14.6. La guerra civil:
En la
Guerra Civil, la Italia fascista y la Alemania nazi favorecieron al ejército rebelde y reconocieron inmediatamente al Gobierno de
Franco.
Italia mandó a 40.000 hombres voluntarios (CTV) y Alemania a la Legión Cóndor, artillería antiaérea y técnicos. También ofrecieron cobertura naval y aérea en el estrecho de Gibraltar, además de proporcionar a los sublevados artillería y reservas de municiones. Los motivos por los cuales les apoyaron fueron: la puesta a punto
de sus ejércitos de cara a la
guerra mundial; simpatizaban ideológicamente; y podían ejercer influencia sobre un nuevo aliado para la política internacional en un futuro. Además, las ayudas italogermanas fueron a crédito y se convirtieron en semigratuitas. También tuvieron apoyos de Portugal, gobernado por el dictador Oliveira Salazar, que envió a los Viriatos para el control de la frontera. También recibieron apoyos del papado, el Estado vaticano reconoció el régimen franquista.Las iniciativas de las democracias fueron tan decisivas para el desenlace de la guerra como las de los fascismos. Los gobiernos conservadores de Gran Bretaña se abstuvieron de apoyar al Gobierno de la Segunda República. Los políticos británicos promovieron una política de apaciguamiento hacia los fascismos (Conferencia de Munich, 1938). En Francia se permitieron todo tipo de adhesiones colectivas y actos de apoyo al Gobierno español, aunque cerró las fronteras para evitar la entrada de armas en España. Las razones de Estados Unidos para mantenerse neutral fueron no apoyar el comunismo europeo, lo que no impidió el acceso del ejército de Franco a la gasolina estadounidense. El único apoyo que recibieron los republicanos fue el de la Unión Soviética y el de México, aunque en menor medida, presidido por Cárdenas, que proporcionó municiones y acogió a exiliados.El apoyo soviético se debió a una política de acercamiento a las democracias para hacer frente a la amenaza del nazismo. Los soviéticos llevaron armamento de manera clandestina y lenta. Además, hubo un reclutamiento de voluntarios por parte de la Internacional Comunista, que organizó las Brigadas Internacionales.Por otro lado, hubo una política de no intervención por parte de todas las potencias para que el Gobierno no se aprovisionara libremente de armas en el extranjero. Para que el acuerdo fuese efectivo, se encargó a un comité creado en Londres que velara por su cumplimiento, pero fracasó, ya que reforzó el fascismo y alentó la Segunda Guerra Mundial. Además, la causa republicana atrajo simpatías de la izquierda mundial y de la mayoría de los intelectuales. En los países fascistas, hubo voluntarios antifasctistas que lucharon al lado de los republicanos, como los numerosos italianos de la Brigada Garibaldi.
Evolución política de la Segunda República
Entre julio y septiembre de 1936, el Estado republicano fue incapaz de controlar su propio territorio. Se llevó a cabo un intento frustrado de constituir un Gobierno de conciliación con los rebeldes liderado por el centrista Martínez Barrio. Al fracasar, el Gobierno presidido por José Giral (del partido de Azaña) armó a las milicias obreras. Se puso en marcha una revolución espontánea liderada por UGT y CNT. Resulta contradictorio que la sublevación
militar, que supuestamente pretendía evitar una revolución, lo que hizo en realidad fue provocarla, con una dura e indiscriminada represión. Además hubo numerosas incautaciones de tierras.Entre septiembre de 1936 y mayo de 1937 se logró la colaboración de los sindicatos y partidos obreros en un Gobierno de coalición, cuyo líder fue Largo Caballero. Agrupaba a republicanos moderados, Esquerra Republicana, PNV, PSOE, UGT, PCE y a la CNT-FAI. En la Generalitat se integraron el PSUC, la CNT y el POUM. El Gobierno de Largo Caballero legalizó las incautaciones, integró las milicias en el Ejército, aunque la CNT y el POUM se resistieron, y el Gobierno se retiró a Valencia, lo que le restó popularidad. Entre tanto, adquiría un gran prestigio la Junta de Defensa de Madrid, un poder paralelo. En este contexto, se produjeron rivalidades políticas en el Gobierno: los políticos del PSOE, PCE, PSUC y partidos republicanos querían restaurar la legalidad y la disciplina. Los sindicalistas, avanzar en la revolución; los moderados (Prieto y Negrín) acusaban a Largo Caballero de los fracasos militares de la República; y el Gobierno de la República quería dirigir militar y económicamente la guerra, pero los poderes locales (Bilbao, Madrid, Barcelona) se resistían. La CNT organizó una pugna por el control de los servicios públicos de Barcelona. El POUM fue juzgado y condenado por deslealtad a la República y su líder, Nin, desapareció y fue asesinado. La Generalitat de Cataluña perdió sus atribuciones en materia de orden público. Y Largo Caballero se vio obligado a dimitir y su Gobierno de coalición se derrumbó. Entre mayo de 1937 y febrero de 1939, Negrín se convirtió en el presidente del Gobierno, produciéndose la definitiva «normalización» institucional. El Gobierno se trasladó a Barcelona, recuperó el control del Estado y Prieto dimitió, abandonando la dirección militar, que pasó a manos de Negrín. Desde el punto de vista militar, propuso la resistencia a ultranza contra Franco. Algunos socialistas y el PCE apoyaron a Negrín, que plasmó su programa en los «Trece puntos», que exponía las bases para un fin negociado de la guerra que nunca se produjo. Entre febrero y abril de 1939, la salida de España del equipo de Negrín tras la caída de Cataluña precipitó los acontecimientos. Negrín, sin embargo, regresó y se encontró con una avanzada trama conspiratoria militar liderada por el coronel Casado (y Besteiro, Mera…), que había entablado negociaciones y contactos con Franco. Negrín y los dirigentes del PCE tuvieron que huir.
