La Narrativa Española de la Segunda Mitad del Siglo XX
La Guerra Civil y el régimen franquista tuvieron una serie de consecuencias que incidieron en los distintos géneros literarios:
- Ruptura: Se produjo un corte brusco con las tendencias previas.
- Exilio: Buena parte de los intelectuales tuvieron que abandonar España.
- Censura: El régimen intentaba evitar que en las obras literarias aparecieran críticas al sistema político, alusiones despectivas al catolicismo o escenas que atentaran contra la moral y las buenas costumbres.
- Aislamiento: España quedó marginada con respecto a movimientos literarios y artísticos que se desarrollaban en el mundo occidental hasta los años sesenta.
- Centralismo cultural: Se produjo un freno al desarrollo de la literatura en los otros idiomas peninsulares por la prohibición de usar estas lenguas en público.
La Novela Después de la Guerra
Tras la guerra civil, algunos novelistas tuvieron que salir al exilio, donde realizaron buena parte de su obra. Destacaron Francisco Ayala, Max Aub, Ramón J. Sender (Réquiem por un campesino español) y Rosa Chacel.
Los que se quedaron siguieron una tendencia escapista, evitando referencias al reciente enfrentamiento; para ello buscaron la ambientación en el pasado histórico o hicieron referencia solo a la alta burguesía.
En los años cuarenta
Se abre un periodo de reflexión existencial, marcado por la angustia del escritor ante las desgracias acaecidas en España y el mundo: novela existencial. Aparece en las obras una visión pesimista con temas como la miseria y sordidez de la vida cotidiana, la soledad, la inadaptación, la frustración, la crueldad, la muerte… y sus personajes son seres marginados o desarraigados. Tres novelas destacan especialmente: La familia de Pascual Duarte (1942) de Camilo José Cela, Nada (1945) de Carmen Laforet y La sombra del ciprés es alargada (1948) de Miguel Delibes.
En la década de los 50
La tendencia es el realismo social, que considera la literatura como un instrumento para denunciar injusticias sociales y cambiar la sociedad. La iniciaron novelas como El camino (1950) de Delibes, o La colmena (1951) de Cela. Sus autores presentaban, como rasgos comunes, la solidaridad con los humildes y oprimidos, la disconformidad con la sociedad y el deseo de cambios sociales. Hay un desplazamiento de lo individual a lo colectivo. La sociedad deja de ser un puro marco para convertirse en un tema mismo. Los principales temas son los siguientes:
- La dura vida del campo: Aldecoa y Caballero Bonald.
- El mundo del trabajo, las relaciones laborales tanto en el campo como en la ciudad.
- El tema urbano, como en La colmena; el mundo del suburbio, de la miseria.
- El tema burgués, la juventud desocupada, abúlica (García Hortelano).
Las técnicas y el estilo
Se ha reprochado a la novela social, en su conjunto, pobreza técnica, pero lo que sucede es que el contenido tiene toda la prioridad y a él se subordinan las técnicas elegidas; se sobrepone la eficacia de las formas a la belleza.
Las técnicas más significativas son:
- La estructura lineal y sencilla del relato, al estilo barojiano.
- Concentración de la acción en un corto espacio de tiempo.
- El personaje colectivo o representativo de una clase social o un grupo. Ello supone el rechazo de la novela psicológica.
- La desaparición del autor: la mirada del novelista es como la de una cámara fotográfica y los diálogos parecen recogidos por un magnetófono; el novelista no comenta. Todo ello deriva del objetivismo.
- La importancia del diálogo. El empeño de los novelistas por recoger el habla viva de los campesinos, obreros o los señoritos burgueses.
- El lenguaje adopta el estilo de la crónica, desnudo, directo. En muchos casos, esta voluntad de sencillez supuso un empobrecimiento de la novela.
