1. ¿QUÉ ES LA CONSCIENCIA?
1.1. El atributo psicológico de la conciencia. La consciencia es la experiencia subjetiva y personal que uno tiene de sí mismo (autoconsciencia) y de la realidad que le rodea. La consciencia hace posible que nos percatemos de nuestra existencia, de lo que pasa en nuestro interior, de cómo somos y nos sentimos, de nuestras posibilidades y de nuestras limitaciones… Fue el filósofo y matemático francés René Descartes (1596 – 1650) «el culpable» de que la consciencia fue considerado el atributo que nos hace «humanos». Según él, el ser humano, a diferencia de cualquier otro ser, incluidos los animales, es un ser consciente: un ser que se percata de su propia existencia («soy consciente luego existo»), y de la existencia de un mundo exterior a nuestra mente.
Es el atributo de la consciencia lo que dota al ser humano de una situación privilegiada dentro del universo. En esta línea de argumentación se encuentra el también filósofo y matemático francés Blaise Pascal (1623-1662) cuando al hablar del ser humano señaló a la consciencia como el atributo que compensa su fragilidad y le concede una dignidad especial. Éstas son sus palabras: «El hombre es una caña, la más débil y frágil de la naturaleza; pero es una caña consciente. No es necesario que el universo entero se arme para aplastarla: un simple vapor, una gota de agua es suficiente para acabar con ella. Pero aun cuando el universo lo aplaste, el hombre sería todavía más notable que aquello que lo mata porque sabe que muere y es consciente de la ventaja que el universo tiene sobre él; el universo no es consciente de nada».
1.2. Psicología comparada. ¿Tienen consciencia los animales?: el experimento del espejo. René Descartes, el filósofo que señaló que el atributo psicológico del espíritu humano es la consciencia, fue también el que afirmó que los animales carecen de esta capacidad consciente. Es cierto, según él, que los animales tienen comportamientos similares a los de los seres humanos (buscan comida cuando tienen hambre, se defienden cuando un enemigo los ataca…) pero esta manera de actuar no presupone la existencia de una consciencia… al menos una consciencia como la humana.
Para Descartes, los animales son sofisticadas máquinas biológicas que actúan de manera mecánica ante determinados estímulos porque están programados instintivamente para ello pero no son conscientes ni de lo que hacen ni por qué lo hacen. En la actualidad la opinión cartesiana sobre la ausencia de consciencia en el mudo animal ha quedado desacreditada. Estudios demuestran que los animales, cada uno a su manera dependiendo de la especie a la que pertenece, tienen consciencia aunque sea una consciencia no comparable a la consciencia humana. En relación con esto es interesante el denominado test o prueba del espejo, llevado a cabo por primera vez en 1971 por Gordon G. Gallup. Se trata de un experimento que intentar medir el grado de autoconciencia que tiene un animal de una determinada especie. Lo que determina el test es si un animal puede reconocer su propio reflejo en un espejo como si fuera una imagen de sí mismo. Esta prueba es bastante sencilla: basta con poner un espejo a disposición del animal y observar su comportamiento. Cuando el animal se acostumbra al espejo, los investigadores marcan con un tinte inodoro una parte de su cuerpo. De este modo, si el animal reacciona intentando localizar en su cuerpo la marca de tinte que observa en el espejo es una prueba evidente de reconocimiento autoconsciente. Los bebés humanos no se reconocen ante el espejo hasta que tienen aproximadamente año y medio, por tanto, hasta esa edad los seres humanos no tenemos autoconciencia. La prueba del espejo ha sido superada, además de por seres humanos y chimpancés, por gorilas, delfines, elefantes, y algunas aves como las urracas las palomas.
