La Dictadura de Primo de Rivera: De la Monarquía Alfonsina a la Segunda República
El 13 de septiembre de 1923, contado con el apoyo de la Corona y del ejército, el general Primo de Rivera reclamaba el poder político mediante un golpe de Estado. Así se iniciaba la época de la dictadura que se extendió desde 1923 hasta 1930 y tuvo dos formas de gobierno.
Formas de Gobierno
- Directorio Militar (sept. 1923 – sept. 1925): En esta etapa, la dictadura se presentó como un régimen transitorio cuyo objetivo era la solución de los graves problemas nacionales para volver al sistema constitucional. El gobierno establecido por Primo de Rivera estaba compuesto únicamente por militares.
- Directorio Civil (1925 – 1930): En esta etapa, el régimen dictatorial pretendió institucionalizarse, para lo cual se formó un gobierno compuesto por civiles que atendió más a los problemas económicos y sociales.
Causas del Golpe de Estado
- Descomposición del sistema político de la Restauración: Así, entre 1918 y 1923 hubo 13 cambios de gobierno y más de 30 crisis parciales.
- Cuestión marroquí: Agravada por el Desastre de Annual y el temor a que se conociera el Expediente Picasso.
- Problema de orden público: Existía en toda la nación, pero muy especialmente en Barcelona.
El final de la Primera Guerra Mundial trajo consigo la crisis económica española, ya que los países que habían estado en guerra comenzaron a reconstruir sus economías y a necesitar cada vez menos las exportaciones españolas. En consecuencia, muchas empresas que habían aumentado su productividad se encontraron sin mercado donde colocar sus productos, lo que originó su cierre y el paro obrero aumentó mientras que los salarios seguían siendo bajos. Así, en Barcelona se recrudecieron las tensiones sociales y la CNT anarquista, predominante entre el proletariado catalán, se dedicó a la lucha directa, lo que supuso el atentado terrorista contra empresarios, militares, políticos y alto clero. Los patronos respondieron contratando pistoleros a sueldo que, además de protegerlos, debían asesinar a los líderes obreristas.
Así pues, las calles de Barcelona se vieron dominadas por la violencia. Fue la época del pistolerismo que se extendió desde 1917 hasta 1923. Hubo cerca de 800 atentados con 226 muertos, entre ellos el presidente español Eduardo Dato, asesinado por anarquistas, y el dirigente sindical Salvador Seguí, asesinado por pistoleros al servicio de la patronal.
En consecuencia, en 1923 España se encontraba en una situación de total desorganización y caos, por lo que el golpe militar de Primo de Rivera, en principio, contó con un gran apoyo no sólo en la Corona y el ejército, sino también en la burguesía, la mayor parte de las clases medias e incluso de los socialistas que deseaban una época de orden público para poder plantear sus reformas sociales y económicas. Los únicos contrarios al golpe militar fueron los anarquistas y el pequeño partido comunista, que fueron ilegalizados.
Directorio Militar
El dictador formó un gobierno compuesto solo por generales cuya actuación fue la siguiente:
- Orden público: El gobierno militar declaró el estado de guerra en toda España. Se suspendieron las garantías constitucionales y se restringieron al máximo las libertades públicas. Además, se militarizó la administración, por lo que los gobernadores civiles provinciales fueron sustituidos por gobernadores militares. También se suspendieron los ayuntamientos y, en su lugar, se formaron juntas vocales que eran elegidas por sus gobernadores militares. Con estas medidas se redujo la agitación social y el pistolerismo, y se fue volviendo a una situación de orden público.
- Actuación política: El directorio militar disolvió las Cortes y prohibió las actuaciones de los partidos políticos y sindicatos. En 1924, y con apoyo del dictador, se fundó el partido de la Unión Patriótica, partido pro-gubernamental que no tenía una ideología determinada y que lo único que pretendía era conseguir adeptos para la dictadura. A las pocas semanas de su creación, la Unión Patriótica pasó a tener más de 2 millones de afiliados, lo que refleja el grado de aceptación popular que en principio tuvo la dictadura.
- Cataluña: En principio, la burguesía catalana apoyó decididamente el golpe de Primo de Rivera, pero pronto se desilusionaron ante el carácter firmemente uniforme y centralista del dictador, que por eso desarrolló una política anti-catalanista. Así, se prohibió el gobierno de la Mancomunidad, también el uso público de la lengua y bandera catalana, y toda manifestación catalanista, por lo que llegó incluso a prohibir el baile regional, la sardana, y a cerrarse el campo del Fútbol Club Barcelona.
- Cuestión marroquí: El Desastre de Annual de 1921 convenció a Primo de Rivera, junto a otros mandos, de que lo mejor era abandonar el protectorado ante la dificultad de controlar a las guerrillas. En 1924, Primo de Rivera viajó a Marruecos, donde se entrevistó con los militares africanistas que eran totalmente contrarios al abandono del protectorado. Primo de Rivera cambió de idea no por las presiones de los africanistas, sino porque se produjo un hecho inesperado: el líder militar Abd-el-Krim, creyendo que la situación ya estaba ganada en la zona española, cometió el error de atacar el protectorado francés. Primo de Rivera inmediatamente contactó con las autoridades francesas y pronto se llegó a un acuerdo de colaboración hispano-francesa contra las guerrillas de Abd-el-Krim. Así, en septiembre de 1925, las tropas españolas, bajo la protección de la armada francesa, desembarcaron en el peñón de Alhucemas y, tras varios encuentros victoriosos contra las guerrillas, finalmente en 1926 Abd-el-Krim se entregó a las autoridades francesas. Un año después, en 1927, el ejército español completó la ocupación del norte de Marruecos y el protectorado español quedó pacificado, por lo que la cuestión marroquí se convirtió en el principal éxito del dictador, además pasó a contar con el aprecio y apoyo de los africanistas, quienes consideraron que el ejército había recuperado su honor.
Directorio Civil (1925 – 1930)
Los éxitos logrados con la pacificación de Marruecos y la restauración del orden público hicieron concebir al dictador la idea de permanecer en el poder creando un nuevo régimen, por lo que el gobierno de generales fue sustituido por civiles y creó la Asamblea Nacional Consultiva, organismo político influido por el régimen fascista italiano. Esta asamblea estaba formada por representantes de las corporaciones distributivas en oficios, también por funcionarios de la administración y representantes sociales elegidos desde el poder.
Durante esta etapa, el gobierno civil atendió más a cuestiones económicas y sociales. Así:
- Acciones económicas: Aprovechando la buena coyuntura internacional, el gobierno del dictador desarrolló una política intervencionista y proteccionista. Desde el Estado se fomentaron obras públicas con la construcción de nuevas carreteras, la ampliación de la red ferroviaria española y la creación de las confederaciones hidrográficas que permitieron extender el regadío y aumentar la producción de electricidad mediante centrales hidroeléctricas. También el Estado entregó monopolios a compañías eléctricas. Así, el monopolio telefónico fue entregado a Compañía Telefónica de España y la importación, distribución y venta del petróleo a la CAMPSA. En la política proteccionista se mantuvieron altos aranceles aduaneros y el Estado concedió subvenciones a todas las industrias nacionales que no podían competir con las exteriores. No hubo ninguna reforma agraria, por lo que se mantuvieron los problemas del campo. Por otra parte, las ayudas y subvenciones aumentaron la deuda pública ante el fracaso de la reforma fiscal que intentó el ministro de Hacienda Calvo Sotelo, basado en las rentas y que no fue aceptada por las clases altas, por lo que el Estado tuvo que endeudarse.
- Actuaciones sociales: Hay que destacar las subvenciones a las familias numerosas, también el aumento de las prestaciones de la seguridad social. Aumentó también el número de escuelas y maestros, y la creación de los comités paritarios compuestos por el mismo número de patronos y obreros. Estos comités debían regular el derecho a la huelga y las condiciones laborales de los trabajadores, además de actuar como mediadores en los conflictos laborales. La UGT apoyó y participó en estos comités.