Pdf «autoestima y adolescencia»


NERVIOSISMO Y ANSIEDAD EN CONTEXTOS PÚBLICOS

Los contextos de comunicación en público suponen para la mayoría de los individuos situaciones que generan ansiedad y estrés. El 85% de la población experimenta estos síntomas se traducen físicamente en sudoración de las manos, aumento de la frecuencia cardiaca, tensión muscular, pérdida de concentración.
Hay que señalar que es una respuesta natural que se genera ante situaciones que para poder ser llevadas a cabo con éxito necesitan la activación del organismo. Cierto grado de ansiedad ayuda a aumentar la energía, pasado el nivel correcto se produciría el efecto contrario, la paralización. No se trata de eliminar el nerviosismo, sino de mantenerlo a unos niveles adecuados.
El miedo a hablar en público es un miedo irracional que procede de la percepción subjetiva que tenemos de la situación. Se puede desencadenar por las propias experiencias negativas previas, que sobre todo en una persona con corta trayectoria en este tipo de comunicación van a ser determinantes.
Las estrategias para controlar psicológicamente estos contextos pasan por la EXPERIENCIA y la PREPARACIÓN. La mayoría de los individuos ven disminuidos estos síntomas a medida que se han expuesto más veces a contextos comunicativos en público. La preparación hace que nos sintamos más seguros. Está demostrado que podemos continuar el discurso pese al nerviosismo. Hay que tener cuidado con la observación de la ansiedad de otras personas cuando hablan en público, empatizamos con ellas y aumenta nuestra tensión.
Hay métodos para reducir los síntomas como la DESENSIBILIZACIÓN SISTEMÁTICA, que se basa en usar técnicas de relajación a la vez que exponemos a un individuo a un estímulo que le produce miedo; la REESTRUCTURACIÓN COGNOSCITIVA donde se pretende que las personas busquen el motivo de sus miedos, lo racionalicen y cambien sus falsas creencias por otras más correctas que no generen emociones negativas; y la VISUALIZACION POSITIVA que implica el imaginarse el proceso completo que queremos superar pensando en los resultados deseados. Imaginarnos relajados y tranquilos en cada paso de un discurso en un contexto público, a modo de ensayo mental.

PERCEPCION DE LA IDENTIDAD PROPIA: DEFINICION Y AUTOESTIMA

Conceptos para describir nuestra percepción propia, que tienen un impacto directo sobre nuestra comunicación son la definición propia y la autoestima.

Formar y mantener una definición propia

Nuestra definición propia es la idea o imagen mental que tenemos de nuestras habilidades, nuestras capacidades, nuestro conocimiento, nuestras aptitudes y de nuestra personalidad. Formamos esta imagen mental con base en nuestra propia percepción y en las reacciones y respuestas hacia los otros.

Percepción propia


Formamos impresiones acerca de nosotros mismos y de lo que vemos. Si no nos gusta lo que vemos y no somos capaces o no estamos en la disposición de cambiar, puede que empecemos a desarrollar sentimientos negativos sobre nosotros mismos.
Nuestra propia percepción puede resultar de nuestras reacciones a nuestras experiencias. A través de la experiencia, sabemos en lo que somos buenos y lo que nos gusta.
La primera experiencia que tenemos tiende a tener un mayor efecto en moldear nuestra propia imagen que las que vienen después. Si las experiencias posteriores producen resultados similares a la primera, entonces se fortalecer la percepción inicial.
Mientras más positiva sea nuestra respuesta a las experiencias que tengamos, se vuelve más positiva nuestra imagen propia alrededor de ese papel. Mientras sea mayor el número de interpretaciones negativas que hagamos, más negativa será nuestra definición propia en ese papel.

Reacciones Y respuestas de los otros


Nuestra propia definición se forma y mantiene por el cómo reaccionan y responden los otros hacia nosotros. Tales comentarios son poderosos en afectar su propia percepción si usted respeta a la persona que hace el comentario. El poder de tales comentarios aumenta cuando el elogio es inmediato más que retardado. Las respuestas inmediatas de la gente que respetamos sirven para validar, reforzar o alterar nuestra percepción de quién y qué somos.
Ya que nuestros propios conceptos se empiezan a formar temprano en la vida, la información que recibimos de nuestra familia moldea nuestra definición propia. Una responsabilidad mayor de los miembros de la familia es hablar y actuar en formas que ayudarán a desarrollar definiciones propias fuertes y precisas en otros miembros de la familia.
En muchas familias los miembros dañan la imagen propia de los otros y las definiciones propias en desarrollo de los niños. Culpar, apodar y señalar, de manera repetida, los defectos de otro es particularmente dañino.