2. LA ALTERACIÓN DE LA CONSCIENCIA En ocasiones, una persona puede sufrir alteraciones en la consciencia que hacen que experimente modificaciones en su capacidad de darse cuenta de la realidad y de sí mismo. Estas modificaciones de la consciencia hacen que la persona pierda el control de su conducta. Las causas de estas alteraciones son diversas: ● Padecimiento de alguna patología psiquiátrica como, por ejemplo, una paranoia. ● Seguimiento de alguna técnica de relajación o meditación, por ejemplo, el yoga. ● Sometimiento a una sesíón de hipnosis. La hipnosis es un estado de «sueño parcial» provocado por el hipnotizador. En un estado de hipnosis se puede controlar parcialmente la mente de otra persona. Hasta el descubrimiento del psicoanálisis para el tratamiento de trastornos psicológicos, Sigmund Freud utilizó la hipnosis como procedimiento de acceso a la mente de sus pacientes. En la actualidad, hay una reivindicación de la práctica de la hipnosis como técnica eficaz para tratar problemas como las adicciones a las drogas, la ansiedad… ● Consumo de drogas. Las drogas son sustancias capaces de modificar el funcionamiento normal del cerebro (sistema nervioso central), y en consecuencia, producir alteraciones de la consciencia. Estas alteraciones se manifiestan en el pensamiento, la memoria, las emociones, los estados de ánimo, la percepción de la realidad… Teniendo en cuenta los efectos que tienen sobre el cerebro, las drogas pueden ser de tres tipos: a) depresoras, b) estimulantes y c) alucínógenas. A) Drogas «depresoras». Son drogas que «ralentizan» (paralizan) la actividad cerebral. Los efectos psicológicos de este tipo de drogas son: disminución del estado de alerta, entorpecimiento de las funciones mentales (procesamiento de información, pensamiento…) y lentitud en las reacciones. Las «drogas depresoras» más comunes son el alcohol, los barbitúricos (sedantes), los ansiolíticos, y los opiáceos (morfina, heroína, metadona). André Brouillet, Lección clínica en la Salpetriere El Dr. Charcot en una sesíón de hipnosis para descubrir la clave de la histeria de la paciente Blanche WittmannTema 7 La mente consciente (e inconsciente)
4 b) Drogas «estimulantes». Son drogas que excitan (estimulan) la actividad cerebral. Sus efectos psicológicos son: incremento el estado de alerta mental, sensación de fuerza y energía, y reducción de la fatiga física y mental. Drogas estimulantes son la caféína, las bebidas energéticas, la nicotina, las anfetaminas, y la cocaína. C) Drogas «alucínógenas» (visionarias). Son drogas que distorsionan la capacidad perceptiva. El efecto psicológico que provocan es la experiencia de alucinaciones. Se incluyen en este grupo drogas como el “éxtasis”, la marihuana y hachís (cannabis) y las sustancias psicodélicas (LSD, mescalina, setas alucínógenas…)
3. EL SUEÑO: UN PARÉNTESIS EN LA CONSCIENCIA DEL SER HUMANO 3.1. La función vital del sueño. El sueño es una actividad necesaria para la supervivencia de nuestro organismo. Dormir cumple la función de dejar “descansar» nuestro cerebro de la actividad diaria («el sueño es el alimento del cerebro»). No se puede vivir mucho tiempo sin dormir; más de tres días sin conciliar el sueño puede tener graves consecuencias. Cuando las personas no pueden dormir, sufren trastornos, tanto físicos (cansancio, pocos reflejos, debilidad perceptiva…) como psicológicos (falta de concentración, irritabilidad, tensión…). El ser humano pasa cerca de la tercera parte de su vida durmiendo. En 80 años de vida se habrán dedicado casi 27 años al descanso y aproximadamente una quinta parte de este tiempo (algo más de cinco años) teniendo sueños de los que solamente recordamos una pequeña parte. La cantidad de horas dormidas también varía de una especie animal a otra. El ser humano comparte con el conejo y el cerdo la necesidad de dormir unas ocho horas al día.
3.2. El ciclo del sueño. Con los datos aportados por las técnicas de registro del sueño (electroencefalograma, electrooculograma, y electromiograma) sabemos que durante la noche se producen de cuatro a seis ciclos de unos 90 minutos aproximadamente cada uno. Cada uno de estos ciclos se divide en dos etapas claramente diferenciadas: a) la etapa SOL («Sueño de Ondas Lentas») y b) la etapa REM («Rapid Eye Movements»). A) La etapa SOL (NO REM). Esta etapa de “ondas cerebrales lentas” dura aproximadamente 60 minutos (una hora). Durante esta etapa se va pasando de un estado de sueño ligero a un estado de sueño profundo.Tema 7 La mente consciente (e inconsciente) 5 b) La etapa REM. La expresión «REM» proviene de la frase en inglés Rapid Eye Movement («Movimiento del Ojo Rápido»), debido al carácterístico movimiento de los globos oculares bajo los párpados. De hecho eso es lo que demuestra la información obtenida mediante un electrooculograma: que los ojos se mueven continuamente debajo de los párpados. Dura aproximadamente 30 minutos. También se la denomina fase de «sueño paradójico», ya que si realizamos un análisis electroencefalográfico se observa que las ondas cerebrales son muy parecidas a las registradas cuando la persona está despierta.
