Provincias Metalogénicas del Perú: Recurso Vital para el Desarrollo


Provincias Metalogénicas del Perú

Sub-provincia polimetálica del altiplano: Ubicada en los Andes, se caracteriza por su mineralización variada (polimetálica) asociada a rocas sedimentarias y volcánicas. En esta zona, destacan los distritos mineros de Cerro de Pasco, Huarón-Carhuacayán, Morococha-Yauricocha, Casapalca-San Mateo, Huallanca-Oyón-Raura, Shinchao-Michiquillay, Cordillera Negra, Quiruvilca, Castrovirreyna-Julcani, Santa Lucía-Desaguadero, Puquio-Caylloma, etc.

Sub-provincia de hierro de la costa: Comprende áreas discontinuas con presencia de mineral de hierro. Los yacimientos principales son Marcona (Ica), Acarí y Tarpuy (Arequipa), Morritos (Tacna) y Tambo Grande (Piura).

Provincia Metalogénica Andina Oriental

Abarca los Andes influenciados por la cuenca amazónica. Aunque aún poco estudiada, presenta importantes yacimientos de oro, plata, plomo, cobre, zinc, litio, vanadio, platino y uranio. Destacan las zonas auríferas de Pataz-Buldibuyo, Jaén-Santiago, Vilcabamba, Marcapata, Macusani-Sandia y Madre de Dios.

Recursos Minerales en el Mar

En el mar, los recursos minerales principales son:

  • Sustancias disueltas (cloro, sodio, magnesio, bromo)
  • Depósitos en el zócalo (fosfatos, azufre, diatomitas, etc.)
  • Nódulos polimetálicos o de manganeso

El Suelo como Factor de Desarrollo de la Agricultura y Forestación

El suelo es una delgada capa que cubre la superficie de la litósfera, con un espesor variable desde centímetros hasta metros de profundidad. Se forma por la combinación de materiales inorgánicos (minerales, gravas, arena, limo, arcilla) y orgánicos (humus). Su estructura presenta dos componentes principales:

  • Parte sólida (minerales = 45%, materia orgánica = 5%)
  • Parte líquida y/o gaseosa (agua = 20-30%, aire = 20-30%) (Rodríguez Vilchez, 1998: 37)

En su dinámica geológica inicial, el suelo resulta de la descomposición de la roca subyacente debido a factores climáticos y a la acción de los seres vivos, condicionados por el relieve. El proceso de formación del suelo es dinámico y experimenta cambios constantes a través del tiempo. En este contexto, el suelo se considera un recurso renovable si se gestiona adecuadamente, considerando los procesos que lo forman. De lo contrario, se produce un empobrecimiento progresivo que puede llevar a la incapacidad para sostener plantas.

Teniendo en cuenta estas características, la ONERN (1985:40) considera el suelo como un recurso natural semi-renovable, ya que su composición responde a la influencia de las fuerzas naturales y la acción humana. Ambos factores pueden modificar sus características, ya sea regenerándolo o desgastándolo.

Existen diversas clasificaciones del suelo según su textura, estructura, características químicas y biológicas, y en función de sus usos. Económicamente, el suelo es el soporte de las actividades humanas, proporcionando alimentos a través de la agricultura y sirviendo como base para el desarrollo de otras actividades no agrícolas esenciales para el bienestar humano. El ser humano interviene en el manejo del suelo según el tipo de actividad, aplicando tecnología para obtener mejores resultados.

En el contexto de los recursos naturales renovables en el Perú, el suelo es quizás el más escaso. Un científico francés comentó a la Dra. Carmen Felipe Morales (2000: 25): “Ustedes tienen muchas tierras pero muy pocos suelos”. Efectivamente, la configuración del terreno y el clima son los principales responsables de la escasez de suelos aptos para la agricultura en el país. Solo se dispone de unas 7’600,000 Ha, lo que representa menos del 6% de la superficie territorial (ONERN, 1985: 42). Según su capacidad de uso mayor, la ONERN (ibid), establece la siguiente clasificación:

Solo el 3.8% de la superficie del Perú posee tierras aptas para cultivos intensivos, a las que se podría sumar el 2.1% de cultivos permanentes o semipermanentes. El 42.3% restante solo sirve como tierras de protección. A esta escasez se suman las pérdidas por mal manejo, especialmente en la Costa, donde la acumulación de sales por el uso inadecuado del agua de riego incrementa los procesos de salinización. Otras causas de pérdida de suelos agrícolas son el crecimiento urbano y la erosión en zonas montañosas. Carmen Felipe Morales (2000: 26-28) señala que en 35 años, el área agrícola de Lima disminuyó del 85% al 3%; el 60% de los suelos de la Sierra estarían afectados por erosión hídrica y aproximadamente el 40% de los suelos de la Costa presentan problemas de salinización.

En el Perú, los problemas que afectan a los suelos son graves y se deben a prácticas agrícolas inapropiadas como la quema de desmontes, el riego por inundación en laderas con pendientes superiores al 10%, el abuso del riego en zonas bajas cercanas al litoral marino y la destrucción de la cobertura vegetal en laderas expuestas a lluvias estivales. Los deterioros del suelo se pueden clasificar según regiones naturales y sectores.

Problemas del Suelo en la Costa

Salinización: Causada por el riego excesivo y el mal drenaje en suelos de relieve casi plano y baja altitud. El riego excesivo eleva la napa freática, provocando que las sales afloren a la superficie. Esto afecta a los cultivos, reduce la calidad del suelo y limita el uso potencial de las aguas subterráneas. Aproximadamente el 40% de los suelos de la costa (300,000 Ha) sufren este problema, siendo los valles de Chancay-La Leche, Piura-San Lorenzo y Chicama los más afectados (Felipe Morales, 2000:28).

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *