitad del Siglo XVI, los cambios debidos al reinado de Felipe II y la Contrarreforma produjeron un desarrollo considerable de la poesía religiosa.
Fray Luis de León utilizó las liras que Garcilaso había inventado en poemas de notable influencia horaciana, en los que recoge, entre otros, el tema del beatus ille. Su ideal de Áurea mediocritas como modelo de vida es también de origen clásico. También en la poesía religiosa destaca San Juan de la Cruz.
Su poesía, de extraordinaria importancia a pesar de su brevedad, recoge el tema místico de la uníón con Dios, en parte influido por Santa Teresa de Jesús. Realizó poemas en octosílabos y con métrica italiana. Estos últimos (como la “Noche oscura del alma” o el “Cántico espiritual”) son sobresalientes; por su temática compleja –que el poeta identifica con una experiencia amorosa-, San Juan de la Cruz escribíó obras en prosa explicándolos.La poesía no religiosa en la segunda mitad del Siglo XVI fue evolucionando hacia una mayor complejidad que ya puede apreciarse en poetas como Fernando de Herrera. A finales del siglo, una nueva generación de poetas prosigue con la influencia garcilasista, pero también empiezan a utilizar modelos de la poesía popular, como los villancicos (que desarrollarán en una forma llamada “letrilla”) y los romances (en lo que será el romancero nuevo). La complejidad cada vez mayor de la poesía llegará a su culminación en el Siglo XVII (el Barroco)
, que busca una mayor artificiosidad tanto en sus recursos –que exageran el embellecimiento del poema- como en sus contenidos –para lo que emplean a menudo el juego de palabras, que pretende decir mucho en poco espacio; este recurso fue conocido como “conceptismo”-. Además, los poetas procuran alejarse cada vez más del gusto popular a través del cultismo.
Lope de Vega fue uno de los poetas principales del Siglo XVII. En su muy abundante obra poética hay ejemplos tanto de poesía neopopular como de garcilasista, en los que recogíó con frecuencia las circunstancias de su agitada vida personal. El poeta más polémico del Barroco español fue, sin embargo, Luis de Góngora, quien evoluciónó progresivamente hacia un tipo de poesía que fue conocida como “culterana”. Góngora imitó la gramática latina, empleando así numerosos y extremos hipérbatos en su poesía. Esto, junto a sus abundantísimas metáforas, oscurece a menudo la comprensión de sus poemas. Además de sonetos, letrillas, romances, Góngora escribíó una extraordinaria “Fábula de Polifemo y Galatea” y unas incompletas “Soledades”, donde da rienda suelta a su complejo estilo.
Francisco de Quevedo fue el principal rival y detractor de la poesía de Góngora. Aunque su poesía también es notablemente difícil, el recurso preferido de Quevedo es el conceptismo. Autor de poemas en todos los géneros y métricas propios de su época, Quevedo es un extraordinario autor de sonetos, en los que además de los temas burlesco y amoroso recoge también una reflexión amarga sobre el paso del tiempo.
En la narrativa, el Renacimiento, por su idealismo, no supuso un cambio radical con respecto al Siglo XV. El tema amoroso sigue siendo el favorito de los lectores junto a las aventuras. La expansión de la imprenta facilitó que algunas obras llegaran a un público mucho más amplio que en la Edad Media. El género de moda fue el de caballerías, gracias al éxito del Amadís de Gaula. La calidad de estas obras, sin embargo, fue decayendo a medida que avanzaba el siglo, debido a la búsqueda de sorprender a los lectores con argumentos cada vez más confusos y fantásticos. Esta decadencia animaría finalmente a Cervantes a realizar con el Quijote una parodia del género.Una de las novedades más importantes del Renacimiento fue el género de la novela pastoril, inspirado en la literatura bucólica grecolatina e italiana. Sus protagonistas son pastores idealizados, cuyos únicos problemas son los amorosos. Los textos se ambientan en una naturaleza idílica. La obra más importante es La Diana, de Jorge de Montemayor. En la misma línea idealizada, algunas obras, como el anónimo Historia del Abencerraje, tendrán como protagonistas a personajes musulmanes, caracterizados por su exquisita caballerosidad. El amor también aquí es el tema prioritario.La obra más revolucionaria del Siglo XVI es la Vida de Lázaro de Tormes.