3.3. Trastornos asociados al sueño • Insomnio. Se caracteriza por tener dificultades en la iniciación y mantenimiento del sueño. Las causas son de diverso tipo: causas ambientales (ruido, altas temperaturas…), hábitos de vida no adecuados (hacer uso antes de dormir de aparatos con pantalla luminosa como móviles, ordenadores, tablets…), causas psicológicas (estrés, cambios en el horario laboral), causas médicas… • Apnea del sueño. Consiste en la interrupción de la respiración durante medio minuto aproximadamente mientras la persona está dormida provocando un brusco despertar. • Narcolepsia. Es un trastorno caracterizado por la necesidad incontrolable de dormir en cualquier momento por períodos de 10 a 15 minutos. Los afectados se quedan dormidos en medio de una conversación o realizando su actividad laboral. • Sonambulismo. Consiste en levantarse de la cama cuando se está dormido; el sonámbulo mantiene los ojos abiertos, puede inspeccionar el lugar evitando los objetos para no chocar con ellos, e incluso puede vestirse y salir de casa. Los episodios de sonambulismo pueden llegar a durar más de media hora. No hay que despertar al sonámbulo ya que puede sufrir algún ataque de angustia. Es relativamente frecuente en niños y a partir de la adolescencia desaparece.
4. EL DESCUBRIMIENTO DEL INCONSCIENTE: LA TEORÍA DE Sigmund Freud SOBRE LA ESTRUCTURA DE LA MENTE HUMANA 4.1 «La revolución del inconsciente». Los estudiosos de la Historia del Pensamiento señalán que ha habido, hasta el momento, tres grandes «revoluciones» en el desarrollo de las grandes teorías formuladas por el ser humano para explicar la realidad. Una «revolución» en el ámbito de de las ideas es un “cambio radical” en la manera de explicar la realidad. Esas «tres revoluciones ideológicas» son la «revolución heliocéntrica», la «revolución evolucionista», y la «revolución del inconsciente». En el Siglo XVI tiene lugar la «revolución heliocéntrica». El matemático y astrónomo polaco Nícolás Copérnico (1473-1543) causó una gran conmoción en el campo de la cosmología y de la astronomía al defender la idea de que la Tierra no era el centro del Universo sino un planeta que gira alrededor de la estrella Sol; en el esquema heliocéntrico del universo de Copérnico, el Sol dejó de ser un planeta que giraba alrededor de la Tierra para ser el centro estático del universo. A mediados del Siglo XIX hubo otra «gran sorpresa», esta vez en el ámbito de las ciencias naturales, concretamente de la biología. Hasta entonces, se creía que los seres humanos eran completamente distintos de los animales y que habían sido una creación directa de Dios. Pero el biólogo inglés Charles Darwin (1809-1882) propuso la teoría de la evolución por medio de la selección natural afirmando que ningún Dios había intervenido en nuestro diseño y creación ya que la aparición de la especie humana es el resultado de los cambios anatómicos y fisiológicos que han experimentado criaturas simiescas y con las cuales, indudablemente, tenemos un parentesco genético. Es el segundo mazazo que recibe la “dignidad humana” en, relativamente, poco tiempo: no sólo la especie humana no ocupa el centro del universo (pues vive en un planeta que gira, junto con otros, alrededor del Sol), sino que, ahora Darwin habla del “humilde origen” de nuestra especie (pues su origen está en la evolución que han sufrido los individuos de una especie animal).Tema 7 La mente consciente (e inconsciente) 7 La tercera revolución en la Historia del Pensamiento la protagoniza el filósofo y psicólogo austriaco Sigmund Freud (1856 – 1939) y se la conoce como «la revolución del inconsciente». Freud es autor de numerosas obras, entre las más importantes se encuentran Introducción al psicoanálisis, La interpretación de los sueños, Psicopatologías de la vida cotidiana, y El malestar en la cultura. Freud llegó a la conclusión de que gran parte de lo que hacemos se debe a «deseos» que permanecen «ocultos» en una zona de nuestra mente: la zona inconsciente». La teoría de Freud sobre la estructura de la mente es «revolucionaria» ya que rompíó con la concepción cartesiana de la mente humana. El filósofo francés del Siglo XVII René Descartes había señalado que el atributo esencial de la mente humana era la consciencia. La filosofía y psicología posteriores asumieron y defendieron esta afirmación cartesiana, consolidando la imagen del ser humano como un ser dotado de una mente consciente que le permite tener en todo momento un control racional de sus acciones. Esta imagen del ser humano fue la que desmontó Freud al sostener que el funcionamiento de la mente humana y, en consecuencia, el comportamiento de la persona no podía explicarse recurriendo exclusivamente a procesos estrictamente conscientes. En su opinión, ciertas conductas, así como ciertas patologías psiquiátricas (por ejemplo, la histeria), demostraban la influencia en nuestra vida de una «zona oscura» de la mente que escapa al control consciente. «Sacar a la luz» esta zona desconocida de nuestra mente fue la gran tarea intelectual de Freud.
