TEMA 6. EL CONFLICTO SOCIAL. LA SOCIEDAD INACABADA
EL CONCEPTO DE CAMBIO SOCIAL
En la Antigüedad, Heráclito declaró que todo fluye y nada permanece, que no podemos bañarnos dos veces en el mismo río porque sus aguas son otras. Heráclito considera que las sociedades humanas son conflictivas y polémicas, sin alcanzar un nivel de equilibrio, los conflictos generan tensiones que conducen a nuevas situaciones sociales. La tentación de la sociología consiste en considerar que la historia termina donde nosotros estamos, el peculiar vicio sociológico puede llamarse actualismo o presentismo. La frecuentación de la historia pone de manifiesto que la mudanza es lo habitual. Se trata de un territorio fronterizo, “es un tema muy difícil de definir. Su núcleo es escurridizo y sus fronteras borrosas. Ocupa una especie de tierra de nadie entre la sociología y la historia y continuamente está amenazando con absorber uno o los dos campos mencionados”. En principio nos basta considerar que la estructura de la sociedad excluye la unanimidad y que el consenso es más raro que el conflicto.
CONSENSO Y CONFLICTO
Julián Marías escribe que la sociedad no significa unanimidad, sino que está hecha de discrepancia y por tanto es siempre problemática e insegura, y su existencia, como todo aquello que vige existen las fuerzas que lo debelan. En el prólogo de “La estructura social” de Marías llama la atención estos tiempos de batallas de farsa entre los defensores de las denominadas orientaciones de “consenso” y de “conflicto” en la sociología académica. Consensos y conflictos se alternan y hasta se interpenetran. Es inimaginable una sociedad humana no conflictiva o polémica; cosa distinta es que el conflicto desemboque en guerra civil, en discordia endémica. Porque toda sociedad se fundamenta en algún tipo de solidaridad. Durkheim lo anuncia en su primer libro: los hombres no pueden vivir juntos sin entenderse y, por consiguiente, sin sacrificarse mutuamente, sin ligarse unos a otros de una manera fuerte y duradera. Toda sociedad es una sociedad moral.
CAMBIOS EN EL MUNDO Y CAMBIOS DE MUNDO (Ortega)
Que una sociedad signifique una cierta unidad, no quiere decir que no se modifique: todo lo contrario. Las modificaciones que afectan a la sociedad pueden ser mayores o menores.
Ortega distinguió entre cambios en el mundo y cambios de mundo. Lo normal es lo primero: que a la figura de mundo vigente para una generación, suceda otra figura de mundo un poco distinta. Ortega, que ya había introducido el concepto de generación, lo aplica con todo rigor para mostrar que la historia no se mueve de cualquier manera sino aproximadamente cada
quince años. Para Ortega, cada quince años cambia el cariz de la vida.
En algunas ocasiones críticas, no cambia este o aquel aspecto del mismo, sino el mundo mismo. El cambio de mundo consiste en que al mundo o sistema de convicciones de la generación anterior sucede un estado vitan en que el hombre se queda sin aquellas convicciones, por tanto, sin mundo. El cambio del mundo ha consistido en que el mundo en que se vivía se ha venido abajo y, por lo pronto, en nada más.
EL MÉTODO HISTÓRICO DE LAS GENERACIONES (Ortega, Marías)
Ortega llega a decir que la generación es el concepto más importante de la historia y que una generación es una variedad humana. Algunas veces las generaciones se solidarizan con las anteriores y se suman a ellas: son generaciones cumulativas; otras veces pretenden arrumbar y sustituir lo existente: son generaciones polémicas, eliminatorias. Para Ortega, la vida del hombre se divide en cinco edades de quince años: niñez, juventud, iniciación, predominio y vejez. Durante la infancia y la juventud, el hombre absorbe los valores de su tiempo y diríamos que se socializa. El trozo verdaderamente histórico es el de las dos edades maduras: la de iniciación y la de predominio. Una generación histórica vive quince años de gestación y quince de gestión. Esto se dice cuando la vida humana era más breve y muy pocos hombres superaban los sesenta años. Y hay una edad en que el joven empieza a ser enteramente adulto, poco antes de iniciarse en la treintena. La cronología viviente es muy rigorosa. No da lo mismo un año que otro. Son los 26 años la jornada iluminada donde sus futuras ideas, hincan sus garras en los sesos del pensador y lo arrebatan hacia lo alto. Porque las grandes ideas no son nuestras, sino nosotros su presa. Esta es la regla general que según Ortega toca al hombre hacia esa edad. Los 26 años significan el despegue, el momento de iniciación y primera madurez en la vida personal de cada uno.Marías es quien mayor esfuerzo ha dedicado al tema de las generaciones. Como cada generación comprende quince, incluye a los nacidos en los siete anteriores y los siete posteriores. 25 años después, Marías retomó la cuestión para constatar que los hombres ya no se retiran, no se mueren a los sesenta años. Como la generación que en otros tiempos era saliente no sale de la escena, sino que permanece, Marías recurre a una metáfora histórica: el emperador Diocleciano, para robustecer el Imperio decidió asociar a un César, probable sucesor; el Augusto ejercía la potestad suprema, pero el César un día se convertiría en Augusto. Este esquema puede aplicarse, en su opinión, a la escala de las generaciones: generación superviviente, generación augusta, generación cesárea, generación ascendente y generación juvenil.