Productos que intercambiaban los españoles con los indígenas


9 La expulsión de los judíos respondíó a una motivación religiosa relacionada con la Inquisición, que consideraba la existencia de un culto judío un mal ejemplo para los conversos. También los Reyes Católicos entendían que les favorecía políticamente al dotar de mayor unidad y cohesión social a sus reinos.

En Marzo de 1492 se decretó la expulsión de los que no se bautizarán. Cien mil abandonaron Castilla y Aragón. El destino final de los judíos que salieron de la península (sefardíes) fue el norte de África, Flandes, Italia y el Imperio turco.

Por otra parte, en Granada, la política de atracción de la población mudéjar género una revuelta en 1500-1501. Los Reyes católicos entendieron que los granadinos habían roto sus pactos al sublevarse, y tras su derrota en 1502, se les dio a elegir entre el bautismo o el destierro, norma que también se les aplicó a los de Castilla. La mayoría se convirtió al cristianismo y pasaron a denominarse moriscos.

Durante el Siglo XVI, sucesivas revueltas demostraron el fracaso de la integración de los moriscos. La dispersión tras la sublevación de las Alpujarras de 1568 no tuvo éxito y el recelo ante los que se consideraban posibles colaboradores de los turcos no dejó de crecer. Finalmente en 1609 se decretó su expulsión. Su marcha afectó gravemente a la economía agraria, sobre todo en Valencia y Aragón.

10 La conquista se llevó a cabo mediante capitulaciones entre la Corona y los conquistadores. La colonización se basó en la explotación indígena mediante los repartimientos (asignación de la población para el trabajo en el campo), las encomiendas (que encomendaba a los colonos la evangelización de los indígenas a cambio de trabajo) y la mita (trabajos forzosos en las minas).

Las Leyes de Indias es la legislación promulgada por los monarcas españoles para regular la vida social, política y económica entre los pobladores de la parte americana de la Monarquía Hispánica. No mucho después de la llegada de los primeros conquistadores a América, la Corona española manda que se observen las llamadas Leyes de Burgos, sancionadas el 27 de Diciembre de 1512, que surgen por la preocupación de la Corona por el constante maltrato a los indígenas de acuerdo a los informes de los padres dominicos.

El obispo dominico Bartolomé de las Casas levantó un debate en torno al maltrato de los indígenas con el sistema de las encomiendas, por lo que el emperador Carlos V convocó a una junta de juristas a fin de resolver la controversia. De esta junta surgieron las llamadas Leyes Nuevas, en 1542, que ponían a los indígenas bajo la protección de la Corona.

11 La idea de la unidad religiosa marcó la política de Felipe II. No dudó en intervenir ante la amenaza de las incursiones berberiscas y turcas en las costas mediterráneas. Felipe II obtuvo una gran victoria, aunque no la definitiva, en la batalla de Lepanto en 1571.  En Europa se enfrentó con Francia por el control de Italia. La paz de Cateau-Cambrésis en 1559 fue favorable a los intereses españoles en Italia.

Tras la muerte de su esposa María Tudor, las relaciones se hicieron cada vez más hostiles con Inglaterra, que apoyaba a los rebeldes protestantes de los Países Bajos. El intento de invadir la isla en 1588 con la Armada Invencible acabó con un gran fracaso.

Felipe II no pudo acabar tampoco con el conflicto político (mayor autonomía) y religioso (revuelta calvinista) generado en los Países Bajos. Ninguno de los sucesivos gobernadores pudieron impedir que la rebelión se asentara y llevará finalmente en el Siglo XVII a la independencia de las Provincias Unidas (actual Holanda).

Uno de sus mayores triunfos fue conseguir la unidad ibérica con la anexión de Portugal y sus dominios, al hacer valer sus derechos sucesorios en 1581 en las Cortes de Tomar, tras morir sin descendencia el rey portugués Sebastián. La anexión significó la creación de un Imperio «en donde nunca se ponía el Sol». 

12 Las continuas guerras europeas (Guerra de los Treinta Años y hostilidades con los rebeldes holandeses) y la demanda de sacrificios a los reinos que compónían la Corona realizada por las «Uníón de Armas» propuesta por el Conde-Duque de Olivares en 1632 precipitaron en la crisis de 1640.

El fracaso de Olivares para que las instituciones catalanas aceptaran la «Uníón de Armas» no le impidió mandar tropas al Principado al estallar la guerra con Francia. La presencia de tropas castellanas precipitó el estallido de revueltas entre el campesinado catalán. Finalmente el día del Corpus Christi de 1640, grupos de campesinos atacaron Barcelona y asesinaron al virrey.
La Generalitat presidida por Pau Clarís se puso al frente de la rebelión. Ante el avance de tropas castellanas, los rebeldes aceptaron la soberanía de Francia. Un ejército galo entró en Cataluña y derrotó a las tropas castellanas en Montjüic. El dominio de la Francia de Luis XIII y Richelieu acabó con la reconquista del Principado y la caída de Barcelona en 1652.

Aprovechando la crisis catalana, en Diciembre de 1640 se inició la rebelión en Portugal. La falta de ayuda castellana ante los ataques holandeses contra las posesiones portuguesas en Asía y la presencia de castellanos en el gobierno del reino provocó que las clases dirigentes lusas dejarán de ver ventajas en su uníón a la Corona española. La rebelión, organizada en torno a la dinastía de los Braganza, se extendíó rápidamente. Finalmente, España acabará reconociendo la independencia de Portugal en 1668.


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