TEMA 12:EL ARTE Barroco
Arquitectura barroca italiana (G. L. Bernini y F. Borromini). El palacio del poder (Versalles). Escultura (G. L. Bernini)
EL ARTE Barroco
Es el estilo dominante en el arte aproximadamente desde el año 1600 hasta el 1750. Sus carácterísticas perduraron a lo largo de la primera mitad del Siglo XVIII, si bien dicho periodo se denomina en ocasiones estilo rococó. Barroco es la palabra empleada en el neoclásico con sentido despectivo para definir el estilo artístico recargado del periodo anterior.
La religión determinó muchas de las carácterísticas del arte Barroco. La Iglesia católica se convirtió en uno de los mecenas más influyentes, y la Contrarreforma, contribuyó a la formación de un arte emocional, exaltado, dramático y naturalista, con un claro sentido de propagación de la fe. Los acontecimientos políticos también tuvieron influencia en el mundo del arte. Las monarquías absolutas de Francia y España promocionaron la creación de obras que, con su grandiosidad y esplendor, reflejaran la majestad y poder de los monarcas.
Este periodo se caracteriza por una complejidad de las formas renacentistas, que se hacen más dinámicas, con juegos teatrales de contraste y sensaciones que rompen con el equilibrio y la armónía. El término Barroco se identifica con las ideas de movimiento, decoración y complicación de las formas. Su lenguaje no supone una innovación creadora, sino una lectura libre de los elementos anteriores donde predomine la sensación. El principal objetivo del arte Barroco es lo que podemos llamar el arte total. La arquitectura será la disciplina fundamental a la que se condicionan todas las demás para conseguir un espacio de síntesis.
Entre las carácterísticas generales del arte Barroco están su sentido del movimiento, la energía y la tensión. Fuertes contrastes de luces y sombras realzan los efectos escenográficos de muchos cuadros, esculturas y obras arquitectónicas. Con frecuencia aparece una intensa espiritualidad en las escenas. La insinuación de enormes espacios es también frecuente en la pintura y escultura barrocas. El Naturalismo es otra carácterística esencial del arte Barroco; las figuras no son simples estereotipos sino formas individualizadas, con su personalidad propia. Los artistas buscaban la representación de los sentimientos interiores, las pasiones y los temperamentos.
ARQUITECTURA BARROCA ITALIANA
CarácterÍSTICAS GENERALES
La arquitectura será el arte por excelencia, determinando y haciendo depender a las demás artes de ella. A la obra equilibrada y racional del Renacimiento viene a sustituir la expresión desequilibrada del Barroco, hay una obsesión por la vitalidad y el movimiento. La curva será la línea dominante en estructuras y elementos: Las columnas se ciñen de fajas o se retuercen en formas salomónicas; los frontones son curvos, mixtilíneos o partidos; los muros, cornisas, entablamentos se curvan y contraponen; aparecen las plantas elípticas, circulares y mixtas.
Se da una abundancia decorativa que a veces oculta los elementos arquitectónicos. Se buscan efectos de sombras y profundidad: en las fachadas se emplean elementos salientes (columnas adosadas, grandes recuadros que enmarcan los vanos, uso de hornacinas con esculturas exentas, columnas que sostienen frontones partidos). La decoración exterior se incrementa notablemente en el interior, especialmente en los edificios eclesiásticos: estípites, antepechos convexos, grandes pilastras corintias. Hay una preocupación por los efectos de luz y perspectiva que se manifiesta en la decoración de los techos (enlucidos, relieves, ilógicos soportes, fingidos cielos, violentos escorzos, imitación de sólidas arquitecturas).
Este estilo nacerá en Italia, siendo los Papas los principales mecenas. En Italia mantiene esquemas clásicos y una iconografía religiosa. El Barroco italiano nunca llegara a la exuberancia hispana ni a la frivolidad francesa, tiene un carácter más ponderado. Los antecedentes suelen situarse en la obra de Vignola especialmente en la Iglesia del Gesú (Roma), manifestándose con más claridad en las reformas que hace Maderna para la conclusión de la basílica de San Pedro. La época de plenitud del Barroco se alcanza con las figuras de Bernini y Borromini. En la etapa final (s. XVIII) Felipe Jubara reaccionará contra el recargamiento y busca una vuelta a la sencillez y el reposo. Entre sus obras cabe destacar el Palacio Madama, el Palacio Stupinigi y la basílica de Superga.
