Patología Pulmonar
1. Bronquitis
Inflamación de los bronquios caracterizada por hipertrofia e hiperplasia de las células que revisten los conductos bronquiales. Síntoma: esputo espeso de color amarillo verdoso.
2. Asma Bronquial
Reacción alérgica, caracterizada por ataques de respiración jadeante y difícil. La mucosa presenta irritación y secreción excesiva de moco, que suele taponar los bronquios y bronquiolos.
3. Enfisema
Las paredes alveolares pierden su elasticidad y quedan llenas de aire durante la exhalación. Los alvéolos resultan lesionados. Muchos se fusionan y forman grandes sacos aéreos, con un volumen global reducido. Los pulmones quedan inflados permanentemente a causa de la pérdida de elasticidad. Respuesta compensatoria al aumento en el tamaño de los pulmones, ocurre lo mismo con el de la torácica, lo que da por resultado el «tórax en tonel». El paciente se esfuerza para exhalar. La enfermedad progresa, los alvéolos se ven sustituidos por tejido conectivo fibroso grueso, no difunde el CO. La sangre no puede amortiguar la acumulación de hidrogeniones, disminuye su pH o se disuelven en el plasma volúmenes altos de CO, que originan acidez tóxica para las células encefálicas. Consecuencia: el área respiratoria presenta menos actividad y la respiración se desacelera, con lo que se agrava el trastorno.
Causas: una irritación de larga duración (la contaminación ambiental, exposición laboral a polvos industriales y tabaquismo). El tabaco desactiva a una proteína crucial en la prevención del enfisema, y también impide la reparación del tejido pulmonar afectado.
4. Neumonía
Infección o inflamación aguda de los alvéolos. Los sacos alveolares se llenan de líquido y leucocitos muertos, se reduce el espacio aéreo de los pulmones. La difusión del oxígeno a través de los alvéolos inflamados se dificulta, reduce considerablemente su concentración en sangre. Es usual que continúe siendo normal la concentración de CO2, ya que difunde a través de los alvéolos.
La causa más común es la bacteria, neumococo (Streptococcus pneumoniae), aunque también pueden serlo otras bacterias, hongos, protozoos o virus.
5. Tuberculosis
El bacilo Mycobacterium tuberculosis es la causa de la inflamación denominada tuberculosis. Afecta a los pulmones y pleuras. Las bacterias destruyen el tejido pulmonar, reemplazado por tejido conectivo fibroso. Las áreas pulmonares afectadas no experimentan rebote durante la espiración y se retienen grandes volúmenes de aire. Los gases no difunden con facilidad a través del tejido fibroso.
6. Insuficiencia Respiratoria
Padecimiento en que el aparato respiratorio no aporta oxígeno suficiente para mantener el metabolismo o no elimina el CO2 en la cantidad necesaria para prevenir la acidosis respiratoria. La presión parcial de oxígeno es menor de 50 mmHg o la de CO en la misma sangre oxigenada rebasa dicho valor.
Causas: padecimientos pulmonares, accidentes cerebrovasculares, intoxicación por monóxido de carbono…
7. Embolia Pulmonar
Presencia de un coágulo sanguíneo u otra sustancia extraña en una arteria pulmonar, con obstrucción de la circulación pulmonar. El efecto inmediato de la embolia pulmonar es la obstrucción parcial o total del flujo sanguíneo arterial de los pulmones, resultado una disfunción del tejido pulmonar afectado.
8. Edema Pulmonar
Acumulación anormal de líquido en los espacios intersticiales y alvéolos pulmonares. Puede surgir por aumento de la permeabilidad de los capilares pulmonares o en la presión de los propios capilares pulmonares.
Estudio del Equilibrio Ácido-Base
1. Sistemas Amortiguadores
Mezcla de un ácido y su base conjugada cuya función fundamental es la de resistir los cambios del pH que se producirían por adición de determinadas cantidades de ácidos y bases. Su presencia hace aumentar la cantidad de ácido o base, que provoca un cambio de pH. Los tampones son ácidos débiles.
En el organismo los sistemas tampón que tienen una verdadera importancia clínica son:
- Los presentes en el plasma.
- Los presentes en los hematíes.
- Los presentes en el líquido intracelular.
2. Regulación del Equilibrio Ácido-Base
Procesos fisiológicos generan una gran cantidad de sustancias susceptibles de alterar el equilibrio ácido-base. Evitar las variaciones es llevado a cabo por los sistemas amortiguadores, capaces de captar o liberar protones (H+). Esto se ve complementado por el efecto regulador que sobre el pH desarrollan los pulmones y los riñones. Los riñones eliminan los hidrogeniones originados como consecuencia de la oxidación incompleta de grasas y carbohidratos, y la oxidación del azufre y de los metabolitos que contienen fósforo.
3. Alteraciones del Equilibrio Ácido-Base
pKa: log 1/Ka Ka: constante de asociación
Esta expresión es considerada la ecuación estándar de Henderson-Hasselbalch y puede ser aplicada en cada caso para determinar las variaciones sufridas por el equilibrio ácido-base del organismo. Concretamente, en el caso del ácido carbónico de la sangre, la reacción que tiene lugar en el plasma, relaciona la siguiente reacción con la ecuación de la siguiente forma:
H2O + CO2 = H2CO3 = H+ + HCO3–
Ph= pK + log bicarbonato / Ac. Carbónico
Los hidrogeniones que, como consecuencia de un determinado proceso orgánico puedan ser liberados, son temporalmente tamponados por los distintos sistemas amortiguadores existentes en el organismo. Cuando la cantidad de hidrogeniones a neutralizar es excesiva, pueden generarse alteraciones del equilibrio ácido-base de distinta gravedad que, en ocasiones, llegan a ser incluso incompatibles con la vida. Estos desequilibrios pueden ser por exceso o por defecto, y generan en el organismo dos estados denominados acidosis y alcalosis.
La acidosis es debida a un exceso de hidrogeniones en la sangre (acidemia), pH < 7.35. La alcalosis es debida a un defecto de hidrogeniones en la sangre, pH > 7.45.
Según el tipo de desequilibrio ácido-base generado, las situaciones de acidosis o alcalosis pueden ser de tipo respiratorio o metabólico.
Valores normales de la gasometría arterial:
- pH: 7.35-7.45
- pCO2: 35 a 45 mmHg
- pO2: 80-100 mmHg
- HCO3: 22 a 26 mEq/l
Para determinar el pH puede utilizarse sangre total o plasma, pudiendo ser adecuada la sangre arterial, venosa o capilar. La sangre venosa tiene un pH inferior al pH de la sangre arterial debido a la acumulación de ácidos; por ello, si se utiliza sangre venosa, deberá «arterializarse» calentando el sitio de extracción durante 15 minutos antes de la punción.
Diversos factores pueden afectar el pH de la muestra, así:
- A medida que pasa el tiempo, la actividad glucolítica produce metabolismos ácidos que reducen el pH; por ello, es conveniente almacenar las muestras en frío.
- En las muestras con un elevado número de leucocitos, la actividad glucolítica aumenta y el pH desciende más rápidamente. Para evitar esto se añaden a las muestras fluoruro sódico.
- El pH de la sangre también puede verse alterado por la actividad de la anhidrasa carbónica de los eritrocitos; por tanto, es mejor utilizar plasma si ha transcurrido cierto tiempo desde la extracción de la sangre y su determinación.
- El anticoagulante deberá ser siempre heparina, ya que el oxalato tiende a aumentar el pH y el citrato y el EDTA a disminuirlo.