Problematizacion de la categoría mujer


PROBLEMATIZACIÓN DE LA CATEGORÍA “MUJER”

Introducción: Durante la historia el problema de la mujer se ha entendido de manera política, por eso durante la primera ola las mujeres lucharon por sus derechos políticos mediante reivindicaciones. Pero, ¿Qué es realmente una mujer? Intenta introducir la duda siendo objeto de análisis ya que era un contenido fijado, no cuestionado. Hace un análisis filosófico ontológico y ético-político, un cambio con responsabilidad moral que convierta al objeto-mujer en sujeto.
Rechaza todas las teorías esencialistas ya que piensa «La mujer no nace, se hace» mostrando así su perspectiva existencialista. Así pues se presenta contraria a Platón que defiende que todo ser tiene su eidos, tampoco al psicoanálisis de Freud que considera a la mujer «un hombre mutilado» ni el marxismo que considera a la mujer determinada por la estructura económica.

El ser humano es un sujeto libre, se hace a si mismo mediante sus decisiones con las que logra trascendé pero la mujer ha sido relegada a alteridad absoluta ya que ella nunca puso ningún obstáculo. Así pues ella propone un método dividido en la fase analítico-regresiva en la que intenta entender la opresión de la mujer aclarando qué construyó esta situación analizando discursos de la Biología, Psicoanálisis y Materialismo histórico (deterministas); y la sintético-progresiva para comprender la sumisión surgiendo su tesis de que la cultura es realmente la culpable de la jerarquía de sexos y encuentra en la Historia y los Mitos datos que lo confirman.

El hermetismo que hace en la dialéctica amo-esclavo de Hegel, en la categoría de lo Otro. Todo sujeto tiene conciencia pero aparece otra que hace peligrar su libertad. Una se convierte en esclavo y la otra en amo, pero ambos operan la inversión. La mujer se presenta como el Otro, mientras el hombre es el Uno. Pero, ¿Qué es lo que realmente ha llevado a las mujeres a la situación y por qué no han operado la inversión? El ser humano es un mitsein, un ser-con-otros. Pero la relación entre ambos sexos no lo es. Todo sujeto es un «sujeto situado» ya que está en un contexto, en el que tiene que decidir y el de la mujer es su biología y en el socio-cultural el patriarcado, que le impide ejercer su autonomía  y la realización de la trascendencia. Entonces la existencia se degrada y se cosifica, cayendo en la inmanencia y siendo denominada como inesencial, siendo esto un mal moral. Mientras él es sujeto, esencial y restándole oportunidades a la mujer. Si un sujeto es degradado de manera consciente, es mala fe; y es opresión si la falta de libertad es provocada por otro. A las mujeres se les da esta opresión mediante la cultura.

Nunca se ha respuesto a que es una mujer ya que la sociedad pone en duda su existencia con sus contradicciones. Pero, ¿No habrá sido la categoría de mujer acuñado de manera interesada para obligar comportamientos? El patriarcado ha configurado un modelo de mujer y a partir de ahí las mujeres han tenido que someterse al ideal como miembros de su sexo y sociedad.

Realmente, si feminidad fuera un tema biológico los usos del término mujer se vinculan al tener útero pero hay una valoración que dice que «la feminidad está en peligro». Esta es una contradicción ya que a nivel biológico la mujer se obtiene por hormonas pero algunas son más femeninas que otras, e incluso algunos pensarán que aunque se confirmen que es hembra dirán que no son mujeres. Así pues con feminidad y mujer se refiere a términos no naturales, sino según un modelo del eterno femenino, ya que la feminidad no es una cualidad natural ni eterna, no existe una esencia femenina, sino que es un mito forjado mediante el aprendizaje que condiciona los rasgos de comportamiento: «Mujer no se nace, se hace». El eterno femenino es un rol asignado por la sociedad que les atribuye cualidades.

Lo femenino se ha configurado a lo largo de la historia por los hombres como modelo cultural, un mito según sus intereses utilizado por las diferencias observables. Este modelo tiene carácterísticas. La primera de ellas es el estatismo del mito, ya que la diversidad de mujeres quedan reducidas al monolítico estático del mito y si no encaja es porque no es una mujer, no porque sea erróneo. La segunda de ellas es el mantenimiento del estatus de privilegio porque la categorización es para mantener los privilegios de los hombres en la sociedad, siendo ella excluída del exterior sin tomar decisiones. También la similación mujer-naturaleza debido a que el eterno femenino es un mito que asimila las mujeres a la naturaleza por el embarazo o mentruación, de forma de excusa que utilizan para justificar injusticias.

Del mismo modo el «misterio femenino» y sus ventajas para el varón le dan peculiaridad, ya que existen afirmaciones que expresan la incapacidad de entender frente a una realidad objetiva como «a las mujeres no hay quien las entienda», que no es realmente un hecho, sino un derecho adquirido creando así un modo científico, humano o político en el que lo razonable esta en el mundo masculino. Por último la absoluta alteridad siendo así imposible la reciprocidad ya que la mujer se considera inexplicable aunque la mujer a veces no entienda al hombre, siendo una situación de pura alienación.

Desde pequeños se enseña un rol según el sexo, diferentes y separados teniendo las mujeres que asumir su posición inferior y dependiente. Así se confirma que la mujer es un término social donde la sociedad la posiciona en un rol determinado con sus carácterísticas, creando así el eterno femenino resultado de la socialización diferenciada en los sistemas sociales de género.

Su tesis «Una no nace, sino que se convierte en mujer» inagura una nueva forma de comprender a la mujer mostrando que las carácterísticas femeninas son adquiridas no biológicas por la educación y costumbres, moldeando así roles de género y jerarquía sexual. Aunque se niegue el eterno femenino siguen existiendo mujeres, pero no existe un concepto fijo y trascendente ya que no se puede esperar una verdad absoluta. Sexo es un concepto biológico, mientras que género cultural referido a los roles sociales que son culturales.

Su obra concluye con propuestas para conseguir una sociedad emancipada que solo se logrará con una actitud valiente y convencida de la mujer que conseguirá ser sujeto. Pero para lograr una vida auténtica deberá asumir la angustia de la libertad y salir de ella, así se sustituirá la absoluta alteridad siendo lo Otro por reciprocidad y reconocimiento. Sin embargo, la mujer consiguirá realmente su autonomía con autonomía económica sin discriminación laboral ni salarial, libertad sexual, control sobre su cuerpo (aborto, anticonceptivos), reparto de tareas… Y un programa educativo basado en la igualdad de sexos con cambios estructurales e institucionales que fomente relaciones de igualdad entre géneros, dejando los roles de la jerarquía inculcados desde la infancia y consiguiendo una sociedad mejor para hombres y mujeres.

Conclusión: Se logrará mediante un sentimiento de colectividad, uníéndose para encabezar una revolución. Consiguiendo reconocimiento recíproco que acabará con relaciones igualatorias, relaciones de fraternidad: diferencias en la igualdad. «Cuando por fin sea posible a todo ser humano colocar su orgullo más allá de la diferencia sexual, la mujer podrá confundir su historia, sus problemas y sus esperanzas con los de la humanidad.

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