Bernini (1598-1680)
Fue uno de los artistas más sobresalientes del Barroco italiano. Su actividad artística no se reduce a la arquitectura, también fue un gran escultor, pintor, dibujante y escenógrafo; concibió espectáculos de fuegos artificiales, realizó monumentos funerarios y fue autor teatral. Su arte es la quintaesencia de la energía y solidez del Barroco en su apogeo. Toda su vida la dedicó al trabajo y su trayectoria se caracteriza por el gran número de proyectos que emprendíó. Desarrolló su carrera casi por completo en Roma, aunque había nacido en Nápoles. Su padre fue su primer maestro, súperándole muy pronto. Educado en el espíritu jesuítico asumen el sentido contrarreformista y refleja las pretensiones del poder de la Iglesia.
De la década de 1620 son sus primeros proyectos arquitectónicos, como la fachada de la iglesia de Santa Bibiana de Roma y la creación del magnífico baldaquino, dosel apoyado en cuatro impresionantes columnas salomónicas para el altar mayor de la basílica de San Pedro, construido en bronce, utiliza la arquitectura como un escultor con fines expresionistas. Posteriormente diseñaría también para el Vaticano la Scala Regia, y la magnífica Plaza de San Pedro, que enmarca la entrada a la basílica dentro de un espacio oval dinámico formado por dos columnatas semicirculares.
Destacar también el templo de San Andrés del Quirinal de Roma, se construyó sobre planta oval con un porche ovoide que se extiende por delante de la fachada, reproduciendo los ritmos interiores del edificio. El interior, decorado con mármol oscuro de diferentes colores, tiene una bóveda oval decorada en blanco y oro. Dentro de las obras arquitectónicas no religiosas de Bernini se incluyen proyectos para diversos palacios: el palacio Ludovisi, así como unos diseños para el Louvre, proyecto que no llegó a ejecutarse.
BORROMINI (1599-1667)
Nacíó en Bissone, cambió su auténtico apellido, Castelli, por el de su madre, Borromini. Su padre era un cantero y heredó este oficio, gracias al cual pudo participar en la construcción de la basílica de San Pedro, bajo la dirección de Carló Maderna. El anciano maestro le nombró supervisor de sus obras en el Vaticano y en el Palacio Barberini. Su agria rivalidad con Bernini comenzó hacia el año 1627, cuando trabajó a las órdenes del escultor en la talla del baldaquino de San Pedro.
Gracias a sus iglesias, transformó la antigua Roma en una ciudad barroca. Se dedicó sólo a la arquitectura, buscando siempre encontrar nuevas formas espaciales. En sus edificios, el vacío y el lleno se combinan en una culminación de la búsqueda barroca de espacios dramáticos y llevara a la arquitectura al máximo movimiento. Borromini consiguió una nueva forma de expresión arquitectónica con sus muros ondulantes, cóncavo-convexos, así como con sus originales volúMenes, desarrollados a partir de un motivo geométrico. Sin embargo, no rechazó el estudio de los modelos clásicos, incorporando rasgos de la arquitectura antigua y de la renacentista.
El primer encargo que recibíó Borromini como arquitecto fue la iglesia de San Carlos alleQuattroFontane. La traza general se compone de una planta en forma de rombo, cubierta por una cúpula oval. Como todos los proyectos de Borromini, se ajusta a unas leyes estrictas de simetría y proporciones. Su fachada, más alta que la propia iglesia, presenta una ondulación que se convirtió en el arquetipo de las iglesias barrocas de Roma. Borromini construyó San Ivo, el templo se levanta a partir de un hexágono regular estrellado, pero lo más original es su cúpula hexagonal sin transición con la planta, construida como una continuación solidaria con la geometría fundamental del templo. Otra de las obras a destacar es la nueva fachada cóncava de Santa Inés en la Plaza Nabona.
El palacio del Poder: Versalles
Versalles es el símbolo perfecto de la monarquía absolutista de Luis XIV y la expresión del poder y la voluntad del monarca. Es una ciudad palaciega donde habitan la corte, los ministros y un número enorme de funcionarios y servidores que rodean al rey. Es el máximo representante de Le Gran Siècle francés por la suntuosidad de sus interiores y el equilibrio y armónía de sus exteriores.
Luis XIV decide transformar Versalles en el centro de su poder. Tuvo tres etapas constructivas. Entre 1661 y 1668 el rey reformó el que había sido pabellón de caza de Luis XIII; de 1668 a 1678 procedíó a una segunda ampliación para convertirlo en sede del gobierno. Estas dos modificaciones fueron realizadas por Le Vau. Muerto Le Vau, Jules-HardouinMansart llevaría a cabo la tercera ampliación, la replanificación gigantesca de Versalles, materializada en la construcción de dos alas laterales que configuraron la ciudad cortesana. El propio Luis XIV supervisará todos los trabajos, tanto constructivos como decorativos, de forma que el edificio sea la imagen de su propia voluntad.
El edificio responde a un plan simétrico y organizado, en cuyo centro se encuentran las habitaciones personales del rey. Tiene dos fachadas; la principal mira al centro urbano y la trasera al jardín. Esta última, sumada a las alas que se extienden a sus lados, forma un cuerpo de más de 600 m de longitud. Se divide en tres niveles: el basamento; principal, caracterizado por la repetición de pilastras y columnas jónicas gigantes que enarcan inmensas puertas ventana; y el ático, coronado por trofeos. Su concepción es clásica, sobria y majestuosa, con volúMenes muy definidos y una marcada armónía de los elementos arquitectónicos. Un sistema de entrantes y salientes rompe con la monotonía derivada de la horizontalidad del conjunto y da ritmo y movimiento a la construcción.
En el interior del palacio destaca la Capilla Real -erigida por Mansart-, una de las muestras más impresionantes del Barroco tardío francés. Típica iglesia de corte, exhibe una cabecera semicircular, tres granes naves y se divide en dos pisos: el inferior de arcadas sobre pilares, y el superior más esbelto y con una elegante columnata. La decoración preciosista y el estudio de la luz, además del contraste entre la piedra blanca y el azul de los frescos ilusionistas del techo, anticiparon la estética de las siguientes décadas. Un gran espacio representativo, la Galería de los Espejos, sirve para mostrar la opulencia de la monarquía y para lograr el juego favorable de la perspectiva con la vista hacia los jardines y la apertura del muro con grandes ventanales que inundan de luz el interior.
Le Brun, decorará el interior, estableciendo la fastuosa imagen en la que combina arquitectura, escultura y pintura. Las constantes alusiones a la gloria de Luis XIV convivían con mobiliario de lujo y tapicerías espléndidas. El diseñador Le Nótre programa unos jardines fastuosos, de acuerdo con una organización geométrica. En los jardines abundan las fuentes, las esculturas y los canales. Más allá de los jardines, se extendían bosques.
ESCULTURA
CarácterÍSTICAS GENERALES
Destaca el afán por el movimiento, que se convierte casi en obsesión. Este afán se ve reforzado por la multiplicación de los pliegues y la ampulosidad de los ropajes como sacudidos por el viento. Los miembros de las figuras se lanzan al espacio despegándose del cuerpo, son frecuentes los gestos exagerados con predominio del escorzo. Hay un gusto por los rostros en arrebato que culmina en la expresión de los éxtasis y visiones. Se concibe en función de la arquitectura, con lo que refuerza su movimiento. La temática más cultivada es la religiosa (apoteosis, martirios, éxtasis, alegorías). La escultura funeraria es rica y abundante, con frecuencia se decoran con temas macabros. Las estatuas ecuestres están dotadas de gran ímpetu. Por último abundan los temas de alegorías mitológicas para la decoración especialmente de fuentes. Los materiales usados con más frecuencia serán el mármol y el bronce.
Bernini (1598-1680)
Es el más representativo. Muestra gran habilidad para plasmar las texturas de la piel o de los ropajes, así como su capacidad para reflejar la emoción y el movimiento. Su obra está llena de Realismo, teatralidad y monumentalidad en las composiciones y movimientos. Muchas de sus primeras esculturas estaban inspiradas en el arte helenístico, así los grupos de Apolo y Dafne y El rapto de Proserpina es un ejemplo típico del gusto por lo clásico. En la representación de David se observa el movimiento, la tensión contenida y la fuerza.
Bernini fue el primer escultor que tuvo en cuenta el dramatismo potencial de la luz en los grupos escultóricos. Esto se evidencia en el Éxtasis de Santa Teresa, donde los rayos del sol, surgidos de una fuente invisible, iluminan a la santa en trance y al ángel sonriente que está a punto de traspasarle el corazón con una flecha de oro, o también en La muerte de la beata LudovicaAlberoni. Los numerosos bustos que realizó expresan un sentimiento análogo: Realismo dramático, tanto los de carácter alegórico como El alma condenada y El alma salvada como los que eran retratos, por ejemplo el de Luis XIV de Francia o el busto de Constanza Buonarelli.
Más adelante realizó las tumbas de Urbano VIII y Alejandro VII ambas en la basílica de San Pedro, incorpora figuras tridimensionales en actitud dinámica, a diferencia de los sepulcros realizados por artistas anteriores. En la colosal Cátedra de San Pedro, en el ábside de la basílica, utilizó el mármol, el bronce dorado y el estuco en una espléndida composición en movimiento ascendente.
Entre las fuentes de carácter escultórico diseñadas por Bernini destaca la espectacular Fuente de los cuatro ríos (1648-1651) en la plaza Navona.