1.- CONCEPTO DE COMUNICACIÓN
Comunicar es “poner en contacto”, CONECTAR. En este tema trataremos la comunicación como TRANSMISIÓN DE INFORMACIÓN. Ahora bien, informar supone comunicar conocimientos nuevos, de modo que un mensaje que no diga nada nuevo carece de información, aunque –lógicamente- sí posea significado. De este modo, el contenido informativo de un mensaje depende de la probabilidad de aparición: cuanto más previsible sea, menor contenido informativo aportará.
En todo acto de comunicación pueden surgir perturbaciones, problemas que dificulten la correcta transmisión del mensaje, provocando una pérdida de contenido. A tales perturbaciones las denominamos RUIDO: un ejemplo de ruido en el habla es la distracción; en la escritura, una errata. Tenemos diversos mecanismos para contrarrestar el ruido y que la comunicación llegue correctamente, por ejemplo la repetición o la redundancia.
Hay que tener en cuenta, además, que para los seres humanos la comunicación es un acto de INTERACCIÓN SOCIAL. Los individuos comparten una cultura que permite la relación entre ellos; somos seres lingüísticos. En este sentido, comunicar no es solo intercambiar información, sino compartir experiencias. Así, es curioso que en una sociedad como la nuestra, caracterizada por la profusión de medios de comunicación y redes sociales, exista también tanto aislamiento y soledad.
2.- EL PROCESO COMUNICATIVO
Un acto comunicativo es un proceso mediante el cual se produce una transmisión de información. En todo acto comunicativo intervienen necesariamente una serie de elementos:
EL MENSAJE es la información elaborada que se transmite de un punto a otro. A veces se confunde el concepto de mensaje con el de información propiamente dicha, por lo que conviene precisarlos. El mensaje es el contenido informativo completo, la interpretación que el receptor hace de las palabras del emisor.
EL EMISOR es quien elabora y transmite el mensaje. En la comunicación humana, el emisor puede ser un solo individuo, un grupo de personas, una institución, etc. En cualquier caso, se caracteriza por su INTENCIÓN COMUNICATIVA.
EL RECEPTOR es la persona o grupo que capta el mensaje, descodificándolo e interpretándolo. Si el receptor no entiende el mensaje, no hay comunicación.
Emisor y receptor se ponen en contacto a través del CANAL: se trata del soporte físico del mensaje, que incluye el medio a través del cual cirucla el mensaje y los sentidos mediante los que se lleva a cabo la comunicación. Así, decimos que en la publicidad el canal es, por ejemplo, la televisión o la prensa, que son canales visuales, o la radio, que es un canal auditivo. Hay canales naturales, como el aire, a través del cual viaja en el mensaje en forma de ondas sonoras.
Para que la comunicación se produzca, es necesario que el emisor y el receptor compartan un CÓDIGO, que es el conjunto de signos y de reglas para combinarlos. Mediante el código el emisor transforma la información en un determinado mensaje, que el receptor descodificará.
Todo mensaje hacer referencia a alguna realidad, que llamamos REFERENTE. El emisor y el receptor deben compartir una cultura, un contexto, deben conocer unos referentes comunes para poder comunicarse entre sí.
Por último, el acto comunicativo se produce siempre en un CONTEXTO, en una situación concreta. La situación que rodea a las personas que se comunica condiciona completamente la creación y la interpretación del mensaje, y se compone de todas las circunstancias (espaciales, temporales, sociales…) que rodean el mensaje.
En resumen, los elementos que intervienen en el proceso comunicativo son los siguientes:
3.- LAS FUNCIONES DEL LENGUAJE
Como facultad humana, el lenguaje tiene dos funciones principales: una es la que permite al hombre comunicarse plenamente y otra es la de dar forma al pensamiento. Así, podemos decir que pensamos en clave lingüística: sin lengua no hay pensamiento.
Atendiendo a su carácter de sistema de comunicación, se habla de FUNCIONES DEL LENGUAJE, que van asociadas a los elementos que ya hemos visto en el apartado anterior.
A.- FUNCIÓN REPRESENTATIVA O REFERENCIAL. Es la función básica en cualquier mensaje. En ella el emisor pretende fundamentalmente transmitir información sobre los referentes, es decir, sobre la realidad en un contexto determinado.
El lenguaje tiene recursos propios en cada función. En este caso predomina la modalidad enunciativa, el modo indicativo, el léxico denotativo y otros rasgos que expresen objetividad.
B.- FUNCIÓN EXPRESIVA O EMOTIVA. La información del mensaje centra su atención en el emisor, quien exterioriza sus emociones y estados de ánimo, y por lo tanto su actitud es subjetiva (expresa deseo, duda, asombro, sorpresa…).
En este caso se utiliza la entonación exclamativa, las interjecciones, los sufijos valorativos, el léxico connotativo, etc.
C.- FUNCIÓN FÁTICA O DE CONTACTO. Esta función caracteriza los mensajes que solo pretenden mantener activo el canal de comunicación. Suelen carecer de contenido, solo sirven para comenzar, mantener o interrumpir la comunicación (saludos, llamadas de atención como ¡eh! ¿me oyes?).
Son recursos propios de esta función determinadas interjecciones o fórmulas socialmente tipificadas (¿qué tal?, ¿verdad,? ¿no?, adiós, etc.).
D.- FUNCIÓN METALINGÜÍSTICA. En ella, el lenguaje tiene como referente al propio lenguaje. Son mensajes que hablan sobre el propio código (por ejemplo, el pretérito imperfecto de “decir” es “decía”).
Se caracteriza por el uso de palabras que, a su vez, hacen mención de palabras elementos del lenguaje. Por esa razón, en esta función suelen usarse comillas o cursiva para citar.
E.- FUNCIÓN POÉTICA O ESTÉTICA. Aparece esta función cuando el mensaje llama la atención sobre su propia forma. En este caso, no importa tanto el contenido del mensaje como su propia forma. Así, las palabras dejan de ser un mero instrumento comunicativo, para convertirse en un objeto que pretende sorprender, crear belleza, etc. Por eso, suele predominar esta función en los textos literarios o en los mensajes publicitarios, en los que encontramos multitud de recursos expresivos.
4.-LA INTENCIÓN COMUNICATIVA. CONTEXTOS
Ya hemos dicho que la comunicación humana refuerza las relaciones sociales y enriquece a sus participantes porque es el principal agente en el desarrollo cultural de las personas.
Para que haya comunicación tiene que haber intención comunicativa entre emisor y receptor, porque la comunicación supone un esfuerzo de codificación y decodificación, un ESFUERZO DE COOPERACIÓN. Este consiste en dar la información justa, ser cortés y ser claro.
Emisor y receptor comparten unas circunstancias que rodean al mensaje, y que permiten interpretarlo no literalmente, sino utilizando INFERENCIAS, contenidos implícitos. Estos dependen de multitud de elementos, desde el grado de confianza entre emisor y receptor, los conocimientos previos que tengan sobre el tema del que hablan, el espacio en el que se encuentran, etc.. Así, podemos hablar de varios contextos que rodean al acto comunicativo:
A.- CONTEXTO LINGÜÍSTICO. Está constituido por lo dicho antes y lo que se va a decir después de un enunciado. En ocasiones, un mensaje solo tiene sentido por lo que ya hemos dicho antes o lo que vamos a decir a continuación (por ejemplo, no sabremos interpretar ella se enfadará si no hemos dicho quién es ella).
B.- CONTEXTO SITUACIONAL. Es el conjunto de circunstancias extralingüísticas que rodean al mensaje, como por ejemplo el lugar en que se encuentran emisor y receptor.
C.- CONTEXTO SOCIOCULTURAL. Se trata de los condicionamientos sociales que tienen los interlocutores, la cultura que comparten y que facilita la interpretación de
los mensajes. Cuando no compartimos la misma cultura que nuestro interlocutor, debemos ser muy explícitos para entendernos.
5.- COMUNICACIÓN VERBAL Y NO VERBAL
Aunque existan otros códigos de comunicación, el lenguaje verbal es el único sistema capaz de expresar cualquier información, el único que permite emitir infinitos mensajes. Esto se debe a su DOBLE ARTICULACIÓN: con un pequeño número de unidades sin significado (FONEMAS), se construyen unidades dotadas de significado (MORFEMAS Y LEXEMAS), lo cual hace posible la elaboración de infinitos mensajes, mediante la conmutación de elementos.
Pero los seres humanos también se comunican con sistemas no lingüísticos (siempre más imperfectos que el lenguaje). Estos códigos son estudiados por las siguientes disciplinas:
A.- LA PARALINGÜÍSTICA: se ocupa de los elementos sonoros que acompañan a las emisiones lingüísticas y que constituyen señales, ya que contienen información. Son el volumen, la intensidad, la entonación…
B.- LA CINÉSICA estudia los gestos y posturas corporales, los movimientos de la cara y el cuerpo en un acto de comunicación.
