Panorama de la literatura española anterior a 1939: novela y teatro


La novela anterior a 1939

La narrativa anterior a 1939 presenta tres generaciones: la Generación del 98, el Novecentismo y la Generación del 27.

La novela de la Generación del 98

En 1902 publican en España autores significativos como Azorín, Unamuno, Baroja y Valle-Inclán, quienes inician un camino marcado por los siguientes rasgos:

  1. Denuncia de los males de España: el caciquismo, el hambre y la ignorancia.
  2. Pesimismo ante la situación histórica (el desastre colonial de 1898) y ante el desmoronamiento de los valores sociales y espirituales.
  3. Influencia de la filosofía: los planteamientos existencialistas de Kierkegaard y Schopenhauer (el escepticismo, la vida como algo absurdo y carente de sentido).
  4. El dolor de España y Castilla como profundo símbolo de patriotismo casticista.
  5. Renovación estética o del estilo mediante:
    • El subjetivismo o antirrealismo: no se persigue, como en la estética realista, la reproducción exacta de la realidad, sino la expresión de la realidad interior.
    • Concepción totalizadora: la novela es un género multiforme, en el que tienen cabida también la reflexión filosófica, el ensayo, el lirismo… (Azorín habla de ‘novela permeable’).
Unamuno (1864-1936)

Unamuno acuñó el término «nivolas». Se sirvió de la novela para dejar testimonio de su intimidad agónica, para la reflexión sobre sus ideas obsesivas sobre la religión, la vida, la muerte y la propia conciencia. Para ello interviene en el relato, dialoga con sus personajes, los convierte en símbolos, interpela al lector…

Novelas más importantes:

  • En 1914 publica Niebla, sin duda, su mejor novela. Lo que más sorprende al lector de esta obra es la utilización del conocido juego vida-literatura: Augusto Pérez, el protagonista, se enfrenta con su creador en un ambiente de confusión entre lo que es verdad y lo que es ficción.
  • Abel Sánchez (1917): Unamuno también se sintió atraído por el tema de la lucha entre hermanos, por la historia bíblica de Caín y Abel. Este motivo fratricida sirve de base a esta novela.
  • La tía Tula (1921).
  • San Manuel Bueno, mártir (1930): aparecen todos los motivos recurrentes en sus novelas anteriores: la lucha agónica del individuo, el creer y el aparentar creer, la soledad, los problemas de la fe, la vida como sueño… Cuenta la historia de un cura que ha perdido la fe, pero aparenta tenerla para que sus feligreses mantengan intactas sus creencias religiosas.
Valle-Inclán (1866-1936)

Dos estilos definen la obra de Valle: modernismo y esperpento.

Los años iniciales están marcados por la tendencia modernista y representados por las cuatro Sonatas, subtituladas “Memorias del Marqués de Bradomín”: Sonata de otoño (1902), Sonata de estío (1905), Sonata de primavera (1904) y Sonata de invierno (1905); supuestas memorias del Marqués de Bradomín, una especie de donjuán, «feo, católico y sentimental». De esta primera época también es la trilogía de La guerra carlista (1908-1909), que narra episodios de la última guerra carlista de España.

Entre las obras marcadas por el esperpento destaca Tirano Banderas (1926), una de las mejores novelas de la primera mitad del siglo XX. Por último, las tres novelas del Ruedo ibérico (1927-1932) reflejan la historia y vida de España desde el reinado de Isabel II hasta el desastre del 98.

Azorín (1873-1967)

En las novelas de Azorín (José Martínez Ruiz) la narración se fragmenta en instantáneas que congelan el tiempo y captan la impresión del instante. Ejemplo de novela impresionista son La voluntad, Antonio Azorín, Confesiones de un pequeño filósofo.

Más tarde escribe Don Juan (1922) y Doña Inés (1925), donde describe minuciosamente el ambiente y la sensibilidad de los personajes.

Pío Baroja (1872-1956)

Sus novelas se caracterizan por:

  1. Estar centradas en un personaje (activo y dominador o pasivo y sin voluntad).
  2. Acción y diálogos abundantes.
  3. Marcada presencia del narrador a través de comentarios y reflexiones.
  4. Descripciones impresionistas a base de pinceladas o unos pocos detalles físicos y psicológicos.
  5. Cierto desaliño expresivo (exagerado por los críticos).

Su producción narrativa se suele organizar en grupos de tres novelas (trilogías) que siguen un tema común. En estos relatos, el autor parte de una observación de la realidad en muy variadas manifestaciones:

  • Primera etapa (1900-1912):
    • Trilogías:
      1. La lucha por la vida (La busca, Mala hierba, Aurora roja).
      2. La tierra vasca (La casa de Aizgorri, El mayorazgo de Labraz, Zalacaín el aventurero).
      3. La raza (La dama errante, La ciudad de la niebla, El árbol de la ciencia).
      4. El mar (Las inquietudes de Shanti Andía, El laberinto de las sirenas, Los pilotos de altura).
  • Segunda etapa (1913-1936): Memorias de un hombre de acción (serie de novelas sobre Avinareta).
  • Tercera etapa (1939-1956): Desde la última vuelta del camino (memorias).