Desarrollar y mantener la autoestima

Nuestra autoestima es nuestra evaluación general de nuestra capacidad y mérito personal es nuestra evaluación positiva o negativa de nuestra propia definición. La evaluación de nuestro mérito personal tiene sus raíces en nuestros valores y se desarrolla con el tiempo como resultado de nuestras experiencias. Mruk: «la autoestima no es, solamente, qué tan bien o mal hacemos las cosas, sino la importancia y el valor quele damos a lo que hacemos bien o mal».
Mruk argumenta que se requiere tanto de la percepción de tener una característica como de creer, de manera personal, que la característica es de un valor positivo para producir una autoestima elevada.
Cuando utilizamos exitosamente nuestras habilidades, capacidades en esfuerzos que valgan la pena, aumentamos nuestra autoestima. Cuando no tenemos éxito al utilizar nuestras habilidades, capacidades o cuando los usamos en esfuerzos poco merecedores, disminuimos nuestra autoestima.

Precisión de la definición propia y de la autoestima

La realidad o exactitud de nuestra definición propia y autoestima depende de la exactitud de nuestras percepciones y de cómo procesamos las percepciones que tienen los otros de nosotros. Si ponemos más atención a las experiencias de éxito y a las respuestas positivas, nuestra propia definición se puede desarrollar excesivamente y nuestra autoestima se sobrevalorará. Si percibimos en experiencias negativas dándole poco valor a nuestras experiencias positivas, o si sólo recordamos las críticas que recibimos, nuestra propia imagen puede estar pobremente formada y podemos tener una autoestima indebidamente baja. En ninguno de los casos nuestra definición propia y autoestima se conforman a la realidad.
Los individuos tienden a fortalecer sus propias percepciones al ajustar su conducta para que se conformen con esas percepciones. Las personas con una autoestima elevada tienden a conducirse en formas que los llevan a una mayor afirmación, mientras que la gente con una autoestima ‘baja tiende a actuar de maneras que confirman la baja estima que se tiene.

Mensajes filtrados


Una segunda manera por la cual nuestras propias percepciones pueden volverse distorsionadas es a través de nuestro filtro de lo que los otros nos dicen. Aun cuando podemos «oír» los mensajes exactos no los escuchamos o percibimos igual.

Cambiando las definiciones propias y la autoestima


La propia definición y la autoestima son la base para las profecías de realización y un filtro que utilizamos para los comentarios de los otros, en ocasiones los comentarios de los otros pasarán por el filtro y pueden empezar a cambiar la definición propia. Entonces, las percepciones que recién cambiaron comienzan a filtrar otros conceptos y se utilizan como la base de nuevas profecías de realización de creación propia. En el curso de su vida, su propia definición y autoestima pueden cambiar.

Presentándonos a nosotros mismos

Nosotros presentamos nuestra propia imagen y autoestima a los otros a través de distintos roles que actuamos. Un rol es un patrón de conductas que se aprenden y que la gente utiliza para satisfacer las demandas advertidas de un contexto en particular.
Los roles que actuamos pueden resultar de nuestras propias necesidades, de las relaciones que formamos, de las expectativas culturales que se han considerado para nosotros, de los gru\-pos a los que elegimos pertenecer.
Todos representamos numerosos roles cada día. Podemos girar sobre diferentes habilidades y atributos al representar estos papeles. Con cada nueva situación, podemos poner a prueba un rol que sabemos cómo representar o podemos decidir intentar representar un nuevo papel.
El término definición propia en funcionamiento tiene una aplicación para denotar los aspectos específicos de la identidad de uno que se activan por el papel que uno están representando en una ocasión en particular. En funcionamiento cambia cuando cambiamos de rol. «Hasta cierto punto nos convertimos en gente diferente al trasladarnos de una situación a otra».
La diversidad de los papeles que representamos nos ayudan a soportar situaciones llenas de tensiones. Una persona que es producto de muchos roles está más protegida de los sucesos negativos.

Definición propia, autoestima y comunicación

Tanto en nuestra definición como en la autoestima afectan como nos percibimos a nosotros mismos, también influye nuestra comunicación al moderar loa mensajes internos de suficiencia en nuestra propia plática e intervienen nuestro estilo persona de comunicación.
1. Nuestras propias definiciones moderan los mensajes internos de suficiencia. Cuando nos enfrentamos con una decisión podemos estar conscientes de las diferentes y con frecuencia voces en nuestra cabeza.
2. Nuestra propia definición influye en cómo hablamos de nosotros mismos con los otros. Si nos sentimos bien con nosotros mismos, existe una probabilidad de que nos comuniquemos positivamente. Las personas con fuertes definiciones propias y una autoestima elevada, comúnmente aceptan el crédito de sus éxitos diciendo cosas. Las personas con definiciones propias saludables es probable que defiendan sus opiniones aun cuando se enfrenten a argumentos opuestos.
Si nos sentimos de una manera negativos acerca de nosotros mismos, existe la probabilidad de que nos comuniquemos de manera negativa subestimando nuestros roles.
Si la persona tiene una baja autoestima es probable que esté insegura del valor de sus contribuciones y espera que los otros las vean de forma negativa. Como resultado tal vez la gente con definiciones propias deficientes o con una baja autoestima encuentran menos doloroso subestimarse que escuchar la crítica de los demás.

