Poesía Lírica Latina: Evolución, Autores y Obras Clave


Los antiguos definían este género como el canto musical con acompañamiento de lira. En Roma, este género se introduce a finales del siglo II a.C. como resultado de la influencia de la lírica griega helenística. El movimiento más importante en la lírica latina está representado por los poetas neotéricos.

1. Los Neotéricos

En el siglo I a.C. surge un grupo de poetas a los que Cicerón llamaba irónicamente poetae novi o neoteroi, “innovadores”. Su ideal poético tiene como principio el rechazo de la épica tradicional romana y, en general, de toda la poesía solemne y prolija. Defienden, por el contrario, una composición breve, refinada, delicada y con altas dosis de ironía. Los argumentos de sus composiciones son los pequeños detalles de la vida cotidiana. Su poesía es de tipo lúdico (Catulo denominaba a sus composiciones nugae, “tonterías”). No obstante, estos poetas poseían vastos conocimientos literarios y mitológicos, y eran capaces de dar una forma elaborada y exquisita a sus versos.

A este círculo de poetae novi pertenecían Valerio Catón, Licinio Calvo o Elvio Cinna, de los que tan sólo conservamos algunos fragmentos aislados. Sin embargo, se conserva la mayor parte de la producción de Catulo, para muchos el lírico más grande de la literatura latina.

1.1. Catulo

Cayo Valerio Catulo nació en Verona en el seno de una familia adinerada (87-54 a.C.). Pronto se trasladó a Roma, donde debió conocer a Clodia, mujer que bajo el pseudónimo de Lesbia sirvió de inspiración a muchos de sus poemas amorosos. En Roma tomó contacto con los círculos literarios neotéricos y gozó de la amistad y protección de literatos y políticos influyentes.

Su obra se compone de 116 Carmina agrupados en un solo libro. Los primeros sesenta tienen variedad métrica y argumento ligero. Del 61 al 68 son más largos y de mayor ambición literaria (epitalamios y elegías como La cabellera de Berenice o Las Bodas de Tetis y Peleo). Del 69 al 116 son composiciones breves en dísticos elegíacos o epigramas.

Desde el punto de vista temático, los de contenido amoroso y erótico son los más numerosos, en cuya lectura podemos observar las fases que atravesó su relación con Lesbia: de la exaltación y euforia apasionadas a las tensiones emocionales y sentimientos ambiguos, para acabar en el desamor y la amarga ruptura de los amantes con el consiguiente dolor del poeta, que se esfuerza en asumir la nueva situación. Aunque este es el motivo central, también aparecen sentimientos de ternura hacia sus amigos y amantes o las burlas y caricaturas más ridículas de sus adversarios.

Por primera vez en la literatura latina aparecen los sentimientos personales en los que tienen cabida la pasión amorosa y el deseo sexual, novedosos en la tradición literaria romana, acostumbrada al amor filial, conyugal o patriótico.

Catulo gozó de gran popularidad a partir del Renacimiento y, sobre todo, en el Romanticismo. El carmina V sobre los besos ha sido uno de los más imitados. En nuestra literatura ha sido motivo de inspiración desde Góngora, Quevedo y Lope hasta los novísimos Luis Alberto Cuenca o Luis Antonio de Villena.

Lesbia y su gorrión por Edward John Poynter

2. Poesía Lírica en Época de Augusto

2.1. Horacio

Quinto Horacio Flaco nació en el 65 a.C. en Venusia y ya en Roma perteneció al círculo literario de Mecenas. Murió en el año 8 a.C., pocas semanas después que su amigo Mecenas.

A Horacio corresponden dos obras líricas: Epodos y Odas.

Los Epodos o Iambi son 17 composiciones en metro yámbico en las que el poeta imita a los antiguos líricos griegos del siglo VII a.C., como Arquíloco, así como también al alejandrino Calímaco. En la antigua lírica griega, el yambo era un metro y una composición de contenido polémico y sarcástico con lenguaje agresivo y, a veces, violento. Esta composición se mostraba acorde con el temperamento juvenil de un Horacio rebelde, exaltado y enérgico que irá suavizándose en obras posteriores. En los Epodos aparecen viejas libidinosas, hechiceras, avaros y nuevos ricos objeto de las iras del poeta. De todos modos, son mucho más moderados que sus predecesores griegos y, en ocasiones, antepone el elogio de la vida campestre (beatus ille) a la crítica.