El teatro español anterior a 1939

A finales del siglo XIX, las obras más representadas eran las de «alta comedia» de Echegaray y sus seguidores. Melodramas que buscaban la emoción del espectador mediante golpes de efecto y la truculencia de las escenas. Los gustos del público y el escaso interés de los empresarios impedían cualquier intento renovador.

Perviviron en el primer tercio de siglo:

  1. La comedia burguesa (alta comedia y drama rural).
  2. El sainete de ambiente madrileño o andaluz, que evoluciona hacia la tragedia grotesca o el astracán.
  3. El espíritu modernista finisecular, que desdeñó el teatro realista y cultivó un teatro poético y simbólico con una visión idealizada de la historia y el verso como lenguaje principal.

Los intentos renovadores vinieron de los hombres del 98 (Unamuno, Azorín y Valle-Inclán) y, en los años treinta, de los poetas del 27, como García Lorca. Pocas obras pudieron ser representadas.

Los grupos y tendencias del teatro español anterior al 36 se agrupan en:

Teatro de innovación: Valle-Inclán y García Lorca

Muchos autores pretendieron hacer un teatro diferente, cosechando, en la mayoría de los casos, un rotundo fracaso.

El teatro de los autores del 98

Al margen de pretensiones comerciales, Unamuno, Azorín, Valle-Inclán y Jacinto Grau pretendieron un teatro para expresar sus conflictos religiosos, existenciales y sociales (Valle-Inclán). Hicieron un teatro intelectual y complejo, enlazado con las tendencias filosóficas y teatrales más renovadoras de occidente. Intentaron romper con las formas realistas de la representación, destacando Valle-Inclán.

Valle-Inclán

Su producción es variada: novelas, cuentos, poesía, teatro… En todos los géneros, se observa una evolución paralela al cambio ideológico, del Modernismo elegante y nostálgico (Las sonatas, 1902-1905) a una literatura crítica, basada en la distorsión de la realidad (el esperpento, a partir de 1920).

Su obra teatral se agrupa en tres ciclos:

  • El mito: La acción transcurre en una Galicia mítica e intemporal (Comedias bárbaras, Divinas palabras).
  • La farsa: Obras situadas en un espacio ridículo, propio del siglo XVIII: jardines, rosas, cisnes (La marquesa Rosalinda, Farsa y licencia de la reina castiza).
  • El esperpento: Luces de Bohemia (1920) y la trilogía Martes de carnaval (Los cuernos de don Friolera, 1921; Las galas del difunto, 1926; La hija del capitán, 1927).

El esperpento intenta presentar la realidad española de forma exagerada y burlesca. Presenta una realidad deformada para que el espectador se sorprenda y tome conciencia de ella. El objetivo es parecido al de Bertolt Brecht con su «distanciamiento». Se presenta un mundo insólito para que el espectador lo relacione con su realidad y se dé cuenta de lo insólito de esta.

El teatro esperpéntico (hay obras esperpénticas no teatrales, como Tirano Banderas y El ruedo ibérico) critica una realidad y valores sin sentido (actitud del 98, a la que Valle se incorpora tras una época modernista). Luces de bohemia inicia la estética del esperpento. La obra cuenta el recorrido final de Max Estrella y Latino de Hispalis por la noche madrileña. Max, tras perder su dignidad, muere y es traicionado por Latino. Bajo los personajes de ficción se esconden personajes reales de la época y alusiones a personajes históricos: Unamuno, Alfonso XIII, Pastora Imperio, Antonio Maura, Joselito o Benito Pérez Galdós.

El teatro en la generación del 27

Aunque la mayor parte de la producción del 27 es poesía, varios autores se vieron tentados por el teatro. Destacan las obras de Salinas (El dictador), Rafael Alberti (El adefesio), Miguel Hernández (El labrador de más aire) y Alejandro Casona (La dama del alba).

Federico García Lorca

La obra dramática de Lorca se agrupa en tres bloques:

  • Primeras piezas teatrales: El maleficio de la mariposa (1920), de influencia modernista, inaugura el tema de la insatisfacción amorosa. Le sigue Mariana Pineda, drama histórico. También las farsas trágicas La zapatera prodigiosa y Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín. En esta época compone piezas breves de teatro de marionetas («Los títeres de cachiporra»), sobre el conflicto autoridad/libertad.
  • Teatro vanguardista (Comedias imposibles o misterios): bajo el influjo surrealista, Lorca explora los instintos ocultos del hombre. En El público (incompleta), defiende el amor como instinto ajeno a la voluntad y critica a la sociedad que condena al diferente.
  • La etapa de plenitud: Lorca escribe obras de éxito comercial: Bodas de sangre, Yerma, Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores y La casa de Bernarda Alba. Todas con el protagonismo de la mujer y su marginación social.
    • Bodas de sangre y Yerma: tragedias clásicas, mezclando prosa y verso, coros, elementos simbólicos… Bodas de sangre (una novia huye con su antiguo novio el día de su boda) trata el amor, la violencia, la muerte y las normas sociales. Yerma aborda la esterilidad, la opresión de la mujer y el anhelo de realización.
    • Doña Rosita la soltera: drama urbano, en prosa y verso, sobre las solteras de provincias que esperan el amor en un medio burgués mediocre.
    • La casa de Bernarda Alba: alegato contra el autoritarismo familiar que encarna Bernarda Alba y que desemboca en muerte y dolor.

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