Auguste Comte
La idea de Comte era reconciliar dos conceptos y unirlos: Orden y Progreso. El primero estaba representado por el partido [retrógrado] teológico-feudal y el segundo, por el partido anárquico y seguidores de la Reforma Protestante. Pensaba que la sociedad tendía a polarizarse y que evitando esto desaparecería el conflicto de clases y el desorden. Sugería organizar la sociedad a partir de la libertad de conciencia y la igualdad, dogmas que no eran del todo positivistas y que eran hostiles al Orden.
El Orden se refiere a la armonía que prevalece entre las diversas condiciones de la existencia, mientras que el progreso apunta al desarrollo ordenado de la sociedad.
El fin con el que Comte desarrolla la ciencia positiva es para evitar la revolución y lograr que la multitud se resignara a las condiciones del orden existente. Disipa el desorden inmediatamente, al imponer una serie de condiciones científicas indiscutibles para el estudio de las cuestiones políticas. “No deben cambiarse las instituciones económicas y políticas básicas. La estructura de clases debe permanecer igual y presumiblemente se reducirán, y hasta eliminarán, los conflictos de clases mediante la reconciliación moral de las mismas”.
Comte examina al individuo, la familia y la sociedad. La verdadera unidad social no es el individuo, sino la familia, pues esta es la escuela de la vida social. El hombre es un ser social cuya naturaleza se forma en el contexto de la familia.
Para Comte, las sociedades industriales comparten ciertas características:
- Se basan en la organización científica del trabajo (no artesanal);
- División de trabajos o tareas;
- Concentración de masas obreras;
- Mala organización que genera conflictos entre empleadores y obreros;
- Crisis esporádicas (el pobre es más pobre y el rico más rico);
- Liberalismo económico.
Además de ciertos elementos presentes:
- Religión
- Propiedad
- Lenguaje
- Familias (relaciones de obediencia, veneración, bondad e igualdad).
Enrique Marí (Imaginario Social)
Cuando Marí habla del “dispositivo de poder” pone en manifiesto los tres elementos básicos que hacen que el poder funcione: la fuerza, el discurso del orden y el imaginario social.
La fuerza es el elemento constitutivo del poder, el que lo produce, pero la fuerza se frustraría si no existiesen en el dispositivo las otras instancias para garantizar la continuidad del poder conquistado o instituido. En el interior del dispositivo de poder, el discurso del orden y el imaginario social reactualizan la fuerza y la transforman verdaderamente en poder, haciéndolo constante y socialmente transmisible. Una vez transformada la fuerza en poder está asegurada su presencia aún estando ausente.
El discurso del orden es un espacio de racionalidad. Pertenece al ámbito del conocimiento, de la teoría y las representaciones sociales. Es el espacio de la ley. En este espacio la fuerza encuentra dentro del dispositivo del poder su modo más racional de comunicación social a través de las técnicas de coerción, sanción y coacción por las que el derecho produce la obediencia y el control social.
Ninguna sociedad puede funcionar, sin embargo, por la sola aplicación de la fuerza y el derecho coactivo. El dispositivo del poder exige, en efecto, como condición de funcionamiento y reproducción del poder, que la fuerza y el discurso del orden legítimamente estén insertos en las prácticas extra-discursivas y soportes mitológicos que hablan a las pasiones y hacen que el poder marche, que los miembros de una sociedad enlacen y adecúen sus deseos al poder. Es éste el lugar del imaginario social, estructura simbólica de las sociedades y sus prácticas: como ceremonias, banderas, rituales, cánticos, himnos, reliquias, prestigios, etiquetas, diplomas, tatuajes, marcas, apelación a los ancestros, símbolos.
El imaginario social es la tierra natural de las ideologías teóricas y prácticas. Su función consiste en operar en el fondo común y universal de los símbolos, seleccionando los más eficaces y apropiados a las circunstancias de cada sociedad para que el poder circule y avance.
Ticio Escobar (Arte Popular)
Para Escobar, el arte popular debe reinventarse y generar nuevas simbologías y costumbres. Cree que el arte popular es un mito occidental, sobre todo indígena.
Medioevo
Año 313: se dicta el Edicto de Tolerancia. Se deja de perseguir al cristianismo, que actuaba de manera clandestina debido a que se perseguía a quienes lo practicaran. El emperador de todo el Imperio Romano era Constantino.
Año 380: el emperador Teodosio hace del cristianismo la religión oficial del Imperio, a través del Edicto de Tesalónica.
Año 395: muere Teodosio y sus hijos separan el Imperio en Oriente (Constantinopla) encabezado por Arcadio, y Occidente (Roma) encabezado por Honorio.
Año 476: los bárbaros (germanos) toman el Imperio Romano de Occidente y conforman el denominado Sacro Imperio Romano Germánico.
Se generan disputas por la estructura del poder: “querella de las investiduras”, el Imperio (espada terrenal) reclama el poder contra el Papado (espada celestial) pero terminan ganando los señores feudales, dueños de las tierras. Mientras en Oriente domina el Cesaropapismo, o sea, ambos poderes gobiernan por igual.
La sociedad feudal estaba organizada en tres órdenes: los oratore (clero), los bellatore (nobleza y dueños de las armas) y los lavoratore (trabajadores). Se crean pequeñas aldeas donde predomina la autosubsistencia. Predomina la idea del vasallaje, o sea, saber que hay desigualdad pero, a su vez, intercambio. Luego, a los campesinos y trabajadores se les empieza a cobrar impuestos para protegerlos y seguir dándoles sus parcelas, por lo que estos empezaron a comerciar productos para poder pagar. Comienzan las ideas de comercio y la Revolución Agraria.
Otras de las querellas es la de los “universales” (conceptos). Hauser separa tres movimientos con respecto a esto:
- Realistas, “el concepto existe previamente a la existencia de la cosa”;
- Nominalistas, “el objeto preexiste al concepto de la cosa”;
- Nominalistas moderados, “concepto y cosa surgen simultáneamente”.
Año 1453: caída del Imperio Romano de Oriente a manos de los turcos otomanos.
El arte medieval se puede dividir en tres etapas:
- Arte cristiano primitivo: se realizaba en catacumbas por el hecho de que se perseguía al cristianismo. Consistía en un arte abstracto, bidimensional, geométrico y con ausencia de corporeidad.
- Arte románico: la mayoría de sus obras se vinculan a la idea del Fin del Mundo o Apocalipsis. Carece de profundidad, no se aplica la perspectiva, todos los rostros son similares y se le otorga importancia a la imagen de Cristo.
- Arte gótico: se deja de lado la idea del Apocalipsis y sale la idea del nacimiento, anunciación y milagros de Cristo. Consta de un carácter más naturalista, con personajes diferenciados y la presencia del volúmen.