Pueden distinguirse dos tendencias:
a) El realismo objetivista: la función del novelista era reflejar la realidad (hosca, donde lo que importaba era sobrevivir) de forma objetiva, sin tomar partido. Estas novelas mostraban la dura vida en el campo,la vida en las ciudades (La colmena, de Cela), el mundo de la burguesía (Entre visillos, de Carmen Martín Gaite) o los efectos de la guerra civil sobre los niños y adolescentes.b) El realismo social: Juan García Hortelano (Tormenta de verano), José Manuel Caballero Bonald (Dos días de septiembre). Concebían la novela como un instrumento de denuncia de las injusticias sociales y políticas y utilizaron sus obras para intentar transformar la sociedad, haciendo una literatura combativa hasta donde la censura permitía, comprometida e interesada en los contenidos más que en la forma.En la década de los sesenta y buena parte de los setenta, la tendencia es la experimentación. Por influjo de los novelistas extranjeros (Joyce, Kafka, Faulkner, el nouveau roman francés) y los hispanoamericanos como Gabriel García Márquez, se extiende la moda del «experimento», de la ruptura con el esquema tradicional del género novelesco: autores como Juan Goytisolo, Juan Benet, Juan Marsé, a los que se unieron los «mayores» Camilo José Cela, Miguel Delibes, inician una verdadera revolución formal y temática que es continuada por Eduardo Mendoza con La verdad sobre el caso Savolta.Con la publicación en 1962 de Tiempo de silencio, de Martín Santos, se generaliza entre los autores españoles el uso de una serie de recursos técnicos y expresivos de carácter experimental, entre los que destacan: 1. La posición del autor y el punto de vista. Frente al autor omnisciente -que todo lo sabe- y presente en la obra, se propugna la desaparición del autor. El punto de vista es la posición escogida por el autor que renuncia a la omnisciencia, o al ángulo desde el cual va a contemplar los sucesos y los personajes. Si el punto de vista es único reduce su ángulo de enfoque para ver las cosas desde un solo personaje pero, si es múltiple, enfoca la historia desde diversos personajes; estos diversos enfoques pueden dar interpretaciones distintas y hasta contradictorias de la misma realidad. Esta es la técnica del perspectivismo.2. El tratamiento de la anécdota. Se puede relegar el argumento a un plano muy secundario y hasta prescindir de toda la acción.3. Los procedimientos de estructuración.a) Estructura externa: es frecuente que el capítulo desaparezca totalmente y que la novela se componga de una serie de secuencias, separadas por espacios en blanco, sin numerar (Tiempo de silencio). Y hasta hay novelas que se presentan como un discurso ininterrumpido, sin cortes visibles.b) Estructura interna (desarrollo y organización del relato): aparece la técnica del contrapunto, que consiste en presentar varias historias que se combinan y alternan y cuando son muchas las anécdotas y los personajes se habla de técnica caleidoscópica (Tiempo de silencio). También se desarrolla la técnica del flash-back, es decir, la vuelta constante a los recuerdos del pasado del personaje.4. Los personajes. A ellos afectan cuestiones como el antipsicologismo o la novela colectiva y hasta se puede llegar a la destrucción del personaje.5. Las personas de la narración. Se suele dar la narración en primera persona y muy curiosa es la proliferación de la segunda persona narrativa (en muchos casos, el tú autorreflexivo) Señas de identidad de Juan Goytisolo. No desaparece el narrador omnisciente (tercera persona).6. Inserción del monólogo interior y el estilo indirecto libre en detrimento del diálogo clásico. 7. Las digresiones del autor, como elemento contrario al autor omnisciente.A partir de 1975, se produjo un paulatino alejamiento del experimentalismo, buscando recuperar el equilibrio entre contenido y forma y convirtiéndose de nuevo el argumento en el centro de interés. Apareció una narrativa con diversas tendencias, caracterizadas por la libertad (de estilos, de temas y de planteamientos narrativos) y muy difícil de estudiar y de clasificar, por lo próxima que está aún a nosotros y porque muchos autores pueden adscribirse a varias tendencias.Los novelistas tienden a una moderación de los experimentos e incluso recuperan subgéneros algo olvidados como los relatos policíacos, históricos, de aventuras, sentimentales, metanovela, etc.: las últimas novelas de Eduardo Mendoza,Julio Llamazares (La lluvia amarilla) y Arturo Pérez Reverte reflejan a la perfección esta corriente que trata de hermanar la innovación de las técnicas novelescas con el viejo oficio de narrador: el placer de contar historias protagonizadas por personajes de ficción. Tendremos que citar además a Francisco Umbral, Félix de Azúa (Historia de un idiota contada por él mismo).También la novela escrita por mujeres, como Lourdes Ortiz o Soledad Puértolas.Conviviendo con los anteriores, se habla ahora de una generación de 1980, formada, entre otros, por Javier Marías (Mañana en la batalla piensa en mí), Antonio Muñoz Molina (El invierno en Lisboa), Rosa Montero, Arturo Pérez Reverte, Juan Madrid, etc.Temas y tendencias: En las principales tendencias narrativas de los últimos años hay que tener en cuenta que encontraremos novelas que se pueden clasificar en diferentes corrientes.1.- La Guerra Civil y el franquismo: Casi siempre desde la óptica de los perdedores, es el tema central de bastantes novelas publicadas en la época de la transición; 377A, madera de héroe, de Delibes, En otras se recrea el régimen de Franco: Los helechos arborescentes, de Francisco Umbral; Un día volveré, de Juan Marsé;2.- Novela histórica: Ya en el 75 Mendoza publica La verdad sobre el caso Savolta que recrea con gran éxito la Barcelona agitada por las revueltas anarquistas del principio del siglo XX. Pero hay que mencionar también los relatos históricos.3.- Novela policiaca: Relacionada con el cine negro norteamericano surge un relato de intriga a la española. Destaca la serie narrativa del detective Pepe Carvallo, de Manuel Vázquez Montalbán . 4.- Metanovela o relato metaficcional: Son novelas que tienen como tema la literatura, la creación literaria o el proceso de la escritura de la misma novela, todas ellas de gran complejidad: las novelas Beatus ille de Muñoz Molina. Le añaden sentido del humor.5.- Novela neocostumbrista: Novelas que describen la existencia cotidiana de individuos corrientes de manera realista; abunda la exploración de la vida provinciana: Todas las almas, de Javier Marías (Oxford).Y también la novela urbana cultivada pro narradores más jóvenes.6.- Novela del desencanto: Caracterizada por la revisión de la historia española reciente: Plenilunio, de Muñoz Molina.7.- Novela lírica o intimista: Centrada en la evocación de ciertos acontecimientos situados en la infancia o la juventud: La lluvia amarilla, de Julio Llamazares.8.- Novela autobiográfica: Algunos autores nos descubren acontecimientos relevantes de su peripecia vital, valiéndose de artificios propios de la ficción: Coto vedado, de Juan Goytisolo; Mi vida al aire libre, de M. Delibes.9.- Novela femenina: Novelas escritas por mujeres que, además, ofrecen una visión del mundo o de la sociedad española de esta época desde una perspectiva marcada por la condición femenina de sus autoras: Martín Gaite con Nubosidad variable; Soledad Puértolas, con Queda la noche; y Almudena Grandes con Las edades de Lulú y Malena es un nombre de tango, entre otras muchas.
A partir de 1975, se produjo un paulatino alejamiento del experimentalismo, buscando recuperar el equilibrio entre contenido y forma y convirtiéndose de nuevo el argumento en el centro de interés. Apareció una narrativa con diversas tendencias, caracterizadas por la libertad (de estilos, de temas y de planteamientos narrativos) y muy difícil de estudiar y de clasificar, por lo próxima que está aún a nosotros y porque muchos autores pueden adscribirse a varias tendencias.Los novelistas tienden a una moderación de los experimentos e incluso recuperan subgéneros algo olvidados como los relatos policíacos, históricos, de aventuras, sentimentales, metanovela, etc.: las últimas novelas de Eduardo Mendoza,Julio Llamazares (La lluvia amarilla) y Arturo Pérez Reverte reflejan a la perfección esta corriente que trata de hermanar la innovación de las técnicas novelescas con el viejo oficio de narrador: el placer de contar historias protagonizadas por personajes de ficción. Tendremos que citar además a Francisco Umbral, Félix de Azúa (Historia de un idiota contada por él mismo).También la novela escrita por mujeres, como Lourdes Ortiz o Soledad Puértolas.Conviviendo con los anteriores, se habla ahora de una generación de 1980, formada, entre otros, por Javier Marías (Mañana en la batalla piensa en mí), Antonio Muñoz Molina (El invierno en Lisboa), Rosa Montero, Arturo Pérez Reverte, Juan Madrid, etc.Temas y tendencias: En las principales tendencias narrativas de los últimos años hay que tener en cuenta que encontraremos novelas que se pueden clasificar en diferentes corrientes.1.- La Guerra Civil y el franquismo: Casi siempre desde la óptica de los perdedores, es el tema central de bastantes novelas publicadas en la época de la transición; 377A, madera de héroe, de Delibes, En otras se recrea el régimen de Franco: Los helechos arborescentes, de Francisco Umbral; Un día volveré, de Juan Marsé;2.- Novela histórica: Ya en el 75 Mendoza publica La verdad sobre el caso Savolta que recrea con gran éxito la Barcelona agitada por las revueltas anarquistas del principio del siglo XX. Pero hay que mencionar también los relatos históricos.3.- Novela policiaca: Relacionada con el cine negro norteamericano surge un relato de intriga a la española. Destaca la serie narrativa del detective Pepe Carvallo, de Manuel Vázquez Montalbán . 4.- Metanovela o relato metaficcional: Son novelas que tienen como tema la literatura, la creación literaria o el proceso de la escritura de la misma novela, todas ellas de gran complejidad: las novelas Beatus ille de Muñoz Molina. Le añaden sentido del humor.5.- Novela neocostumbrista: Novelas que describen la existencia cotidiana de individuos corrientes de manera realista; abunda la exploración de la vida provinciana: Todas las almas, de Javier Marías (Oxford).Y también la novela urbana cultivada pro narradores más jóvenes.6.- Novela del desencanto: Caracterizada por la revisión de la historia española reciente: Plenilunio, de Muñoz Molina.7.- Novela lírica o intimista: Centrada en la evocación de ciertos acontecimientos situados en la infancia o la juventud: La lluvia amarilla, de Julio Llamazares.8.- Novela autobiográfica: Algunos autores nos descubren acontecimientos relevantes de su peripecia vital, valiéndose de artificios propios de la ficción: Coto vedado, de Juan Goytisolo; Mi vida al aire libre, de M. Delibes.9.- Novela femenina: Novelas escritas por mujeres que, además, ofrecen una visión del mundo o de la sociedad española de esta época desde una perspectiva marcada por la condición femenina de sus autoras: Martín Gaite con Nubosidad variable; Soledad Puértolas, con Queda la noche; y Almudena Grandes con Las edades de Lulú y Malena es un nombre de tango, entre otras muchas.