Partidos Políticos Moderados y Progresistas
En 1833 se implanta en España un régimen liberal dividido en dos grupos principales:
Liberalismo Moderado (Doctrinario o Conservador)
- Defendía la soberanía compartida entre la Corona y las Cortes, que conformaban el poder legislativo.
- Sistema bicameral: Congreso por sufragio censitario y Senado designado por la monarquía.
- Modelo centralista con provincias y municipios controlados por el gobierno.
- No reconocía de manera clara los derechos individuales.
- Economía proteccionista a favor de la nobleza y la alta burguesía.
- Integrantes: terratenientes, militares, nobles y burócratas.
- Figuras destacadas: Narváez, Javier de Burgos y Donoso Cortés.
Liberalismo Progresista
- Defendía la soberanía nacional, limitando el poder del rey.
- Sistema bicameral con cámaras elegidas por sufragio censitario.
- Reconocimiento de derechos individuales.
- Economía a favor del librecambismo.
- Apoyos: burguesía financiera, clases medias urbanas y juristas.
- Figuras destacadas: Mendizábal, Madoz, Espartero, Prim y José María Calatrava.
Durante este periodo se produce una alternancia en el gobierno y se promulgan nuevas constituciones. Las de 1837 y 1856 eran progresistas, mientras que la de 1845 era conservadora. Los líderes más destacados fueron Espartero y Prim (progresistas) y Narváez (moderado). Tras el trienio progresista (1854-1856), surge un nuevo partido, la Unión Liberal, liderada por O’Donnell, que buscaba una vía intermedia y gobernó hasta mediados de la década de 1860.
Las corrientes liberales más radicales se agruparon en los partidos demócratas, que pedían el sufragio universal. Sus métodos fueron considerados antidemocráticos, revolucionarios, violentos y radicales.
Etapas Políticas del Reinado de Isabel II
a) Minoría de Edad (1833-1843): Regencias de María Cristina y Espartero
María Cristina, madre de Isabel II, asume la regencia en 1833. El primer presidente del gobierno liberal fue Cea Bermúdez, quien implementó reformas administrativas, como la división provincial, a cargo de Francisco Javier de Burgos. Cea Bermúdez fue sustituido por Martínez de la Rosa, que promovió el Estatuto Real de 1834, una carta otorgada que convocaba unas Cortes bicamerales. Estas Cortes tenían carácter consultivo, eran convocadas por el rey y no se hacía referencia a la soberanía nacional, que residía en el monarca.
Entre 1835 y 1837, Mendizábal, como presidente, impulsó la desamortización de los bienes eclesiásticos (1836) para hacer frente a los gastos de las Guerras Carlistas. El pronunciamiento de los Sargentos de La Granja en 1836, liderado por progresistas, llevó a María Cristina a restaurar la Constitución de 1812 y a nombrar a Calatrava como jefe de gobierno. Este pronunciamiento supuso la promulgación de la Constitución progresista de 1837.
b) Década Moderada (1843-1854)
En 1843, un pronunciamiento del general Narváez dio inicio a la Década Moderada. Durante este periodo se promulgó la Constitución de 1845, que recogía la soberanía compartida y un sistema bicameral. Se centralizó la administración y se incrementó el control sobre provincias y municipios. Se creó la Guardia Civil para la seguridad rural y se estableció una nueva ley de ayuntamientos. La reforma de la Hacienda tenía como objetivo reducir el déficit. Se firmó el Concordato con la Santa Sede en 1851, que aceptaba la desamortización a cambio del reconocimiento de la confesionalidad del Estado y la presencia de la Iglesia en la enseñanza. En 1850, la alianza con la Francia de Napoleón III aumentó el poder de la Corona. El presidente Juan Bravo Murillo adoptó una postura más autoritaria. En 1852, una constitución ultraconservadora otorgó aún más poder a la Corona y redujo el de las Cortes, pero la falta de apoyos obligó a su dimisión.
c) Bienio Progresista (1854-1856)
El descontento con los moderados, el aumento de precios y la corrupción provocaron la Revolución de 1854. El pronunciamiento de O’Donnell en Vicálvaro y el Manifiesto de Manzanares, redactado por Cánovas del Castillo, pedían una ampliación del sufragio, una nueva ley electoral, Cortes constituyentes, la restauración de la Milicia Nacional, una bajada de impuestos y una menor centralización. La reina llamó a Espartero para formar gobierno. Entre 1854 y 1856, Espartero y O’Donnell compartieron el poder. Se redactó la Constitución de 1856, que no llegó a entrar en vigor, y que limitaba el poder real. Se llevó a cabo la desamortización de Madoz en 1855 y se aprobaron leyes de ferrocarriles y bancarias. Sin embargo, no se tomaron medidas a favor de las clases populares, lo que provocó motines y protestas que llevaron a la caída de Espartero. O’Donnell se alió con los moderados y se restauró la Constitución de 1845. Se creó un nuevo partido: la Unión Liberal.
d) El Final del Reinado: La Unión Liberal y la Crisis de la Monarquía (1856-1868)
Se produjo un retorno al poder de los moderados con Narváez (1856-1858), quien suspendió las desamortizaciones, retomó las relaciones con la Santa Sede y promulgó la Ley Moyano sobre educación, que establecía tres etapas: primaria, secundaria y superior. La Unión Liberal de O’Donnell (1858-1863) experimentó un cierto desarrollo gracias al ferrocarril y buscó recuperar el prestigio internacional con acciones expansionistas. Sin embargo, hubo revueltas sociales interiores, como protestas campesinas, ocupación de tierras y quema de cosechas. En 1863, O’Donnell abandonó el poder por las injerencias de la reina y el caciquismo. Narváez regresó al poder con un proyecto más conservador. Los progresistas, liderados por Prim, fueron marginados y se aliaron con los demócratas en el Pacto de Ostende (1866), al que luego se unieron los unionistas. Las muertes de O’Donnell en 1867 y Narváez en 1868 dejaron a la reina sin apoyos, lo que desencadenó la crisis que culminaría con la Revolución de 1868 y el fin de su reinado en 1869.