Evolución política de los sublevados
Entre julio y septiembre de 1936, la sublevación fue similar a un pronunciamiento militar clásico que tenía por objeto derrocar al Gobierno. La administración encargada fue la Junta de Defensa Nacional de Burgos, presidida por Cabanellas, aunque controlada por Mola. Franco no formó parte de la Junta hasta agosto. Entre septiembre y noviembre de 1936, Franco fue elegido en Burgos como Generalísimo y jefe de Gobierno. Tuvo apoyo de los monárquicos. La primera ley que decretó establecía la Junta Técnica del Estado, cuya sede estuvo en Burgos, mientras que el cuartel general de Franco se estableció en Salamanca. Al liderazgo militar y político se unión el carismático y religioso. La Iglesia española calificó a la guerra como la «cruzada» contra los infieles y Franco se convirtió en caudillo. Entre noviembre de 1936 y abril de 1937, Franco establece un Estado fascista, ideado por Serrano Súñer. Para ello, descabezó la Comunión Tradicionalista y la FE de las Jons y las unión en la FET de las JONS. Entre abril de 1937 y abril de 1939, el presidente se convirtió en el jefe del Estado. La única fuente de poder era la persona del dictador, perfilándose lo que constituirían las familias políticas del futuro régimen (Militares, Martínez Anido; Falangistas, Fernández Cuesta; Carlistas, conde Rodezno; Alfonsinos, Sainz Rodríguez; y Fascista independiente, Serrano Súñez, ministro de la Gobernación). En Burgos, además, se crea un Consejo de Ministros presidido por Franco.La tarea del nuevo Gobierno fue la legislación profundamente reaccionaria. En materia social, se aprobó el Fuero del Trabajo, promulgado por el fascismo italiano. Se crearon las magistraturas de trabajo para resolver los conflictos laborales y se establecieron los sindicatos verticales, los únicos autorizados.Las consecuencias de la Guerra Civil fueron: 300.000 personas murieron en batalla, 200.000 fueron asesinados y fusilados y hubo 300.000 presos. Muchos murieron en la cárcel por malas condiciones. Además, hubo enfermedades y desnutrición. El crecimiento demográfico se vio muy afectado por el descenso de la natalidad. Muchas personas huyeron de España temporal o definitivamente, dirigiéndose a Francia, México, África del Norte, la Unión Soviética y otros países iberoamericanos. Sin embargo, el estallido de la Segunda Guerra Mundial complicó su situación, ya que muchos acabaron en campos de concentración.Muchos escritores, aristas, catedráticos, científicos y profesionales abandonaron el país (dos de ellos recibieron el Premio Nobel en el exilio). También hubo presos e internados en campos de concentración franquistas, los condenados a trabajos forzados y las personas que permanecieron escondidas (topos). También estaban los depurados, y los maquis (guerrilla antifranquista). Se produjeron grandes pérdidas económica que no se recuperaron hasta 20 años después. Además, se destruyeron edificios públicos y privados y las redes ferroviaria y viaria. Los beneficiarios fueron los terratenientes, el Ejército y la Iglesia. Y surgió la figura del ex combatiente, que fue compensado con puestos en la Administración y concesiones a sus negocios.