Blasco Ibáñez: Vinculado al 98, siente predilección por ambientes sórdidos, temas crudos y preocupación por las taras hereditarias. Captó con gran fuerza el mundo rural valenciano. Algunas novelas son “Arroz y tartana” (1894), “La barraca” (1898) y “Cañas y barro” (1902).
Novela erótica: Felipe Trigo y Eduardo Zamacois se preocupan por las realidades del sexo.
Novela crítica de corte regeneracionista: Ciro Bayo y Cigés Aparicio, con “El vicario”.
Alejandro Sawa: Su obra “Iluminaciones en la sombra” inspirará “Luces de Bohemia”.
Nuevos modelos narrativos
Pérdida de relieve de la historia: Lo que se cuenta pierde relevancia en favor del discurso.
Centralización en la problemática del héroe: La novela se centra en el mundo interior del héroe (La acción se sustituye por la percepción, y la realidad externa se diluye a favor del retrato interior del personaje). El protagonista remodela el mundo por medio de percepciones.
Momentaneidad y fragmentarismo: La narración se fragmenta, producto de las percepciones del protagonista.
Dramatización: Fue practicada por Galdós. Por medio de la estructura dramatizada, el narrador se borra y permite que los personajes hablen por sí mismos.
Novela novecentista
Los que siguen modelos narrativos anteriores: Concha Espina, Ricardo León, Pérez Lugín.
Intentos de renovación: Wenceslao Fernández Flórez, Benjamín Jarnés, Gabriel Miró, Ramón Pérez de Ayala.
Novela del 27 (De la vanguardia a la novela social)
Novela deshumanizada: Francisco Ayala, Rosa Chacel.
Renovación del realismo con técnica de montaje cinematográfico: Carranque de Ríos.
Ocaso del vanguardismo y rechazo del ideal de un arte puro: José Díaz Fernández.
Novela social y política: Su temática gira en torno a las luchas obreras, la corrupción de las clases dominantes. Destacan Joaquín Arderius, Manuel Benavides y Ramón J. Sénder.
Miguel de Unamuno (1864-1936)
Temática: El problema de España, El sentido de la vida humana, La inmortalidad.