Principios Fundamentales del Proceso Penal
1. Principio de Audiencia
El principio de audiencia implica que nadie puede ser afectado negativamente por un pronunciamiento judicial sin haber tenido la oportunidad de ser oído en el proceso. Está íntimamente vinculado con el derecho de defensa, que permite a todo sujeto formular alegaciones y solicitar pruebas en los procesos judiciales.
En el proceso penal, este principio rige en la fase de juicio oral y en la fase de instrucción, donde el investigado tiene derecho a intervenir en las diligencias y solicitar pruebas en su descargo.
2. Principio de Igualdad Procesal
El principio de igualdad procesal exige que las partes reciban el mismo trato y dispongan de los mismos medios para defender sus posiciones. Debe respetarse en cada proceso y en toda la legislación procesal, previendo actos de alegación y prueba paralelos para cada parte.
En el proceso penal, existe una aparente desigualdad durante la fase de instrucción, pero se equilibra en la fase de juicio oral.
El Ministerio Fiscal recibe un tratamiento privilegiado, justificado por su defensa de la legalidad y el interés público.
3. Principio de Oficialidad
El principio de oficialidad establece que el proceso penal debe iniciarse, desarrollarse y terminar conforme a la Ley, sin depender de la voluntad de las partes.
Esto implica:
- Carácter necesario: El proceso debe iniciarse ante la noticia de un hecho aparentemente delictivo.
- Inicio de oficio: El proceso puede comenzar por iniciativa del tribunal o de un órgano público.
- Objeto del proceso: Los hechos delictivos, no las pretensiones de las partes.
- Materias indisponibles: No se permiten actos de disposición del objeto del proceso.
- Desarrollo condicionado: El proceso avanza si se mantiene la apariencia delictiva.
- Principio de investigación de oficio: Los poderes públicos tienen el protagonismo en la búsqueda de pruebas.
El principio de oficialidad garantiza la tutela del interés público y la imparcialidad del proceso penal.