El siglo XV fue un periodo de transición marcado por la quiebra de valores establecidos anteriormente con la progresiva llegada del antropocentrismo. En la península ibérica, el reinado de los Reyes Católicos pone fin a la convivencia entre las tres culturas, con actos como la expulsión de los judíos y la Inquisición. Además,la cultura
experimenta un gran impulso por la invención de la imprenta.La literatura inicia una vuelta al mundo clásico y a la cultura grecorromana que se mostrará en el plano
formal a través de la imitación de la sintaxis latina y la incorporación de cultismos. A todo esto, contribuye la influencia de autores italianos y franceses como Dante y Petrarca, que defendieron el uso de las lenguas vulgares. En la poesía podemos encontrar tanto de carácter culto (cortesana)
Como popular(el Romancero). El
romance es una composición de arte menor formada por versos octosílabos de rima asonante en los pares, quedando sueltos los impares, y que no tiene número fijo de versos. Se caracterizan por ser fragmentarios, tener finales y comienzos abruptos, mezclar narración con diálogo, emplear recursos literarios y tender a utilizar un lenguaje arcaico. Se clasifican según su temática épico-nacional y fronteriza o líricos y novelescos. La lírica culta de este siglo se vio enormemente impulsada gracias al mecenazgo y amparo de la monarquía, y surgíó bajo la influencia de la poesía italiana de los siglos XIII y XIV y la poesía trovadoresca provenzal. De este caldo de cultivo nacíó la poesía cortesana, caracterizada por el predominio del amor cortés, la tendencia filosófico-moral de Dante y la relevancia de la sátira debido al mal gobierno de la época. La estructura de la época podía ser de arte real o arte mayor castellano, y había tres tipos de composiciones: la canción, la serranilla y el decir. Gran parte de la poesía cortesana se recogíó en cancioneros. Dos de los poetas de la corte de Juan II más destacables son el marqués de Santillana y Juan de Mena. Íñigo López de Mendoza, también conocido como el marqués de Santillana escribíó poemas de raíz provenzal como las Serranillas y de influencia italiana tanto petrarquista como alegórico-dantesca. Juan de Mena destaca por la escritura de Laberinto de Fortuna. Jorge Manrique fue un poeta que escribíó únicamente 49 poemas. Su obra cumbre es Coplas a la muerte de su padre, cuyo esquema métrico es una copla de pie quebrado, y está dividida en dos bloques. Pretende realizar una reflexión sobre la fugacidad de la vida (la cual puede ser terrenal, celestial y de la fama) frente a la muerte y su poder igualador.
En este siglo de consolida la prosa castellana; se mantiene la de tipo histórico y didáctico y se asienta la de ficción, en la que se asientan dos géneros diferentes que tienen en común la ambientación cortesana y el carácter noble de sus protagonistas. La ficción caballeresca o libros de caballerías más conocida es el Amadís de Gaula,cuya copia definitiva fue ampliada por Garci Rodríguez Montalvo y se intuye que es de 1496, aunque la edición más antigua que tenemos sea de 1508. En cuanto a la ficción sentimental predominan el tema amoroso y la descripción de sentimientos a partir del amor cortés. El autor por excelencia de este tipo de narrativa es Diego de San Pedro con su novela Cárcel de amor(1492).
La Celestina es una de las obras más importantes de la literatura española. Conservamos tres ediciones en las cuales se puede apreciar la evolución de su forma desde finales del Siglo XV hasta principios del XVI. La primera edición conocida es del año 1499 y fue encontrada en Burgos y desconocemos si realmente es la obra de la Celestina, pues carece de primera página y por lo tanto de título y autor. La segunda edición es un año posterior a la anterior y fue encontrada en Toledo bajo el título de Comedia de Calisto y Melibea. Ambas tienen 16 actos, a diferencia de la edición encontrada en Zaragoza de 1507 que está compuesta por 21 y se denomina Tragicomedia de Calisto y Melibea. La autoría es atribuida a Fernando de Rojas, aunque él terminó una obra ya escrita, por lo que desconocemos quién fue el autor de la primera parte. La obra presenta carácterísticas muy específicas que no determinan si es una novela dialogada o un teatro, por lo que se ha establecido como comedia humanística. Aparecen numerosos personajes entre los que debemos destacar a Celestina y a los enamorados (Calisto y Melibea). Para establecer la diferencia entre el mundo de la corte y el de las clases bajas, el autor realiza cambios de registro, los cuales denotan un grado de inteligencia. El único personaje capaz de utilizar los dos registros es Celestina. Siempre se ha determinado La Celestina como una síntesis entre la mentalidad y renacentista, marcado por el tono moralizante y humanista utilizado a lo largo de la novela, el lamento final de Pleberio, y la divinización de Melibea por parte de Calisto. Esta obra tuvo un enorme e inmediato éxito que supuso un antes y un después en la concepción de literatura. La Celestina como obra de referencia desencadenó una notable cifra de continuaciones e imitaciones como Retrato de la Lozana Andaluza, e influirá de manera clara en la picaresca y las novelas cortesanas del siglo posterior.