Pilares, Apoyos Sociales e Instrumentos de Represión del Franquismo: Un Análisis Histórico


Los Pilares del Régimen Franquista

Ejército, Partido Único e Iglesia Católica

Los tres pilares institucionales del régimen franquista fueron el ejército, el partido único y la Iglesia Católica.

  • El ejército: Fue el apoyo más destacado del régimen y participó activamente en el poder, ya que una buena parte de los ministros y los gobernadores civiles eran militares de carrera.
  • El partido único: Denominado Falange Española Tradicionalista y de las JONS, se encargó de proveer al régimen de bases ideológicas, de controlar los medios de comunicación y de suministrar una buena parte de los cargos de la administración. Para procurar el apoyo social al régimen, el partido constituyó cuatro organizaciones de masas:
    • El Frente de Juventudes: Dedicado a la formación y el adoctrinamiento de jóvenes.
    • La Sección Femenina: Cuya misión era la formación de la mujer en el sentido cristiano y nacionalsindicalista.
    • El Sindicato Español Universitario.
    • La Central Nacional Sindicalista: Agrupaba a trabajadores en una misma organización.
  • La Iglesia Católica: Tuvo un papel destacado en la legitimación y la construcción del régimen franquista, que se definía como un Estado confesional católico. A cambio, obtuvo una financiación pública muy generosa, el control casi total del sistema educativo y el predominio de los valores y de la moral católica en el conjunto de la sociedad española.

Los Apoyos Sociales del Franquismo

La dictadura contó con el apoyo de las élites económicas y sociales que recuperaron el poder económico, social y político que habían perdido durante la Segunda República. También contó con la adhesión de los propietarios agrícolas pequeños y medianos que habían apoyado la insurrección. Las clases medias constituían un sector social políticamente desconcertado, ya que durante la Guerra Civil se habían visto claramente desbordadas por la revolución social. El trauma de la guerra convirtió a la clase media en casi pasiva y apolítica. Finalmente, una buena parte de los sectores populares se consideraban republicanos. La represión, el miedo y el control policial, junto con el hambre y la miseria, llevaron a la mayor parte de las clases populares a la pasividad política.

Los Instrumentos de la Represión Franquista

Con la finalidad de institucionalizar la represión, se elaboraron una serie de leyes.

  • Ley de Responsabilidades Políticas: De carácter general, con la que se pretendía la depuración total de las personas que habían colaborado con la República.
  • Ley de Represión del Comunismo y de la Masonería: Encargada de eliminar toda organización que no podía ser controlada por la institución.

Los primeros años de la posguerra, la mayoría de las causas fueron juzgadas por los tribunales militares en consejos de guerra, ante los que la indefensión de los procesados era casi total. Hubo un gran número de ejecuciones, muchas durante la posguerra. En cuanto a la población encarcelada, la mayoría eran mujeres. Una parte considerable de los condenados, e incluso de los detenidos no procesados, fueron enviados a los Batallones de Trabajadores y los Batallones Disciplinarios de Soldados Trabajadores, integrados por reclutas considerados desafectos y que al régimen le parecía peligroso incorporar al ejército. Estos dos batallones se dedicaban a la realización de obras, de obras de reconstrucción, en canteras, minas, etc. El conjunto de medidas represivas adoptadas por las autoridades se caracterizó por la voluntad de ejemplaridad y de castigo. También se trataba de difundir el terror entre la población. Así pues, la despolitización forzada fue uno de los factores que más contribuyeron a la pervivencia de la dictadura.

Confiscación de Bienes y Depuraciones

Las medidas represivas contra los vencidos fueron acompañadas de un amplio proceso de confiscación y de expolio de su patrimonio. El franquismo también expulsó del mundo laboral a todos los que se habían destacado en favor de la causa republicana. Se llevó a cabo una depuración generalizada de los funcionarios y los trabajadores de las administraciones públicas; las personas con cargos públicos debían ser completamente fieles al régimen. Una ley estableció que solo se mantendrían en sus puestos de trabajo los funcionarios claramente adheridos al Movimiento Nacional. El ejercicio de ciertas profesiones liberales también fue objeto de control a partir de las depuraciones obligatorias que se hicieron en los colegios profesionales. Del mismo modo, en las empresas particulares, las autoridades ordenaron el despido obligatorio de todos los exiliados y de los detenidos bajo la acusación de abandono del puesto de trabajo.

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