4.2. El nacimiento del psicoanálisis: un nuevo método terapéutico para el tratamiento de los trastornos neuróticos. Sigmund Freud estudió medicina en Viena y gracias a una beca fue a París ciudad en la que tuvo la oportunidad de ver cómo el neurólogo Jean Martín Charcot (1825 – 1893) utilizaba la hipnosis para el tratamiento de trastornos neuróticos como la histeria. El contacto con Charcot despertó en Freud la curiosidad y el interés acerca de este tipo de patologías y suscitó en él la idea de que hay «aspectos oscuros» de la mente humana que escapan al control consciente de uno mismo y que la tarea del médico psicoterapeuta consiste en conocerlos y descubrir en qué medida son los causantes de las patologías mentales. Una vez completada su formación académica, Freud montó su propia consulta médica y psicológica y empleó la técnica de la hipnosis con sus pacientes. Con el tiempo, consideró la hipnosis como una técnica de resultados limitados optando por una técnica propia denominada psicoanálisis. La técnica consiste en utilizar la asociación libre de ideas: Freud pedía a sus pacientes que, a partir de un elemento dado (una palabra, un número, la imagen de un sueño…) le explicasen todo cuanto se les ocurría: pensamientos, fantasías, emociones…
4.3. La teoría de Freud sobre las pulsiones. Una de las ideas centrales del pensamiento de Freud es la idea de que nuestros pensamientos, nuestras decisiones, nuestras conductas no están siempre bajo el control racional del individuo sino que, en muchas ocasiones, están determinadas por impulsos que son desconocidos por el propio individuo. Freud llamó «pulsiones» a estos impulsos inconscientes. Las pulsiones («instintos básicos innatos e inconscientes») son energías que están en la parte más profunda e inconsciente de la mente humana y requieren una satisfacción inmediata ya que, de no ser satisfechos, dejan al individuo en un estado de frustración que le provoca malestar. Según Freud, el comportamiento de una persona no es más que el intento de satisfacer estas “misteriosas” pulsiones. Acciones cotidianas como hacer deporte o escribir un poema son maneras encubiertas se satisfacer y saciar estas pulsiones. PULSIONES PULSIONESTema 7 La mente consciente (e inconsciente) 9 Las pulsiones son de dos tipos: ● Pulsión o instinto de vida (Eros): es un impulso que tiende a unir lo que está disperso, a armonizar lo que es diferente. El impulso sexual y el impulso amoroso que lleva a los individuos a buscar la compañía de otros individuos son pulsiones de este tipo. Cualquier actividad creadora (también la artística y literaria) está presidida por esta pulsión. ● Pulsión o instinto de muerte (Thanatos): es un impulso destructivo que tiende a separar lo que está unido, a romper lo que está entero. Los impulsos de agresividad y destrucción que enfrentan a los seres humanos contra sí mismos (el suicidio) y contra los demás (las guerras) son pulsiones de este tipo.