Las Odas o Carmina incluyen 103 poemas publicados en cuatro libros. Su modelo son los antiguos líricos griegos como Alceo, Safo y Anacreonte, aunque también se deja inspirar por los neotéricos debido a su interés por la perfección formal del verso, dejando a un lado lo lúdico para centrarse en la profundidad del sentimiento, por lo que las Odas son un ejemplo de armonía, sobriedad y equilibrio. En cuanto al contenido, hay alternancia entre sucesos de la vida pública y acontecimientos personales de la vida del poeta. Encontramos, de este modo, odas “civiles” o “romanas” dedicadas a exaltar la política reformadora de Augusto, junto a otras religiosas, mitológicas, autobiográficas, amorosas e incluso de contenido filosófico.

Aunque sus poemas carecen de la pasión de Catulo, sin embargo, Horacio supera en exquisitez, equilibrio y perfección formal a cualquier otro poeta latino. Muchos de los tópicos literarios utilizados en épocas posteriores, como el Carpe diem, Aurea mediocritas o Beatus ille, tienen su origen en las composiciones de Horacio.

Las afirmaciones horacianas non omnis moriar, “no moriré del todo”, y exegi monumentum aere perennius, “erigí un monumento más duradero que el bronce”, fueron proféticas, ya que a partir del Renacimiento su huella en la literatura es evidente. Desde Garcilaso, Fray Luis de León hasta Gerardo Diego y Jorge Guillén hay claros ejemplos.

2.2. Poetas Elegíacos

Quintiliano, en sus Institutiones Oratoriae, afirma: Elegia quoque Graecos provocamus, ‘en la elegía desafiamos también a los griegos’. Y es que los romanos, a pesar de que no se consideraban inventores de este género, lo llevaron a su máxima perfección y determinaron lo que sería su esencia: la expresión de los sentimientos personales del poeta.

La elegía, que surgió en Grecia hacia el siglo VII a.C., se definía en un principio por su forma métrica y no por su contenido: estaba escrita en dísticos elegíacos y se acompañaba del sonido de una flauta. Estas composiciones podían ser breves, como los epigramas, o, por el contrario, tener una gran extensión. La temática de las elegías era muy diversa: descripción y reflexión sobre asuntos serios o frívolos, exhortación al combate, expresión de sentimientos o alabanza de los muertos. Más tarde, los poetas de época helenística, como Calímaco (siglo III a.C.) reservaron esta forma métrica para expresar la pasión amorosa, si bien sus composiciones, muy teñidas de erudición mitológica, no expresaban aún sentimientos personales.

Los poetas elegíacos romanos transformaron estas elegías griegas otorgándoles un tinte subjetivo, es decir, concediendo la máxima importancia a las emociones personales del poeta. No obstante, aún quedan reflejos de los temas propios de la elegía griega: el contraste entre el amor y la muerte y entre el placer y el dolor, temas eróticos de la mitología (como telón de fondo de la experiencia amorosa individual)…

Las características de la elegía romana se pueden trazar como sigue:

  • Es una poesía amorosa subjetiva, en la que predomina la expresión de las emociones del poeta.
  • La relación entre el poeta y su amante se plasma en ciclos de poemas cortos (estas colecciones generalmente llevan por título el nombre -o sobrenombre- de una mujer).
  • Los celos y la inseguridad del enamorado aparecen como motivo recurrente en estos poemas, puesto que el poeta no es el objeto exclusivo de las atenciones de su amante; el poeta muestra la intención de conquistar a la persona amada.
  • Las referencias mitológicas que aparecen en estos poemas responden a la esmerada formación recibida por los poetas elegíacos. Son, sin duda, poetas doctos.
2.2.1. Tibulo (Albio Tibulo, ca. 55-19 a.C.)

El máximo representante de la elegía de carácter intimista, mantuvo una estrecha amistad con un personaje de la política romana, Mesala, promotor de un círculo literario al que también perteneció el poeta Ovidio.

La obra de Tibulo se recoge en una colección de Elegías, dividida en tres libros:

  • El primer libro está dedicado a Delia, nombre ficticio de una dama de la sociedad romana por la que el poeta sentía un sincero amor. También aparece en este libro una serie de composiciones dedicadas a un muchacho llamado Marato.
  • El segundo libro contiene el ciclo de poesías dedicadas a una cortesana, de sobrenombre Némesis, a la que el poeta amó con una violenta pasión.
  • El tercer libro es, en su mayoría, una antología de poemas escritos por miembros del círculo poético al que perteneció Tibulo.

Al igual que los demás poetas elegíacos, Tibulo trata, siempre en un tono intimista, asuntos de diversa índole: el elogio de la vida tranquila y sencilla en el campo junto a la amada, la añoranza de un pasado feliz, el respeto por la religión romana… Pero también denuncia la ambición de poder y riquezas que provoca la guerra, muestra rechazo por el comercio y los viajes, se queja de la enfermedad y la muerte. Sobre todos estos temas planea, sin duda alguna, el del amor romántico, aunque sin llegar a ocupar un lugar preponderante. En cuanto a su estilo, Tibulo fue calificado por Quintiliano de tersus atque elegans, ‘fino y elegante’. Predomina en sus composiciones la sencillez (no hace uso de la erudición mitológica), la transparencia y el estilo llano. La diversidad de temas a los que el poeta recurre fluyen de manera fácil y natural.

