Platón: Contexto Histórico, Influencias Filosóficas y Obras


Contexto Histórico y Filosófico de Platón

Platón nace en Atenas en el año 427 a.C. y muere en el año 347 a.C. Tan solo unas décadas antes de su nacimiento, Atenas se convirtió en la polis más importante desde todos los puntos de vista, como consecuencia de su brillante papel en las Guerras Médicas contra el Imperio Persa. Acabada la guerra, se instaura un régimen democrático. Se inicia una época en la que Atenas destaca en todos los órdenes: económico, político y artístico. Sin embargo, esta época acaba tras la Guerra del Peloponeso y marca el inicio de la decadencia ateniense y la posterior implantación de una “falsa democracia”.

El Impacto de los Sofistas en la Filosofía Platónica

En el contexto cultural de la filosofía platónica, es inevitable hacer alusión al florecimiento de la sofística como movimiento intelectual que impregnaba los modos de vida y de pensar de los ciudadanos atenienses. En el esquema mental de esta época, el escepticismo y el relativismo promovidos por los sofistas se habían convertido en el modo habitual de plantearse los problemas de la convivencia ateniense. Este hecho, para Platón, del mismo modo que para Sócrates, supuso un debilitamiento de los vínculos éticos del ciudadano con su polis, una entronización de una concepción instrumentalista y cínica del poder y, en suma, una auténtica revolución que era necesario detener antes de que Atenas se convirtiera en el escenario del caos continuo y cayera en manos de los que alentaban las intrigas y la ignorancia.

La «Ilustración Griega» y el Auge de la Literatura Dramática

Junto a este fenómeno, en lo que se ha denominado “Ilustración Griega”, se produjo un apogeo de la literatura dramática con figuras de la talla de Sófocles y Eurípides, que representan un modo de llevar a la escena las grandes inquietudes personales y políticas del momento. En el terreno literario, solo las comedias de Aristófanes y los estudios históricos de Jenofonte pueden compararse con los creadores de la época de esplendor.

Platón tampoco fue ajeno a estos hechos ya que, por primera vez en la historia de la filosofía griega, nos encontramos con un autor que escribe admirablemente y en cuyos diálogos, repletos de mitos e imágenes poéticas, se pretende también representar la “batalla de las ideas”. Es decir, los diálogos platónicos pretenden trasladar al campo de la escritura la viveza y contradicción del debate oral.

La Crisis Ateniense y la Creación de la Academia

La crisis ateniense se extiende también al campo cultural, donde los antiguos proyectos arquitectónicos y urbanísticos se paralizan ante la crisis económica. En escultura, se abandona el carácter solemne y ornamental y se plasma el sentimiento, el momento fugaz. Existen grandes creadores como Praxíteles y su “estilo bello”.

Otro hecho cultural de extraordinaria importancia es la creación de la Academia platónica y la Escuela de Isócrates, que pugnan por la hegemonía cultural. En la primera se privilegia especialmente la filosofía y en la Escuela, la retórica.

Influencias en el Pensamiento de Platón

Platón nace en este marco histórico atravesado por una crisis cada vez más profunda. De ascendencia aristocrática, recibió una esmerada educación en la que destacaron las enseñanzas de Sócrates, sin duda, el factor más decisivo en su formación intelectual y moral. La muerte del maestro fue vivida por Platón como algo radicalmente injusto y este hecho marcará profundamente su vida y su filosofía.

Muchas de las ideas fundamentales de Platón tienen su origen en las enseñanzas socráticas, hasta el punto de que sus primeras obras son consideradas por ciertos historiadores como plasmaciones escritas del pensamiento de Sócrates. En su juventud mantuvo relaciones con pitagóricos, de donde extrajo la idea de la importancia fundamental de la matemática en el campo de la filosofía. Su concepción del alma como parte esencial del hombre y su carácter espiritual y eterno fue adoptada también de las enseñanzas de la escuela pitagórica.

Otro filósofo que influyó en la concepción de la realidad material fue Heráclito y su idea de que todo fluye, de que todo está en continuo cambio. Por su parte, Parménides influyó en la formación del pensamiento platónico, con su idea de que la razón es la fuente única para acceder a la verdad y de que ésta es absoluta.

Ya en su madurez intelectual, viajó en tres ocasiones a Siracusa con la idea de implantar sus ideas políticas, pretensión frustrada en las tres ocasiones, aunque siempre por causas ajenas a Platón y a su filosofía. Tras el primer viaje, crea en Atenas la Academia, donde escribió la mayoría de sus obras más importantes. La enseñanza en la Academia estaba basada fundamentalmente en la discusión y el debate, convirtiéndose en la institución educativa más importante.

Etapas y Obras del Pensamiento Platónico

La filosofía platónica tiene dos momentos fundamentales:

  • Una crítica a la situación política ateniense y una valoración muy crítica de la filosofía, especialmente a la sofística, por su carácter relativista y su rechazo de la posibilidad de alcanzar la verdad.
  • Una teorización extraordinariamente brillante de la filosofía. Es Platón quien realmente crea lo que la posteridad entenderá por filosofía y sus distintas áreas: ontología, ética, política, etc.

Sus obras, excepto una carta autobiográfica, están escritas en forma de diálogo, expuestos desde distintos puntos de vista. Atendiendo al orden en que fueron escritos, los diálogos platónicos se dividen en cuatro períodos o etapas:

  • Etapa socrática (393-389 a.C.): Platón reproduce las ideas de su antiguo maestro. Obras: Apología, Ion, Critón, Protágoras, Laques, Trasímaco, Lisis, Cármides, Eutifrón.
  • Etapa de transición (388-385 a.C.): aparecen algunas de las tesis fundamentales del pensamiento propiamente platónico, como la teoría de las ideas, así como sus primeros análisis del lenguaje y una teoría lógica de los conceptos. Obras: Gorgias, Menón, Eutidemo, Hipias Menor, Crátilo, Hipias Mayor, Menéxeno.
  • Época de madurez (385-370 a.C.): se perfila y consolida la teoría de las ideas como núcleo fundamental de su filosofía, y desarrolla los grandes «mitos». Obras: Banquete, Fedón, República, Fedro.
  • Época de vejez (369-347 a.C.): los diálogos platónicos adoptan un tono a veces autocrítico, y en los que matiza su pensamiento a la vez que el carácter ontológico de la teoría de las ideas pierde importancia ante su aspecto meramente lógico. Obras: Teeteto, Parménides, Sofista, Político, Filebo, Timeo, Critias, Leyes, Epínomis.

La Filosofía Política de Platón y la Influencia de Sócrates

Platón, en la época que recibía las enseñanzas de su maestro, pensaba dedicarse a la política, y concebía las enseñanzas socráticas como instrumentos para la participación política. Sin embargo, la crisis de la democracia (Platón nunca fue demócrata, influido por su ascendencia aristocrática) y, sobre todo, la muerte de su admirado Sócrates, determinan su desencanto de la actividad política y su dedicación a la filosofía. No obstante, su preocupación por la creación de una sociedad justa nunca decayó.

Efectivamente, el filósofo, aceptando el intelectualismo moral de Sócrates, considera que para poder hacer el bien, en primer lugar, hay que saber en qué consiste el bien que queremos practicar. En este sentido, podemos considerar la filosofía platónica como una preparación para conocer en qué consiste el Bien, para posteriormente poder crear en la sociedad ateniense la sociedad justa. Por eso, según nuestro autor, el mejor gobernante es el filósofo, pues solo él sabe perfectamente en qué consiste la justicia y cómo aplicarla.

La República y el Mito de la Caverna

La República es la obra fundamental del pensamiento platónico maduro en la que se encuentra la exposición más elaborada de la teoría de las ideas y su proyecto político utópico. Se compone de 10 libros en los cuales se tratan temas relativos a la justicia (armonía del conjunto social e individual), las partes del alma y sus virtudes, y el intento de alcanzar el bien mediante la dialéctica. También es frecuente el uso de mitos, como el mito de la caverna, que es una explicación alegórica de la situación en la que se encuentra el hombre respecto al conocimiento. Narra el ascenso educativo desde el nivel más bajo de conocimiento al superior: el conocimiento del Bien, que confiere, además de sabiduría, la realización humana (ética) y preparación para gobernar (política). Aparece en el libro VII.

Comparación entre Platón y Nietzsche: Una Oposición Radical

Platón y Nietzsche representan una oposición radical, especialmente porque Nietzsche construyó su pensamiento en abierta oposición a la filosofía platónica. Nietzsche considera que son Sócrates y Platón los que han pervertido el conocimiento filosófico, dividiendo la realidad en dos, rechazando los sentidos y la corporalidad, para hacer de lo abstracto lo importante, y menospreciar lo realmente existente, lo concreto y material.

Los Sentidos y la Razón: Dos Visiones Contrapuestas

La valoración de los sentidos es diferente en ambos autores. Mientras Platón considera que los sentidos únicamente nos dan la posibilidad de acceder a reflejos y sombras de la realidad, Nietzsche sostiene que el único conocimiento verdadero, el único conocimiento que merece tal nombre, es el que procede de los sentidos. Será el desprecio de los sentidos lo que fundamente en Platón la posibilidad de acceder a un conocimiento racional, pues los sentidos nos mantienen entre sombras. Por el contrario, para Nietzsche, el desprecio de los sentidos es también desprecio del mundo y vaciamiento de todo, nihilismo.

Platón sostiene que el auténtico conocimiento sólo se puede conseguir mediante la razón en el ejercicio de la dialéctica, en un plano absolutamente abstracto. Nietzsche, que la razón meramente abstracta no es más que un ejercicio de vacío, porque lo abstracto únicamente existe en la mente, en los delirios de los racionalistas, porque en la realidad no nos encontramos con ninguna abstracción, sino con materialidades.

Lenguaje y Realidad: Estructuras Lógicas y Metafísicas

En el diálogo Crátilo, Platón deja claro que a partir del ejercicio del lenguaje podemos alcanzar las ideas. Platón refleja una concepción, que durará siglos, según la cual lenguaje y realidad tienen una estructura lógica común, de forma que el conocimiento de las estructuras del lenguaje nos lleva al conocimiento de las estructuras de la realidad. Nietzsche mantiene que el lenguaje, tal y como lo conocemos y lo hemos heredado, tiene en su seno una metafísica, una determinada concepción de la realidad que castiga a lo que cambia sobre lo que no cambia, nos da idea de la existencia real de conceptos abstractos y minusvalora a lo concreto y real.

Ontología y la División de la Realidad

Como es evidente, Nietzsche rechaza la división platónica de la realidad en dos mundos, el sensible y el de las ideas. Sólo existe un mundo y es el mundo en el que vivimos. La ontología platónica considera que lo verdadero es lo que no cambia, lo que permanece y es igual a sí mismo eternamente, mientras que Nietzsche tiene una postura más cercana a la que defendió Heráclito, según la cual la realidad es cambiante, mutable y dinámica, siendo engañosa la idea de permanencia o de subsistencia como cosas.

El mundo de las ideas sería, en terminología nietzscheana, un trasmundo, esto es, una realidad inventada que se presenta como verdadera y que se convierte en norma para enjuiciar la realidad verdadera que es la material. Ese trasmundo es el “paraíso” y el Dios del Cristianismo que reelaboró la filosofía de Platón para convertirla en un mensaje para los pobres.

El Bien, el Mal y el Poder

El bien y el mal son considerados por Nietzsche no como criterios morales, sino como elementos de poder incrustados y ocultados en el lenguaje. Para Platón, el bien, concretamente la Idea del Bien, era el centro de su ontología y posibilitador no sólo del ser sino también de la verdad.

Posiciones Sociales y Políticas

Socialmente, tanto Platón como Nietzsche mantuvieron posiciones poco “democráticas”. Nietzsche manifestó un continuo desprecio hacia las masas trabajadoras de su tiempo y contra su articulación política, por considerar que querían coartar las posibilidades de los que habían desarrollado sus capacidades, mientras que Platón siempre pensó que el pueblo no era más que un conjunto que se movía por sus bajos instintos y dispuesto únicamente a escuchar a los demagogos. Platón deseaba excluir al pueblo de cualquier gobierno, mientras que Nietzsche estimaba que la sociedad no debía configurarse en función de los intereses del pueblo, sino de los señores.

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