4.4. «Las partes» de la mente humana. A lo largo de su vida Freud propuso dos teorías sobre «las partes» de la mente humana: la teoría topográfica y la teoría estructural. A) La «teoría topográfica»: zona consciente, zona preconsciente y zona inconsciente. Según esta teoría, en la mente humana se pueden diferenciar tres zonas: ● La «zona consciente» contiene todo aquello de lo que nos damos cuenta en un momento determinado porque lo estamos viviendo en ese momento. Por ejemplo, el darte cuenta de que estás leyendo estas palabras es algo que, en este instante, forma parte de la zona consciente de tu mente. ● La «zona preconsciente» es esa zona mental de la que forman aquellos contenidos mentales de los que no nos damos cuenta en este instante pero que pueden hacerse conscientes con un pequeño esfuerzo de recuperación memorística (por ejemplo, el teléfono de una amiga, el argumento de la película que vi ayer en televisión). ● La «zona inconsciente» es la zona más profunda de la mente humana y contiene esos contenidos mentales (pulsiones) que no son accesibles a la conciencia pero que ejercen una influencia determinante en el comportamiento de la persona. «El iceberg» es un símil muy adecuado de la mente tal y como la concebía Freud. La parte superficial y visible, que sería la parte menor del iceberg, representa la parte consciente de la mente humana. La parte de la masa de hielo que permanece más hundida en las profundidades, inaccesible al ojo humano, que tiene el mayor volumen, representa la zona inconsciente de la mente humana.Tema 7 La mente consciente (e inconsciente) 10 b) La «teoría estructural»: el Ello, el Yo y el Superyó. Según esta teoría, en la mente se pueden diferenciar tres estructuras psíquicas que entran en conflicto. • «El Ello»: es la estructura psíquica de los instintos básicos innatos e inconscientes, de las pulsiones (Eros y Thánatos). El contenido mental de esta estructura no se rige por reglas lógicas o morales sino que rige por el «principio del placer», lo que significa que los impulsos que lo forman tienden a una satisfacción inmediata. • «El Yo»: es la parte consciente y racional del psiquismo. El Yo se rige por « el principio de realidad» por el cual la conciencia renuncia o pospone la satisfacción inmediata que pide el Ello para conseguir adaptarse a las exigencias del mundo vital (por ejemplo, las normas sociales), que son, por lo general, opuestas a las exigencias impulsivas del Ello. El Yo es el “responsable” de los denominados «mecanismos de defensa»: procedimientos que buscar armonizar los impulsos del ello y las exigencias del mundo vital con el fin de satisfacer deseos “inconvenientes” y darle una salida socialmente aceptable. Estos mecanismos son imprescindibles para conservar la “salud mental” ya que si no existiesen el ser humano se encontraría bloqueado entre dos exigencias opuestas: las del Ello y las del mundo vital. Los mecanismos de defensa más importantes son los siguientes: – Represión: es el mecanismo de defensa más habitual. Consiste en frenar la satisfacción de los impulsos de el Ello. El Yo trata de mantener esos impulsos fuera de la conciencia pero, en realidad, siguen vivos en el inconsciente y son la causa de tensiones psicológicas. Estas tensiones son las llamadas neurosis. – Racionalización: es una manera de autoengañarse mediante la elaboración de una justificación o excusa que nos libra de la preocupación, la angustia y el sufrimiento. Por ejemplo, convencerse a uno mismo que, en realidad, no le interesa la persona que le ha dado calabazas. – Desplazamiento: es un mecanismo de defensa consistente en transferir un deseo o sentimiento de su objeto original a otro objeto. Por ejemplo, una persona que discute con otra le da un puñetazo en la mesa en lugar de dárselo a la persona con la que discute; una persona que vive sola “desplaza” sus necesidades afectivas hacia un animal de compañía. – Sublimación: consiste en canalizar los impulsos de el Ello hacia actividades socialmente aceptadas, como la creación artística. El arte, la literatura, la religión, el deporte, el baile, los videojuegos… Son actividades sublimatorias. Freud consideraba que la sublimación ofrece una “salida” pacífica a las pulsiones. Por ejemplo, la competición en el deporte supone una sublimación de nuestros impulsos agresivos.Tema 7 La mente consciente (e inconsciente) 11 • «El Superyó»: es parte estructural de la mente relacionada con la conciencia moral. Su contenido son las normas y prohibiciones que el Yo ha interiorizado desde la infancia y que provienen de la educación recibida de los padres. El miedo al castigo, junto con la necesidad de afecto y reconocimiento, obliga al niño a aceptar, en contra de sus deseos, las normas familiares que no son sino la encarnación de las normas sociales. «El Superyó» se rige por el «el principio del deber» ya que la tarea de «el Superyó» es señalar