Esta obra, probablemente de mediados del siglo, aparece en un momento en que el idealismo renacentista parece en crisis. El Realismo de la obra, que se atreverá a realizar una mordaz crítica social y religiosa, llamará profundamente la atención y sentará las bases de la novela moderna. El narrador, en 1ª persona, es el propio Lázaro, que, lejos de identificarse con los caballeros de la literatura anterior, es un auténtico “antihéroe”. Lázaro, de familia muy humilde, cuenta en forma de carta su autobiografía, que dirige a un “vuestra merced” que, al parecer, le ha preguntado por un acontecimiento de su vida, “el caso”. Desde su nacimiento hasta su juventud, Lázaro ha experimentado diversos fracasos y sufrimientos. En su vida ha pasado por diversos amos, entre los que destacan los tres primeros: un ciego, un clérigo y un hidalgo. Con cada uno de ellos, el protagonista pasará penurias, especialmente hambre, y aprenderá a apañárselas solo gracias a la mentira y la astucia. Esta circunstancia dio pie a considerar el libro como el primero del que posteriormente será llamado género picaresco. Probablemente la dureza crítica del libro, que utiliza una ironía intensa, es el motivo de su anonimato. Su verosimilitud y estructura, así como la evolución del personaje son grandes novedades del Lazarillo, que, aunque fue parcialmente expurgado, se convirtió rápidamente en un clásico. El Siglo XVII, más realista y amargo que el XVI, supuso una decadencia de los subgéneros idealistas y un esplendor de la picaresca.
A comienzos del siglo, Mateo Alemán publicó el Guzmán de Alfarache, una extensa obra protagonizada por un delincuente que escribe los detalles de su vida. Aunque claramente inspirada por el Lazarillo, es una obra mucho más amarga y compleja. Francisco de Quevedo, por su parte, imitó también el Lazarillo, en su Vida del buscón, una obra profundamente barroca en su estilo difícil y en su ideología contrarreformista. Quevedo realiza un enorme esfuerzo verbal para contar, también en 1ª persona, la vida de su protagonista, que avanza en episodios humorísticos y, frecuentemente, crueles.El Barroco destacó también por la aparición del género del relato o novela corta, de ambiente urbano y argumentos enrevesados. Destacaron autores como María de Zayas.
También aparecíó la novela alegórica, de asunto moral. Sus personajes son utilizados para representar la ideología del autor. Algunos libros de este tipo son El diablo Cojuelo, de Vélez de Guevara, o Los sueños, de Quevedo. El autor más importante dentro de este apartado, sin embargo, fue Baltasar Gracián, quien utiliza la literatura para manifestar sus ideas de una manera claramente conceptista (fue, de hecho, uno de los principales teóricos del conceptismo Barroco). Su obra maestra es el Criticón, una compleja obra alegórica que expresa la evolución de su protagonista hacia la sabiduría.
Miguel de Cervantes Saavedra nacíó, probablemente en Alcalá de Henares, en 1547. Tras herir en un duelo a un hombre, es buscado por la justicia, por lo que huye a Italia. Allí acaba formando parte del ejército que combatirá en la batalla de Lepanto, en 1571, donde es herido y pierde la movilidad de la mano izquierda. En 1575, de regreso a España, su embarcación es atacada por piratas, que lo llevan preso a Argel. Allí pasa cinco años, en los que sus intentos de escapar fracasan. Finalmente, es rescatado y regresa. Intenta, sin éxito, dedicarse a la vida literaria. Se ve obligado a trabajar como recaudador de impuestos, lo que le permite viajar especialmente por Andalucía y La Mancha. Como consecuencia de irregularidades en su trabajo, pasa un tiempo en prisión, donde quizá comienza la redacción del Quijote, que publica finamente en 1605, con cierto éxito, lo que le permitirá vivir de la literatura en sus últimos años, en los que publica la mayor parte de su obra. Muere en Madrid el 22 de Abril de 1616.Cervantes escribíó un libro de poesía y varias obras teatrales. En teatro, destaca una tragedia (La Numancia) y, sobre todo, sus ocho entremeses, piezas cortas y humorísticas, entre las que destaca, por ejemplo, El retablo de las maravillas.La fama, sin embargo, le llegó gracias a la narrativa.
Cervantes fue buen conocedor de la narrativa de su época, de la que practicó diversos subgéneros. Así, por ejemplo, su primera novela, La Galatea, es una novela pastoril en la tradición de la Diana. Aunque tuvo poco éxito, Cervantes prometíó reiteradamente una continuación que no llegó a escribir. El subgénero de la novela corta, de origen italiano, fue el que Cervantes desarrolló en las Novelas ejemplares.
Este libro está compuesto por 12 novelas breves, de gran variedad temática y notable originalidad. Algunas de las novelas son más idealistas, a la manera renacentista (La gitanilla), y otras son más realistas, a la manera barroca (Rinconete y Cortadillo; El coloquio de los perros).Cervantes muere pocos días después de concluir precipitadamente su última novela:
Los trabajos de Persiles y Sigismunda, que pertenece al género de la novela bizantina. En esta obra, se cuenta el viaje de dos amantes, que sufren continuas separaciones y reencuentros.
Don Quijote de la Manchaes la obra que dio la fama a Cervantes. Aunque en su época fuera vista como una obra humorística, parodia de los libros de caballerías, posteriormente se han ido descubrimiento diversos valores de la obra, que la convierten en una de las más profundas de la literatura universal. En 1605 se publica la primera parte, con el título de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.
El libro narra cómo un hidalgo manchego llamado Alonso Quijano enloquece por la lectura de los libros de caballerías. Su locura consiste en confundir esos libros con historias verdaderas y, por tanto, identificar la realidad con la ficción caballeresca. Por ese motivo, decide convertirse en caballero andante, cambiando su nombre y vistiendo armaduras viejas. Tras una primera salida en la que fingidamente es ordenado caballero en una venta que él imagina castillo, es apaleado y le llevan a su casa. Tras recuperarse, vuelve a salir, pero esta vez con un “escudero”: Sancho Panza, al que convence con la promesa de hacerle gobernador de una ínsula. Viven variadas aventuras, en general con final desastroso, y se cruzan con distintos personajes hasta que supuestamente hechizado, Don Quijote es llevado de vuelta a casa.Esta primera parte se caracteriza por la presencia de diversos episodios intercalados o digresiones, en las que Cervantes practica las diferentes narrativas de su época. Es especialmente interesante, por otro lado, el recurso al “manuscrito encontrado”. El narrador asegura haber encontrado la historia de Don Quijote escrita por un historiador árabe (Cide Hamete Benengeli), y manda traducirlo. Esa traducción, teóricamente, sería la mayor parte de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. En 1614, un misterioso Avellaneda publica una segunda parte de Don Quijote de la Mancha, en que los personajes protagonistas viajan hasta Zaragoza, donde participan en unas justas. Cervantes, por esa época, está escribiendo su propia continuación, que acelera modificando el argumento para dejar en evidencia la obra de Avellaneda. Así, en 1615, publica El ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha.
En esta parte, Don Quijote, tras descubrir que su historia ha sido escrita, se anima a continuar sus aventuras con Sancho Panza. Se produce, así, la tercera salida. La diferencia más interesante con respecto a la primera parte tiene que ver con la locura de Don Quijote, que ya no cambia la realidad; serán los demás los que la cambien (así, Sancho Panza, con Aldonza Lorenzo; o los duques, que fingen un mundo de ficción para Sancho Panza y Don Quijote). Don Quijote y Sancho viajan hasta llegar a Barcelona. Allí, en la playa, Don Quijote es derrotado por un caballero (el bachiller Sansón Carrasco disfrazado) y obligado a regresar a su hogar. Allí morirá finalmente, desengañado de sus fantasías, a pesar de que Sancho Panza le anima a continuar con ellas. Esta evolución de los personajes (se ha hablado de “quijotización” de Sancho, y “sanchificación” de Don Quijote) es uno de los aspectos más interesantes del libro. También suele destacarse el brillante esfuerzo de Cervantes por crear la verosimilitud de su historia, tanto en el choque entre realidad y ficción como en el recurso del manuscrito encontrado o del libro dentro del libro. Aunque quizá la intención original del libro fuera la parodia de los libros de caballerías (ridiculización de los personajes, adaptación fracasada de lo fantástico al mundo real…), es evidente que hay mucho más. A menudo se ha insistido en el enfrentamiento entre el idealismo y el Realismo; parece que Cervantes nos manifiesta el desengaño de la visión idealista del mundo, lo que a su vez encaja con la evolución del Renacimiento al Barroco. Este enfrentamiento entre lo ideal y lo real puede verse como una descripción del alma humana (y a veces se ha señalado también como una carácterística de lo propiamente español). El Quijote ha pervivido como un gran clásico. Literariamente, además, se convirtió en el modelo de la posterior novela moderna, que triunfaría durante siglos.