C.- LA PROXÉMICA analiza las disposiciones de los interlocutores, cómo se sitúan en el espacio y cómo se relacionan con el lugar y las personas que les rodean. Por ejemplo, la distancia entre las caras de dos personas que hablan puede cambiar el significado de lo que dicen.
6.- LOS SIGNOS. EL SIGNO LINGÜÍSTICO
En un acto comunicativo, la transmisión de información se realiza mediante SIGNOS. Un signo es, en la comunicación humana, un elemento perceptible a través de los sentidos que sustituye a un objeto, concepto o idea de la realidad (el REFERENTE del signo). La información se transmite gracias a que ese signo evoca en la mente del receptor el mismo referente que en el emisor.
CLASES DE SIGNOS
Se pueden utilizar diversos criterios para clasificar los signos. Así, hay signos verbales y no verbales; signos visuales, auditivos o táctiles; signos naturales o artificiales, etc…
La clasificación que más nos interesa es la que se basa en la relación que mantiene el signo con su referente, y así distinguimos:
A.- INDICIOS (o señales). El signo mantiene una relación natural, de causa-efecto con el referente. Por ejemplo, el humo es indicio de que hay fuego, o la fiebre es indicio de una enfermedad.
B.- ICONOS (o imágenes). Son los signos que presentan una relación de semejanza con su referente (por ejemplo, un plano es un icono de una ciudad, o un retrato es un icono de una persona).
C.- SÍMBOLOS. Son signos que de un modo convencional (por un acuerdo) se utilizan para representar realidades, sin que presenten ningún parecido con ellas. Así, las banderas son símbolos de países, las notas musicales son símbolos de sonidos o las palabras son símbolos.
EL SIGNO LINGÜÍSTICO
Según la clasificación anterior, el código lingüístico está constituido por símbolos, con la excepción de algunos elementos como las onomatopeyas, que presentan parecido con la realidad a la que representan.
El signo lingüístico está constituido por dos realidades indisociables: el SIGNIFICANTE y el SIGNIFICADO. El significante es la parte material y perceptible por los sentidos (sonidos, letras escritas) y el significado es el concepto o idea que el significante nos evoca. Además, las palabras remiten a una realidad exterior, a la que llamamos REFERENTE.
Comunicar es “poner en contacto”, CONECTAR. En este tema trataremos la comunicación como TRANSMISIÓN DE INFORMACIÓN. Ahora bien, informar supone comunicar conocimientos nuevos, de modo que un mensaje que no diga nada nuevo carece de información, aunque –lógicamente- sí posea significado. De este modo, el contenido informativo de un mensaje depende de la probabilidad de aparición: cuanto más previsible sea, menor contenido informativo aportará.
En todo acto de comunicación pueden surgir perturbaciones, problemas que dificulten la correcta transmisión del mensaje, provocando una pérdida de contenido. A tales perturbaciones las denominamos RUIDO: un ejemplo de ruido en el habla es la distracción; en la escritura, una errata. Tenemos diversos mecanismos para contrarrestar el ruido y que la comunicación llegue correctamente, por ejemplo la repetición o la redundancia.
Hay que tener en cuenta, además, que para los seres humanos la comunicación es un acto de INTERACCIÓN SOCIAL. Los individuos comparten una cultura que permite la relación entre ellos; somos seres lingüísticos. En este sentido, comunicar no es solo intercambiar información, sino compartir experiencias. Así, es curioso que en una sociedad como la nuestra, caracterizada por la profusión de medios de comunicación y redes sociales, exista también tanto aislamiento y soledad.
2.- EL PROCESO COMUNICATIVO
Un acto comunicativo es un proceso mediante el cual se produce una transmisión de información. En todo acto comunicativo intervienen necesariamente una serie de elementos:
EL MENSAJE es la información elaborada que se transmite de un punto a otro. A veces se confunde el concepto de mensaje con el de información propiamente dicha, por lo que conviene precisarlos. El mensaje es el contenido informativo completo, la interpretación que el receptor hace de las palabras del emisor.
EL EMISOR es quien elabora y transmite el mensaje. En la comunicación humana, el emisor puede ser un solo individuo, un grupo de personas, una institución, etc. En cualquier caso, se caracteriza por su INTENCIÓN COMUNICATIVA.
EL RECEPTOR es la persona o grupo que capta el mensaje, descodificándolo e interpretándolo. Si el receptor no entiende el mensaje, no hay comunicación.
Emisor y receptor se ponen en contacto a través del CANAL: se trata del soporte físico del mensaje, que incluye el medio a través del cual cirucla el mensaje y los sentidos mediante los que se lleva a cabo la comunicación. Así, decimos que en la publicidad el canal es, por ejemplo, la televisión o la prensa, que son canales visuales, o la radio, que es un canal auditivo. Hay canales naturales, como el aire, a través del cual viaja en el mensaje en forma de ondas sonoras.
Para que la comunicación se produzca, es necesario que el emisor y el receptor compartan un CÓDIGO, que es el conjunto de signos y de reglas para combinarlos. Mediante el código el emisor transforma la información en un determinado mensaje, que el receptor descodificará.
Todo mensaje hacer referencia a alguna realidad, que llamamos REFERENTE. El emisor y el receptor deben compartir una cultura, un contexto, deben conocer unos referentes comunes para poder comunicarse entre sí.
Por último, el acto comunicativo se produce siempre en un CONTEXTO, en una situación concreta. La situación que rodea a las personas que se comunica condiciona completamente la creación y la interpretación del mensaje, y se compone de todas las circunstancias (espaciales, temporales, sociales…) que rodean el mensaje.
En resumen, los elementos que intervienen en el proceso comunicativo son los siguientes:
3.- LAS FUNCIONES DEL LENGUAJE
Como facultad humana, el lenguaje tiene dos funciones principales: una es la que permite al hombre comunicarse plenamente y otra es la de dar forma al pensamiento. Así, podemos decir que pensamos en clave lingüística: sin lengua no hay pensamiento.
Atendiendo a su carácter de sistema de comunicación, se habla de FUNCIONES DEL LENGUAJE, que van asociadas a los elementos que ya hemos visto en el apartado anterior.
A.- FUNCIÓN REPRESENTATIVA O REFERENCIAL. Es la función básica en cualquier mensaje. En ella el emisor pretende fundamentalmente transmitir información sobre los referentes, es decir, sobre la realidad en un contexto determinado.
El lenguaje tiene recursos propios en cada función. En este caso predomina la modalidad enunciativa, el modo indicativo, el léxico denotativo y otros rasgos que expresen objetividad.
B.- FUNCIÓN EXPRESIVA O EMOTIVA. La información del mensaje centra su atención en el emisor, quien exterioriza sus emociones y estados de ánimo, y por lo tanto su actitud es subjetiva (expresa deseo, duda, asombro, sorpresa…).
En este caso se utiliza la entonación exclamativa, las interjecciones, los sufijos valorativos, el léxico connotativo, etc.
C.- FUNCIÓN FÁTICA O DE CONTACTO. Esta función caracteriza los mensajes que solo pretenden mantener activo el canal de comunicación. Suelen carecer de contenido, solo sirven para comenzar, mantener o interrumpir la comunicación (saludos, llamadas de atención como ¡eh! ¿me oyes?).
Son recursos propios de esta función determinadas interjecciones o fórmulas socialmente tipificadas (¿qué tal?, ¿verdad,? ¿no?, adiós, etc.).
D.- FUNCIÓN METALINGÜÍSTICA. En ella, el lenguaje tiene como referente al propio lenguaje. Son mensajes que hablan sobre el propio código (por ejemplo, el pretérito imperfecto de “decir” es “decía”).
Se caracteriza por el uso de palabras que, a su vez, hacen mención de palabras elementos del lenguaje. Por esa razón, en esta función suelen usarse comillas o cursiva para citar.
E.- FUNCIÓN POÉTICA O ESTÉTICA. Aparece esta función cuando el mensaje llama la atención sobre su propia forma. En este caso, no importa tanto el contenido del mensaje como su propia forma. Así, las palabras dejan de ser un mero instrumento comunicativo, para convertirse en un objeto que pretende sorprender, crear belleza, etc. Por eso, suele predominar esta función en los textos literarios o en los mensajes publicitarios, en los que encontramos multitud de recursos expresivos.
4.-LA INTENCIÓN COMUNICATIVA. CONTEXTOS
Ya hemos dicho que la comunicación humana refuerza las relaciones sociales y enriquece a sus participantes porque es el principal agente en el desarrollo cultural de las personas.
Para que haya comunicación tiene que haber intención comunicativa entre emisor y receptor, porque la comunicación supone un esfuerzo de codificación y decodificación, un ESFUERZO DE COOPERACIÓN. Este consiste en dar la información justa, ser cortés y ser claro.
Emisor y receptor comparten unas circunstancias que rodean al mensaje, y que permiten interpretarlo no literalmente, sino utilizando INFERENCIAS, contenidos implícitos. Estos dependen de multitud de elementos, desde el grado de confianza entre emisor y receptor, los conocimientos previos que tengan sobre el tema del que hablan, el espacio en el que se encuentran, etc.. Así, podemos hablar de varios contextos que rodean al acto comunicativo:
A.- CONTEXTO LINGÜÍSTICO. Está constituido por lo dicho antes y lo que se va a decir después de un enunciado. En ocasiones, un mensaje solo tiene sentido por lo que ya hemos dicho antes o lo que vamos a decir a continuación (por ejemplo, no sabremos interpretar ella se enfadará si no hemos dicho quién es ella).
B.- CONTEXTO SITUACIONAL. Es el conjunto de circunstancias extralingüísticas que rodean al mensaje, como por ejemplo el lugar en que se encuentran emisor y receptor.
C.- CONTEXTO SOCIOCULTURAL. Se trata de los condicionamientos sociales que tienen los interlocutores, la cultura que comparten y que facilita la interpretación de
los mensajes. Cuando no compartimos la misma cultura que nuestro interlocutor, debemos ser muy explícitos para entendernos.
5.- COMUNICACIÓN VERBAL Y NO VERBAL
Aunque existan otros códigos de comunicación, el lenguaje verbal es el único sistema capaz de expresar cualquier información, el único que permite emitir infinitos mensajes. Esto se debe a su DOBLE ARTICULACIÓN: con un pequeño número de unidades sin significado (FONEMAS), se construyen unidades dotadas de significado (MORFEMAS Y LEXEMAS), lo cual hace posible la elaboración de infinitos mensajes, mediante la conmutación de elementos.
Pero los seres humanos también se comunican con sistemas no lingüísticos (siempre más imperfectos que el lenguaje). Estos códigos son estudiados por las siguientes disciplinas:
A.- LA PARALINGÜÍSTICA: se ocupa de los elementos sonoros que acompañan a las emisiones lingüísticas y que constituyen señales, ya que contienen información. Son el volumen, la intensidad, la entonación…
B.- LA CINÉSICA estudia los gestos y posturas corporales, los movimientos de la cara y el cuerpo en un acto de comunicación.
C.- LA PROXÉMICA analiza las disposiciones de los interlocutores, cómo se sitúan en el espacio y cómo se relacionan con el lugar y las personas que les rodean. Por ejemplo, la distancia entre las caras de dos personas que hablan puede cambiar el significado de lo que dicen.
6.- LOS SIGNOS. EL SIGNO LINGÜÍSTICO
En un acto comunicativo, la transmisión de información se realiza mediante SIGNOS. Un signo es, en la comunicación humana, un elemento perceptible a través de los sentidos que sustituye a un objeto, concepto o idea de la realidad (el REFERENTE del signo). La información se transmite gracias a que ese signo evoca en la mente del receptor el mismo referente que en el emisor.
CLASES DE SIGNOS
Se pueden utilizar diversos criterios para clasificar los signos. Así, hay signos verbales y no verbales; signos visuales, auditivos o táctiles; signos naturales o artificiales, etc…
La clasificación que más nos interesa es la que se basa en la relación que mantiene el signo con su referente, y así distinguimos:
A.- INDICIOS (o señales). El signo mantiene una relación natural, de causa-efecto con el referente. Por ejemplo, el humo es indicio de que hay fuego, o la fiebre es indicio de una enfermedad.
B.- ICONOS (o imágenes). Son los signos que presentan una relación de semejanza con su referente (por ejemplo, un plano es un icono de una ciudad, o un retrato es un icono de una persona).
C.- SÍMBOLOS. Son signos que de un modo convencional (por un acuerdo) se utilizan para representar realidades, sin que presenten ningún parecido con ellas. Así, las banderas son símbolos de países, las notas musicales son símbolos de sonidos o las palabras son símbolos.
EL SIGNO LINGÜÍSTICO
Según la clasificación anterior, el código lingüístico está constituido por símbolos, con la excepción de algunos elementos como las onomatopeyas, que presentan parecido con la realidad a la que representan.
El signo lingüístico está constituido por dos realidades indisociables: el SIGNIFICANTE y el SIGNIFICADO. El significante es la parte material y perceptible por los sentidos (sonidos, letras escritas) y el significado es el concepto o idea que el significante nos evoca. Además, las palabras remiten a una realidad exterior, a la que llamamos REFERENTE.