al «el Yo» cómo debe actuar. El Superyó se convierte en un mecanismo represor que vigila y limita al Yo consciente. El Superyó “vigila” al Yo desde el interior mediante el sentimiento de culpa, sentimiento de culpa que está asociado a un complejo que experimenta el niño-varón en su infancia: el complejo de Edipo (un discípulo de Freud, Carl Gustav Jung señaló que el mismo complejo sufrían las niñas: el complejo de Electra). Según Freud, cuando el niño tiene entre tres y cinco años, el niño sufre el complejo de Edipo. El nombre está tomado de una tragedia de Sófocles, Edipo Rey, en la que se cuenta la historia de Edipo, forzado por el destino a matar a su padre y casarse con su madre. Según Freud, en esa etapa de la infancia el niño se enamora de la madre y siente celos de su padre al que rechaza. El niño siente un impulso parricida que le hace sentir culpable, y ese sentimiento de culpabilidad hace que el deseo hacia la madre quede reprimido y que las normas establecidas que personifica el padre queden interiorizadas
4.5. El análisis de los sueños: un camino de acceso al inconsciente. Según Freud, la represión de los deseos asociados a los impulsos de El Ello no implica su desaparición total sino, simplemente, su «envío» a la zona inconsciente de nuestra mente y a su ocultación momentánea. Estos deseos reprimidos acaban aflorando, según Freud, a través de los actos fallidos, los lapsus, y los sueños. ● Actos fallidos: fenómenos psíquicos que se manifiestan cuando cometemos una equivocación al actuar. Por ejemplo, en un impreso en el que tienen que firmar el director y el presidente de la empresa, el director se equivoca estampando su firma en la zona de la firma del presidente; esta equivocación tiene lugar porque en su inconsciente él desea ser el presidente. ● Lapsus: equivocaciones o errores involuntarios e inconscientes al hablar (lapsus linguae) o al escribir (lapsus calami). Un lapsus calami ocurre cuando una preocupación inconsciente como es el temor a ser abandonado por su pareja un alumno escribe en un examen de Filosofía “plantón” en vez de “Platón”. Imagina que tienes un examen importante que has de aprobar para poder ir a estudiar a otra ciudad, Conscientemente haces todo lo que está en tu mano para prepararlo. Revisas exáMenes anteriores, preparas las respuestas a las preguntas haciendo resúMenes y te aseguras de poner el despertador para llegar a tiempo al lugar del examen. Todo parece ir bien. Te despiertas pronto, desayunas, coges el autobús y compruebas que llegarás con tiempo de sobra. Entonces te quedas dormido en el autobús y, al despertar, te das cuenta, horrorizado, de que antes has leído mal el número del autobús y que ahora estas en la otra punta de la ciudad, sin posibilidad alguna de llegar a tiempo al examen. Tu miedo a las consecuencias de aprobar el examen (irte de tu ciudad e instalarte en una ciudad desconocida) ha echado por tierra tus esfuerzos conscientes. A un nivel profundo e inconsciente, no querías aprobar el examen. Admitirlo sería demasiado aterrador, pero tu inconsciente te lo ha revelado.Tema 7 La mente consciente (e inconsciente) 13 ● Los sueños: según Freud, los sueños son «la realización de deseos insatisfechos». Es a través de los sueños como los deseos reprimidos afloran y se manifiestan. De ahí que Freud diga que los sueños son «el camino al inconsciente». Quien quiera conocer como es «la vida interior inconsciente» de una persona, quien quiera saber qué «conflictos internos» sufre una persona, una forma de acceder a ese conocimiento es a través de «sus sueños». Sobre esta temática trata una de las obras más importantes de Freud, titulada precisamente La interpretación de los sueños (1900). Para Freud, al analizar los sueños de una persona hemos de diferenciar entre el «contenido latente» y el «contenido manifiesto» de los sueños. El «contenido manifiesto del sueño» es lo que recordamos del sueño: las cosas que nos pasan en el sueño y que son, en muchas ocasiones, auténticos disparates y “absurdeces”. El «contenido latente del sueño» es el significado del sueño, los «conflictos internos» relacionados con deseos reprimidos y ocultos del inconsciente que afloran al soñar. Uno de los aspectos más relevantes de la teoría freudiana de los sueños es el referente a «los símbolos oníricos». Los sueños son la expresión de los deseos reprimidos y esta “expresión” se disfraza con el uso de símbolos. Así, por ejemplo, la muerte puede “disfrazarse” en un sueño con el símbolo de “un viaje”. Dado que los sueños tienen que ver con deseos reprimidos de carácter sexual es lógico pensar que los símbolos oníricos relacionados con los órganos sexuales sean numerosos. Según Freud, cuando aparecen en los sueños objetos como bastones, paraguas, llaves o revólveres, estos objetos simbolizan el órgano sexual masculino; cofres, botellas, cuevas… Son símbolos del órgano sexual femenino