2.2.2. Propercio (Sexto Propercio, 50-ca. 15 a.C.)

Nacido en Asís, este poeta elegíaco viajó como tantos otros a Roma y allí se dedicó en un primer momento a las actividades del foro, pero la intensa historia de amor que mantuvo con una mujer le hizo inclinarse finalmente a la poesía. Pronto se granjeó la amistad de Mecenas (el amigo y benefactor de Horacio) y del propio Augusto.

Su obra está compuesta por cuatro libros de Elegías:

  • Los dos primeros están dominados por la figura de su amada, una cortesana a la que Propercio llamaba con el nombre poético de Cintia. Las distintas fases que experimenta su amor (celos, enfados, reconciliaciones, ansiedad…) van marcando el tema de las distintas composiciones.
  • En el tercer libro se produce, de manera paulatina, un enfriamiento en las relaciones de los amantes a causa, al parecer, de los devaneos amorosos de Cintia con otros hombres. Otros temas aparecen en este libro en un lugar preponderante: la naturaleza de la poesía, acontecimientos de la época…
  • El libro cuarto contiene las llamadas ‘elegías romanas’, leyendas de la antigua Roma que constituyen la contribución del poeta a la política de Augusto.

Propercio imitó en sus composiciones a los poetas alejandrinos; el propio autor confiesa su intención de convertirse en el ‘Calímaco romano’. Muestras de ello son su erudición mitológica y la preocupación por el estilo, hasta el punto de convertirse éste en artificioso y oscuro. Al igual que Tibulo, cultivó el otium, aunque tuvo más relación con el mundo circundante. En cuanto al estilo, nada tienen que ver estos dos elegíacos: Propercio es oscuro y barroco en su expresión.

2.2.3. Ovidio (Publio Ovidio Nasón, 43 a.C.-17 d.C.)

Nació en Sulmona de una familia acomodada de rango ecuestre. Introducido en ambientes intelectuales, rehusó seguir la carrera de abogado para dedicarse plenamente a la poesía. En el año 8 a.C. fue objeto de una acusación, aún no aclarada, y se le condenó al destierro en Tomos (en la Dacia), y tuvo que abandonar la familia que había formado, su círculo de amistades y la fama y el éxito que ya conocía como poeta. Ovidio murió en el destierro, añorando Roma y suplicando angustiosamente a unos y a otros que intercedieran ante el emperador Augusto para que le fuera levantado el castigo.

La obra elegíaca de Ovidio está compuesta por Amores, Ars Amandi, Remedia amoris y Heroidas, obras de su juventud, y por Tristia y Epistulae ex Ponto, escritas en el destierro. Amores es una colección de poemas elegíacos recogida en tres libros, en la que el poeta canta a Corina, su amada tal vez imaginaria. Ars amandi o amatoria es un tratado para seducir. Responde a un esquema tripartito: búsqueda del amor, conquista y conservación de este. El lenguaje es claro y directo pero también elegante. Remedia amoris es un tratado para superar el fracaso amoroso desde su experiencia. Estos dos últimos poemas son elegíacos en cuanto a la forma pero didácticos y con tono de parodia en cuanto al contenido. Ovidio es un poeta de talento extraordinario con estilo brillante, refinado y abundante en recursos. Heroidas se compone de quince epístolas poéticas en dísticos elegíacos. Se trata de cartas dirigidas por heroínas legendarias a sus amados: Penélope a Ulises, Fedra a Hipólito, Dido a Eneas, etc; se incluyen también entre estas cartas las respuestas de algunos amantes, como la de Paris a Helena. En las Heroidas, Ovidio aprovecha al límite el tema amoroso, aunque sea de manera académica, sacando partido de los amores míticos de mujeres abandonadas o alejadas de sus amantes. Tristia es una recopilación de cartas en dísticos elegíacos, distribuidas en doce libros. Por deseo del poeta no parecen los nombres de los destinatarios de las cartas. Epistulae ex Ponto son cuatro libros de cartas poéticas en dísticos elegíacos, dirigidas a su mujer y a sus amigos, para pedirles que intercedan por él ante Augusto. Como en la obra anterior, la mayoría de las cartas está presidida por el tono de lamentación y queja, pero Ovidio es capaz de hacer poesía a partir de su desgracia personal, poesía pura en la que la forma sobrepasa el contenido.

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