Poesia contemporanea caracteristicas


LA POESÍA ESPAÑOLA POSTERIOR A LA GUERRA CIVIL.


En el período que comprende desde el final de la guerra civil hasta actualmente se
reconocen diferentes corrientes poéticas.
En los años treinta se desarrolla una poesía centrada en la situación social del ser humano,
entre los autores que cultivaron esta poesía destaca Miguel Hernández. Durante la guerra civil se
cultivó una poesía marcada por la exaltación ideológica y el combate. En las décadas de posguerra
el panorama lírico estuvo marcado por la contienda, que provocó el exilio de numerosos
intelectuales y artistas, y por la política del régimen franquista, que dominada por el dirigismo y la
censura condicionó la evolución de la poesía de la época.
Al acabar la guerra civil existía un partido único que estaba bajo el mando del general
Franco. La represión franquista abarcó ejecuciones, detenciones, trabajos forzados… que
continuaron hasta el año 1975. En los primeros años de la posguerra la mayoría de la población
padecía frío y desnutrición. El Estado decidió las orientaciones culturales mediante la censura, las
consignas obligatorias y la promoción de autores y sus obras. En 1976, al morir Franco, este
régimen dictatorial desapareció iniciándose la transición hacia la democracia.
La Guerra Civil y dictadura provocaron el exilio de intelectuales y artistas, entre los que se
encuentran algunos de los poetas del grupo del 27. publican fuera de España Salinas, Prados y Juan
Ramón Jiménez. Los poetas del exilio siguieron diversos caminos, pero el tema que sobresale en
sus obras es el de España, cargado de angustia en una primera época. Autores como Emilio Prados o
Manuel Altolaguirre llegaron, en algún momento, a sustituir el dolor por un rescate del pasado.
En los años cuarenta hay en España distintas tendencias.

Destaca, al principio de la década, la poesía neoclásica, en la que las revistas tuvieron un
importante papel de difusión de las diversas líneas literarias. Las revistas fundamentales de esta
corriente fueron Escorial y Garcilaso. La primera surgió como el primer órgano de propaganda
intelectual de la “nueva España”, y sus colaboradores cultivaron la poesía intimista, realista, de
carácter meditativo y trascendente. Entre estos poetas destacan Luis Rosales y Dionisio Ridruejo,
que algunos críticos agrupan en la llamada generación del 36, y que hicieron una poesía realista y
cotidiana. Garcilaso continuó el camino de Escorial, y surgió, bajo su neoclasicismo formal, una
corriente neorromántica.
En los años cuarenta apareció también la poesía existencialista, textos de poetas que
rechazaban la estética neoclásica, que se centra en el sufrimiento del ser humano, los poetas
expresan, desde una experiencia histórica terrible de muerte y destrucción, su dolor existencial, su
soledad e indefensión. Los temas principales son la angustia por la muerte, la búsqueda dolorosa de
Dios y las crisis religiosas. Se publicaron en 1944 dos obras fundamentales, Hijos de la ira y
Sombra del paraíso. Hijos de la ira, de Dámaso Alonso, es un libro de protesta e indagación. En el
se emplea un lenguaje cotidiano y un léxico diverso, incluído el no poético, y en la métrica está
presente el verso libre. En Sombra del paraíso, de Vicente Aleixandre, se muestra el descontento
ante el destino humano y se añora el paraíso perdido.
En el mismo momento también surgieron voces que plantearon nuevas estéticas
reivindicando la poesía vanguardista. Apareció el el postismo, corriente que reivindicaba uno poesía
imaginativa superadora de todos los vanguardismos, y que buscaba la sorpresa por medio de la
ruptura de la lógica, el humor, un lenguaje lúdico e imágenes irracionales. Surgió también el grupo


 A finales de los sesenta aparecen obras de un grupo de escritores que renuevan el
panorama poético, cuyos nombres están reunidos en la antología de Castellet, Nueve novísimos
poetas españoles, por lo que este grupo se conoce como novísimos. Como rasgos principales de sus
obras están el alejamiento del realismo, la autosuficiencia del poema, ausencia de lo sentimental,
referencias a elementos culturales, presencia de mitos populares creados por los medios de
comunicación y metapoesía. Entre los rasgos formales destacan la tendencia a la experimentación
lingüística y un neobarroquismo expresivo, con gran riqueza léxica, imágenes irracionales,
enumeraciones caóticas e intertextualidad.

Desde 1975 hasta principios de la década de los 80 prevalece la estética de la promoción
de los 70, pero al mismo tiempo continúan su labor los poetas de la promoción de los 60.
Progresivamente se desarrollan nuevas tendencias entre las que destaca la poesía de carácter
realista. Se recobra la importancia del yo poético y del compromiso, y aparecen el humor, asuntos
de la vida cotidiana y de las realidades contemporáneas y urbanas.

La poesía figurativa es la dominante hasta mediados de los noventa, y tiene como
características generales la insistencia en el carácter ficticio del poema y en las experiencias
individuales, una estética verosímil y realista, y un estilo sencillo, con rasgos conversacionales y
prosaicos y léxico propio de la cultura urbana. Un autor destacado es Luis García Montero.

A partir de 1990 destaca la pluralidad de poéticas e intereses, sin que exista una corriente
dominante.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *