Prueba de: Gracia y el forastero, Guillermo Blanco


Esta historia de amor adolescente está ambientada en el Chile de los años 60, básicamente en las ciudades de Castuera y Santiago.

Uno de los personajes centrales o protagonistas es Gabriel, un muchacho de dieciocho años, de condición humilde pero despierto para los libros, a pesar de sus estudios básicos, que vive con su padre en la pequeña población de San Millán.

Un día, Gabriel y su padre pasaron por la estación de Castuera. El viejo de repente se percata y saluda a un amigo, el general Morán, y a su hija, Gracia, la otra parte de este romance juvenil. Gracia y su padre estaban pasando las vacaciones en Castuera.

Mientras los dos mayores conversaban, Gabriel miraba a Gracia, una joven de 17 años muy hermosa y fina, y comienza a sentir atracción hacia ella.

Los jóvenes se hicieron amigos. Un día, los muchachos salieron a pasear a la playa. Allí, Gracia arrojó un anillo al mar: se lo había regalado un teniente del ejército llamado Max, con el que estaba comprometida. Max contaba con todas las bendiciones del padre de Gracia. Ese gesto (tirar el anillo) no le gustó nada al padre de Gracia, por lo que ésta ruega a Gabriel que le ayude a rescatarlo. Son momentos de atracción y tensión literaria que culmina en el beso de Gracia y Gabriel.

Como Gabriel estaba mojado por haberse arrojado al mar, fue a secarse a la casa de Gutié, un hombre que disfrutaba sus de vacaciones y dispónía de habitaciones en su hogar.

Al otro día, Gabriel y Gracia fueron de paseo, pero se encontraron con Max, que fue a discutir con el supuesto amante. Gracia defendíó a su enamorado.

Decidíó Gracia contarle a su padre la situación. El padre de Gracia decidíó separar definitivamente a su hija del pobre muchacho Gabriel, llevándosela a Santiago.

Gracia le contó lo del traslado a Gabriel, y aunque no sabían muy bién qué hacer, llegaron a pensar de escaparse a otro país. Pero, decidieron casarse y tener un hijo, ya que así no los podrían separar.

Sin el apoyo del sacerdote, se casaron a escondidas, ellos mismos, pero sentían estar haciéndolo directamente ante Dios.

Días después Gracia le dijo a Gabriel que estaba embarazada y que se irían mañana. Gabriel también iba a viajar.

Se juntaban los dos sólo en misa los domingos, ya que tenían vigilada a Gracia todo el día.

Una noche, Nieves (una empleada de Gracia que protegía esta historia de amor) fue a la casa donde se hospedaba Gabriel. Muy agitada, contó ante el preocupado Gabriel que Gracia se había caído por las escaleras de la casa, tras discutir con su padre. Éste se negó a llevarla al hospital para evitar escándalos y llamó a un médico de confianza.

Gabriel fue de inmediato a verla, pero lamentablemente estaba agonizando. Sus ojos se cerraron para siempre.

Ante la desesperación, Gabriel prometíó no llorar. Luego volvíó a su casa donde se desahogó con su padre que aconsejó a su hijo un retiro espiritual, desde el que se supone, Gabriel escribe su historia con Gracia.

Comentario

Cuarenta años después de su primera edición Gracia y el Forastero es ya un clásico de la literatura juvenil chilena y lectura obligada para los estudiantes preuniversitarios.

Los valores con los que juega la novela son los constantes universales del amor imposible, el sufrimiento, la incomprensión entre diferentes clases sociales, la pasión y la muerte, pero muy bien combinados en el marco de una historia que engancha por su dramatismo exento de patetismo.

Destacamos el vigor de los dos personajes protagónicos, Gabriel y Gracia, su firmeza a la hora de resistir los golpes que les inflinge el férreo discurrir de una vida trazada de antemano por el padre de la chica. Si bien las contrariedades no pueden disuadir ese amor, ha de hacerlo la muerte.

La lírica interna de la obra también tiene su clímax (punto álgido) y su anticlímax (la muerte como el fin de todo y la hora de recapitular).

Gracia y el forastero es, pues, la misma historia de Romeo y Julieta en el Chile de los 60, pero sin bebedizos ni exageraciones teatreras.

El gran triunfante de las páginas que he leído, a mi juicio, es el amor, que parece sobrevivir en Gabriel.

Destaco la contraposición de una figura paterna (la de Gabriel) de apoyo constante y fundamental a su hijo en cualquier vicisitud, y el personaje del padre de Gracia, cuyo amor paterno parece más bien movido por los intereses económicos y los prejuicios sociales, que por la propia felicidad de su hija.

Este drama juvenil, este amor de adolescentes narra y enseña que la vida no ha de discurrir necesariamente por los cauces que señalán los padres, las tradiciones, las costumbres, el dinero o los prejuicios . Pero que, en definitiva, oponerse a ellos puede tener lamentables resultados.

Me quedo también con la forma tan bella que ha tenido el novelista Guillermo Blanco para enseñarnos que el amor puede con su magia crear un mundo propio para dos amantes, paralelo y ajeno a las avatares del mundo real.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *