El cristianismo:
Así pues, el cristianismo no es una filosofía, sino una religión revelada que comporta una cosmovisión en la que hay puntos absolutamente nuevos y ajenos a la filosofía griega:1. Doctrina de la creación. Idea absolutamente extraña a la filosofía griega. Para Parménides, de la nada nada puede proceder, todo existe desde siempre. Para el cristianismo, sólo un Dios omnipotente puede crear y todo lo demás son seres contingentes, pueden o no existir.2. Doctrina de la encarnación. Dios providente decide hacerse hombre en un tiempo y lugar concretos de la historia, Dios es el que decide y acepta su propio sacrificio y en un tiempo histórico preciso. Este hecho confiere un significado distinto a la historia, constituirá el centro de la historia, y así, si para los griegos la historia es un proceso circular y cerrado, para el cristianismo es un proceso lineal y abierto que se origina con la creación del mundo por Dios. 3. Doctrina sobre el hombre. Para el cristianismo, el hombre es una imagen de Dios, el alma es inmortal y se admite la resurrección de los cuerpos.El cristianismo, pues, aparece como una religión revelada, fue ofrecido al mundo por Cristo como una doctrina de salvación, redención y amor y no como un sistema abstracto y teórico. El cristianismo comporta para el hombre un nuevo espíritu, era un camino hacia Dios que debía ser recorrido en la práctica, no era un sistema filosófico.Sin embargo, cuando el cristianismo fue creciendo provocó sospechas y una hostilidad, no sólo de los judíos y autoridades políticas, sino también de intelectuales yescritores, los cuales le lanzaron ataques desde un plano teórico y filosófico, los cualesexigían respuesta. Por ello, se encuentran argumentaciones y elementos filosóficos en losescritos de los primeros Padres y apologistas cristianos, si bien su interés era teológico, de defensa de la fe, y no elaboraron un sistema filosófico.Pero esta apologética de la fe influyó en el crecimiento de la filosofía cristiana, pues los cristianos más intelectuales sintieron el deseo de penetrar en los datos de la revelación y de formarse una imagen totalizadora del mundo y del hombre a la luz de la fe.En ese proceso de argumentación y definición de los datos de la revelación se emplearon conceptos tomados de la filosofía, y como los cristianos no disponían de una filosofía propia, los tomaron de la filosofía que imperaba en la época: el neoplatonismo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los primeros escritores cristianos no hacían una clara distinción entre filosofía y teología, ellos intentan presentar una sabiduría o “filosofía” cristiana que era sobre todo teológica, si bien contiene elementos filosóficos.
La filosofía cristiana comprende varios períodos:
-De los siglos I a IV (la Patrística), donde los Padres de la Iglesia sistematizan el dogma y realizan los primeros ensayos de una armonización entre la fe cristiana y la filosofía. Este período culmina con San Agustín (y es, por tanto, la etapa en la que nosotros estamos).-Después de la división del imperio romano, en Occidente pasan algunos “siglos en blanco” por lo que respecta a la filosofía; la cultura queda encerrada en cenobios y monasterios hasta el siglo IX, en el que comienza una segunda época de la filosofía cristiana: -La Escolástica, llamada así porque tiene su origen en las escuelas eclesiásticas de la Alta Edad Media.Dentro de la PATRÍSTICA se suele diferenciar entre los Padres apologistas o apologetas y los Padres de la Iglesia.Los primeros esbozos del pensamiento cristiano comienzan en el siglo I con losPadres apologistas, que son aquellos autores que formulan por primera vez por escrito uns defensa de la fe cristiana frente a los enemigos de la Iglesia: los paganos, para quienes la religión cristiana sería una “locura contagiosa” desde ambientes judíos, y los herejes (el gnosticismo), que acusan a los cristianos de irracionales. Entre los apologetas:-Unos se esforzaron en demostrar la falsedad de tal impugnación, tratando de conciliarla filosofía antigua con la nueva fe. Representa esta primera posición San Justino, quien presenta en sus obras a la filosofía clásica como antecedente y preparación de la fe cristina; no hay, por tanto, contradicción entre la ciencia antigua y la nueva fe, sino que debe considerarse a ésta la coronación de la vieja filosofía.-Otros, en cambio, se refugian en la pureza de la fe, despreciando el saber filosófico como estéril. Tertuliano representa esta posición contraria y opuesta a la filosofía; para él, la antigua filosofía es pura insensatez, es la antítesis de la religión. Su actitud es irracional: “creo porque es absurdo” llega a afirmar este autor para quien la mejor garantía de la fe frente a la ciencia vana es precisamente su irracionalidad. Ningún autor posterior defenderá esta extrema irracionalidad.[En Tertuliano se puede reconocer un eco de la actitud platónica, pues al igual que Platón se refugia en la íntima y secreta experiencia del alma para descubrir la única verdad en un mundo superior, ante el cual éste que nos rodea es desdeñable. Y en Justino se puede reconocer un eco de la actitud aristotélica, que valora la ciencia empírica y la realidad concreta para penetrar a través de ella en el ser y en la verdad. Ambos autores son el preludio de la filosofía cristiana, si bien ellos no son estrictamente filósofos.Así, habrá dos grandes corrientes de pensamiento cristiano: -una, que se recluirá en la íntima y serena relación del alma en gracia con Dios, desentendiéndose de la naturaleza y su estructura y -otra, que leerá la verdad en el fondo de lo creado y en su ordenado y profundo dinamismo el secreto de la salvación.La primera, que predominará en los primeros siglos de la Iglesia, culminará con la obra de San Agustín, y la segunda, que dominará en el siglo de oro de la Escolástica y que encontrará en Santo Tomás su genial expositor.Platonismo agustiniano y aristotelismo tomista serán así los dos grandes cauces por los que discurre la filosofía medieval, prolongando los dos grandes sistemas de la antigüedad y preparando las construcciones complejas de la filosofía moderna.]Por su parte, los llamados “Padres de la Iglesia” son aquellos autores que hacen una exposición doctrinal y sistemática de la fe ayudados por (o utilizando el lenguaje de) la filosofía griega. Dentro de la Patrística griega destacan San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianceno, y en la Patrística latina San Ambrosio de Milán y San Agustín, que es el último de los padres latinos y con quien culmina este primer período de la filosofía cristiana, es el más grande de los Padres, tanto desde el punto de vista teológico como literario, elaboró de forma más clara que ninguno de ellos un sistema filosófico cristiano y dominó el pensamiento occidental hasta el siglo XIII