5. La estructura de la población
Se entiende por estructura de la población el estudio de cualquier aspecto en el que se puede dividir o clasificar la población. Así por ejemplo una población se puede dividir por sexos, por edad, por sexo y edad, por idioma, religión, por actividad laboral… Los estudios más utilizados de estructura de la población son: por sexo y edad y de estructura económica 5.1. La estructura por sexo y edad La estructura por sexo mide la relación entre el número de hombres y de mujeres de una población, se miden mediante las tasas de masculinidad y feminidad, más conocidas como sex ratio
. La de masculinidad nos indica el número de varones por cada 100 mujeres; la de feminidad indica lo contrario, el número de mujeres para cada 100 varones. En sí mismas estas sex ratio no son demográficamente muy importantes hoy en día. Sólo tienen una relativa importancia en los grupos de edad altos (más de 64 años). Los factores que influyen en la estructura por sexo son biológicos, pues estadísticamente nace un 5% más de varones que de niñas (por cada 100 niñas nacen 104 niños), unido a la mayor resistencia a las enfermedades de la mujer respecto al hombre. Otros factores que hacen que en un país haya menos hombres que mujeres son el de la emigración, que resta población a un país al predominar la emigración masculina; y el desempeño de oficios con más desgaste físico por parte del hombre, que acorta su esperanza de vida. La sex ratio actual es de 51% de mujeres.
La estructura por sexo y edad es mucho más interesante desde el punto de vista demográfico, socioeconómico y, por supuesto, desde el punto de vista político. Permite conocer cuánta población activa tiene un país y cuánta población dependiente (aquella que depende económicamente de la activa). Su análisis se refleja en las pirámides de población, que la clasifican por sexo y por grupos de edad. En España, la estructura por sexo y edad actual muestra una población envejecida a causa del descenso rápido de la natalidad desde 1975 y el aumento de la esperanza de vida, por la baja mortalidad. Además, el índice de fecundidad en 1998 fue de 1,15 hpm, muy bajo, del que apenas nos hemos recuperado en los últimos 18 años (1,4 hpm), lejos del 2,1 hpm que garantiza el relevo generacional. Las comunidades con mayor porcentaje de población joven son: Murcia (17,2%), Andalucía (16%). En el extremo contrario se encuentra Asturias (10%) y Galicia (11%). En lo referente a la población vieja el ranking lo encabeza Castilla-León (22,3%), seguido de Asturias (21,8%) y Galicia (21,7%). En el extremo contrario se encuentran Murcia con un 13,6% y Madrid con un 14,3%. Las más envejecidas son aquellas que reúnen varios factores como son: las que más han emigrado, las que tienen una natalidad más baja y las que tienen una alta esperanza de vida. Las más jóvenes son que han recibido inmigración. Las causas del envejecimiento de la población española se explican por la evolución de la natalidad y la mortalidad desde el ciclo demográfico antiguo hasta el ciclo moderno actual. Si comparamos los datos de 1900, 1970 y 2008, observamos que los porcentajes de población joven, adulta y vieja han ido evolucionando desde un 42%-53%-5% (en 1900) hasta un 36%-54%-10% (en 1970), es decir, la población vieja se duplica y se reduce la joven. Ya en la actualidad y en sólo 38 años –en 2008–, la población se divide en un 14%-69%-17%, lo que supone que los jóvenes han reducido en 22 puntos su población y la población vieja sitúa en un 17%, superando a la joven. Las cifras de 2016 confirman la tendencia hacia un mayor envejecimiento (16%-65%-19%).
Las consecuencias de este envejecimiento son graves desde el punto de vista social y económico, pues afectan a la viabilidad del Estado del bienestar:
– La elevación del gasto en pensiones, puesto que su financiación no depende de las cotizaciones que hicieron los jubilados durante su etapa laboral, sino de las que realizan los trabajadores en activo. Por tanto, el incremento de pensionistas hace que la única perspectiva sea la subida de impuestos y atrasar la edad de jubilación.
– El aumento del gasto sanitario derivado de que los ancianos consumen más medicamentos, y más visitas médicas. Inevitablemente conllevan más gasto público, y por tanto, más impuestos.
– Los cuidados y atenciones a la población anciana suponen por un lado el aumento de las cargas familiares y, por otro, mayor demanda de residencias públicas y privadas que son actualmente insuficientes.
5.2. La estructura económica de la población
Probablemente es el aspecto que más se estudia para prever por donde irá el futuro económico de un país. Para abordar el estudio económico de la población es preciso comprender los conceptos de población activa, tasa de actividad, tasa de paro y tasa de dependencia.
La población activa es el conjunto de personas entre 16 y 66 años (en los países desarrollados, la edad mínima para trabajar es 16 años) que suministran mano de obra para la producción de bienes y servicios. Por tanto incluye a la población que trabaja a cambio de un salario (población activa ocupada; unos 18,5 millones en 2016) y también a la que busca empleo (población activa desocupada), bien porque está en paro o porque está buscando su primer empleo. En 2016 supónía unos 22,7 millones de personas. La población inactiva es la que no realiza trabajo remunerado y tampoco está disponible para desempeñarlo, aunque esté entre los 16 y 66 años: pensionistas, rentistas, labores del hogar, estudiantes… Por este motivo depende económicamente de la población activa. La tasa de actividad es el porcentaje de activos sobre la población total, a menor porcentaje de tasa de actividad, mayor presión fiscal.
La tasa de paro nos dice qué porcentaje de población desocupada existe respecto a la población activa.
La tasa de dependencia relaciona a la población dependiente con la trabajadora. Los dos factores que suelen elevar esta tasa son el aumento del paro y el incremento del número ancianos. En España actualmente se han unido ambos factores por lo que nuestra población dependiente se ha disparado, fundamentalmente por la crisis económica que ha hecho aumentar la tasa de paro.
La evolución de la tasa de actividad en España ha pasado por diversas etapas y así, desde 1991, que era del 50,9%, la tasa de actividad sufríó un crecimiento porque las mujeres se incorporaban al mercado laboral y por la inmigración en los años 90 hasta 2008 (59,8%). Desde 2008, el impacto de la crisis económica hizo que la tasa de paro creciera hasta cifras cercanas al 25% en 2011-13, pues frenó el sector de la construcción y ralentizó la industria y el sector de servicios.
La evolución de la tasa de paro ofrece diferentes etapas:Hasta 1973, no superaba el 3%. Se resolvía con la emigración, y la mujer prácticamente no estaba presente en el mercado laboral Entre 1973-79, la crisis del petróleo, el retorno de emigrantes y la reconversión industrial elevaron el paro a cifras en torno al 8% Entre 1980-1995, tasas de paro con altibajos, con tendencia ascendente, con un máximo del 23% en 1995 Entre 1995 y 2010, oscilación en torno al 10%, coincidente con una época de crecimiento económico en todos los sectores.Desde 2008, con la crisis económica, se dispararon las tasas de paro hasta un 25% en 2013 Desde 2014, la paulatina salida de la crisis ha ido reduciendo el paro hasta el 18,6% en 2016, lo que supone 4,24 millones de parados, una cifra muy elevada todavía