Durante el Siglo XVI, el teatro español se vio en un primer momento marcado por las corrientes cortesanas del siglo anterior, que, progresivamente fueron recibiendo además la influencia clásica. El autor más importante del siglo fue el portugués Gil Vicente.
Por otro lado, adquiere gran importancia el teatro popular, de obras breves y cómicas. Aquí destacó sobre todo Lope de Rueda con sus Pasos. A finales del Siglo XVI, el teatro se convierte en el género de mayor éxito. A las representaciones teatrales asiste un público muy amplio y variado. Poco a poco se generaliza como espacio para la representación el corral de comedias.
En su escenario se desarrolla la comedia junto a diversas piezas breves al principio, al final y en los entreactos (loa, entremés, baile). La obra principal o “comedia” tuvo unas carácterísticas bastante definidas que surgen a partir del Arte nuevo de hacer comedias de Lope de Vega, modelo para el resto de autores del Barroco. La “comedia nueva” se caracteriza por la ruptura de las tradicionales unidades teatrales de lugar, tiempo y acción. La obra se estructura en tres actos, llamados habitualmente “jornadas”, y en ella se mezclan aspectos cómicos y trágicos (tragicomedia), generalmente gracias a la presencia de diversos personajes –casi siempre prototípicos, como el gracioso, el galán, la dama, etc.-, a menudo con variedad de lenguajes. La variedad se consigue también gracias a la presencia de distintas estructuras métricas (polimetría). Los temas son igualmente variados, aunque el amor (muy a menudo en forma de enredo amoroso) y la honra son dos de los más repetidos.La importancia de este tipo de teatro ha llevado a considerarlo como nuestro teatro clásico.Fue Lope de Vega el principal renovador del teatro español. Autor muy prolífico, tuvo un enorme éxito con sus obras. Estas pueden clasificarse genéricamente desde las comedias (como El perro del hortelano o La dama boba) hasta la tragedia (El castigo sin venganza, El caballero de Olmedo), pasando por las tragicomedias (Fuenteovejuna). Lope de Vega es un autor de gran flexibilidad, de verso ágil y acciones muy dinámicas. En sus obras se realiza una clara defensa del orden establecido por la monarquía y la religión.A partir de Lope de Vega, todos los autores teatrales (incluido Cervantes en sus Entremeses) se dejan influir por él. Uno de sus seguidores más importantes fue Tirso de Molina.
Este autor se caracteriza por incluir en algunas de sus obras un conflicto de carácter teológico. Es lo que ocurre, por ejemplo, en El condenado por desconfiado y en su obra más famosa: El burlador de Sevilla. Esta obra, protagonizada por don Juan Tenorio, presenta el conflicto del seductor que abandona sistemáticamente a sus amantes tras seducirlas. Este asunto se une al del convidado de piedra, la estatua de uno de los asesinados por don Juan, que acaba llevándole al infierno. El castigo divino se debe al nulo arrepentimiento del seductor, y responde a la moral de la época.
Pedro Calderón de la Barca comenzó su carrera literaria como seguidor del teatro de Lope de Vega, pero pronto dio muestras de su extraordinaria personalidad. Escribíó obras breves, entre las que destacan los autos sacramentales; este subgénero teatral se representaba específicamente en la festividad del Corpus y en él se exaltaba alegóricamente el sacramento de la eucaristía; a pesar de lo específico del tema, Calderón consiguió crear obras de gran profundidad e interés, como, por ejemplo, El gran teatro del mundo. En cuanto a las obras extensas, es notable la variedad temática, desde comedias de enredo, mitológicas, sobre el honor (El alcalde de Zalamea) y filosóficas (La vida es sueño). La vida es sueño es considerada la principal obra maestra de este autor. En ella se aborda el tema del libre albedrío a partir de la historia del príncipe Segismundo, quien fue preso nada más nacer por culpa de la profecía que lo situaba en un futuro como un mal rey. Calderón de la Barca destaca por su mayor profundidad e intelectualismo que Lope, además de por un lenguaje más Barroco y complejo. Su obra fue muy reivindicada durante el Romanticismo.