Que es una novela existencialista


Madrid, lugares que conocía bien. Su estilo es espontáneo y antirretórico, poco preocupado por las normas académicas; prefiere la frase corta y el párrafo breve; su ideal es la claridad, la precisión y la rapidez. Sus personajes reaccionan de dos maneras: unos son hombres de acción, que luchan por escapar de la mediocridad cotidiana, como Zalacaín; otros, desorientados y abúlicos, se plantean el sentido de la existencia y son incapaces de actuar, como Andrés Hurtado. Ambos acaban fracasando.Fue un escritor muy fecundo, con más de 60 novelas, 34 de ellas agrupadas en trilogías, entre las que destacan Tierra vasca, a la que pertenece Zalacaín el aventurero
; La lucha por la vida, cuya novela inicial es La buscay La raza, de la que forma parte El árbol de la ciencia.Entre 1913‑35 se consagró preferentemente a desarrollar una serie narrativa más extensa, Memorias de un hombre de acción, integrada por 22 novelas, cuyo protagonista es Eugenio de Avinareta, dinámico personaje antepasado del autor.Escribió, además, numerosos cuentos y novelas cortas, ensayos y biografías, así como sus Memorias en 7 volúmenes, llenos de recuerdos, juicios, opiniones estéticas y morales. Su nfluencia en la novelística posterior, se advierte en autores como Cela.También vasco, MIGUEL DE UNAMUNO estuvo ligado a la Universidad de Salamanca, donde primero fue catedrático de griego y, más tarde, rector. Se convirtió, entonces, en un hombre público, cuyas opiniones, en conferencias y artículos, tenían inmediata resonancia, dentro y fuera de España.Cultivó todos los géneros de su tiempo: ensayo, novela, teatro… En su obra trata, entre otros, dos grandes temas:

España y lo español

Partiendo de postulados regeneracionistas, aboga por la modernización del país, por emprender caminos que resuelvan el atraso histórico;El problema de la existencia humana.
El deseo de inmortalidad es su preocupación central. La fe religiosa le da solución al problema de la muerte y del más allá, pero su mente analítica y razonadora le impide considerar esa solución corno satisfactoria. De ahí la lucha entre razón y fe y la búsqueda de una forma de supervivencia eterna a través de sus ideas, expresadas en sus obras.Su primera novela, Paz en la guerra, está basada en su experiencia en el sitio de Bilbao por los carlistas. Le sigue Amor y pedagogía y Niebla, en la que Unamuno plantea los problemas de la existencia y de la personalidad humana, así como los límites entre la ficción y la realidad. Esta obra es subtitulada nivola, ante la acusación de los críticos de que no escribía novelas. Con ella intenta renovar la técnica narrativa. Además, escribió Abel Sánchez, sobre el tema de la envidia, y La tía Tula. Entre sus novelas cortas destaca San Manuel Bueno, mártir (1931).En la generación del 14 destacan el asturiano Ramón Pérez de Ayala, que evoluciona de un relato autobiográfico (Tinieblas en las cumbres) a una «novela intelectual» con Tigre Juan y El curandero de su honra, historias sobre el amor y el honor, la hombría y el donjuanismo y Gabriel Miró, escritor queposeíauna gran capacidad para captar sensaciones: luz y color, aromas, sonidos, sabores, a lo que no es ajena su tierra alicantina, en obras como Nuestro Padre San Daniel  y El obispo leproso.Con el estallido de la guerra civil, pocos permanecen neutrales. En plena contienda escribieron, entre otros, novelistas como Agustín de Foxá, escritor conservador(Madrid de corte a checa) y Arturo
Barea, contrapunto ideológico del anterior (La forja de una rebelde). A raíz de la guerra civil fueron muchos los intelectuales que abandonaron el país y se exiliaron a Europa y América. Debieron, por tanto, aclimatarse a una nueva realidad, a países y culturas distintas. Entre ellos sobresalen el recientemente fallecido Francisco Ayala, Ramón J.

Sénder o Rosa Chacel.
En España, los primeros años de la posguerra son años de convalecencia, de desorientación, ya que se ha roto con la tradición inmediata, a causa de la muerte o el exilio de los novelistas anteriores, salvo Baroja, figura venerada por los más jóvenes. Las causas literarias que influyen, además, en esta desorientación son la rígida censura, la crítica falta de rigor y la difusión de una literatura escapista, para olvidar la dura realidad del momento.La novela de la década de los 40, llamada también novela existencial presentaestas características:El reflejo amargo de la vida cotidiana, de la existencia conflictiva del individuo, de ahí que los grandes temas sean la angustia, la soledad, la inadaptación, la frustración, la muerte.Los personajes son o marginales y desarraigados o desorientados y angustiados, lo que refleja el malestar del momento.Los ambientes retratan, con preferencia, la ciudad, bien la grande y caótica, bien la pequeña y ahogada ciudad de provincias.Dos fechas suelen señalarse como inicios de la recuperación del género: 1942, año en que se publica La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela, novela con la que inicia una corriente llamada tremendismo, basada en  la selección de los aspectos más duros y degradantes de la vida. Cuenta, en 1ª persona, la vida de un hombre que, a punto de ser ejecutado por matricida, escribe sobre los momentos más significativos de su vida, condicionada por el medio social. De su lectura se deduce un hondo pesimismo en su visión del hombre y del mundo. Y 1945, año en que Carmen Laforet gana el premio Nadal con Nada, novela que narra la llegada de Andrea a Barcelona para comenzar sus estudios universitarios. Allí vive con parte de su familia, en un ambiente sórdido de mezquindad, de histeria, de ilusiones fracasadas, de vacío… que envuelve la ciudad y a los personajes en una gran desolación.

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