LA AUTOESTIMA: NUESTRA FUERZA SECRETA

James sostenía que a la hora de valorarnos solemos considerar tres componentes de nuestra identidad. El primero y más importante es el ‘yo espiritual’. Este componente contiene nuestras facultades mentales, las creencias y las inclinaciones más íntimas, nuestro estilo de pensar, de sentir y de actuar y, en definitiva, los rasgos de nuestra personalidad. En segundo lugar situaba al ‘yo social’, las cualidades o defectos que reconocen en nosotros los demás, y la buena o mala reputación que tenemos en nuestro entorno social. El ‘yo material’ es el tercer componente e incluye nuestra imagen corporal, las riquezas, el patrimonio económico y las propiedades que son importantes para nosotros. Apuntó que para calcular el nivel de autoestima tenemos que dividir los éxitos entre las pretensiones. Si el resultado es nuestros triunfos igualan o superan a nuestras aspiraciones, la autoestima es positiva. Por el contrario, si el cociente es inferior a uno, o nuestros anhelos suman más que nuestros logros, el grado de autoestima es negativo. Nuestra autovaloración, dice que puede aumentarse, incrementando los éxitos o disminuyendo las pretensiones.
La capacidad para juzgarnos no aparece en un momento determinado, sino que surge gradualmente durante la infancia. Empieza a forjarse alrededor de los cuatro años, cuando las criaturas comienzan a identificar las expectativas de sus padres y a compararlas con su propia habilidad para cumplirlas. Esto les lleva a sentirse bien si sus comportamientos se corresponden con los que los demás esperan de ellos, y a inquietarse si no coinciden. De hecho, los pequeños que no pueden satisfacer las esperanzas o ilusiones que albergan sus padres sobre ellos, no cuestionan el sentido común de sus progenitores, sino que se culpan a ellos mismos, se sienten fracasados y se autorrechazan.

Ingredientes de la autoestima global


Todos tendemos a valorarnos de una forma global. Aunque nuestra autoestima global es un buen indicador general de cómo nos sentimos con nosotros mismos, la verdad es que no nos aporta información sobre la naturaleza de los ingredientes que seleccionamos para autovalorarnos. Es conveniente indagar sobre los aspectos de nuestra identidad que tenemos en cuenta a la hora de ‘calcular’ nuestra autoestima global.
Los primeros años de la adolescencia, las auto-valoraciones que hacemos están basadas en una serie de características que seleccionamos. Entre las más frecuentes se encuentra los atributos físicos y psicológicos, como la apariencia o la inteligencia, la aptitud para relacionarnos con los demás, la competencia en los estudios o el e to en el trabajo, el talento para actividades artísticas. En esta balanza solemos sopesar los resultados de las comparaciones que hacemos con las personas de nuestro grupo, y las opiniones que creemos que los demás tienen de nosotros.
Todavía no se ha inventado un método para medir objetivamente el grado de autoestima de la gente. La mejor fórmula para averiguar el nivel de autoestima de las personas es sencillamente preguntar.
Siempre que opinamos intelectualmente sobre nuestra persona, la opinión va acompañada de un tono emocional coherente. Si nuestro juicio de valor es favorable, el sentimiento es placentero. Pero si nos consideramos inadecuados, nos sentimos mal. Nuestro cerebro se encarga de asegurar esta congruencia entre lo que pensamos y lo que sentimos. Los pensamientos y las emociones, están vinculados en el extremo positivo de la autoestima, incluyen ideas de competencia y los sentimientos de alegría. En el extremo negativo, los reproches, la culpa, decepción y fracaso. Nuestro estado de ánimo puede ejercer un gran impacto sobre nuestra forma de pensar.
La depresión, se caracteriza por una inconsolable tristeza, abatimiento, sentimientos de culpa y disminución de las funciones psíquicas y físicas.
La enfermedad bipolar, la alteración mental consiste en periodos de profunda depresión y autodesprecio que se intercalan con períodos de exagerada alegría, euforia, despreocupación y autoconfianza. Durante las fases depresivas, el foco exclusivo y obsesivo son los aspectos negativos de sí mismas, llegando incluso a contemplar el suicidio. Durante las fases de manía o euforia se sienten superiores y triunfantes. El impacto que sobre la autovaloración ejercen la forma de pensar y el estado emocional, existen fuerzas psicológicas y necesidades inconscientes que pueden distorsionar la percepción que tienen las personas de sí mismas. La autoestima de algunos individuos se basa en conceptos que están más cerca de la fantasía que de la realidad.
Hay individuos convencidos de que los demás piensan bien de ellos, aun teniendo ellos una opinión pésima de sí mismos. Otros que saben que no son bien considerados por los demás albergan un concepto muy positivo de su persona. Antes de l una conclusión definitiva sobre la autoestima es conveniente descartar la posibilidad de que su autoevaluación está influida por alguna dolencia psicológica que pueda estar distorsionando su percepción de sí misma.

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