10.3. La Guerra Civil: la sublevación militar y el estallido de la guerra. La dimensión internacional del conflicto.
1.- La sublevación militar y el estallido de la guerra
Desde la amplia victoria del Frente Popular comenzaron las conspiraciones contra el nuevo gobierno republicano, fundamentalmente desde Uníón Militar Española (UME) dirigida por Sanjurjodesde su exilio en Portugal, que contaba con apoyos entre la oligarquía industrial, terrateniente y financiera.
Aunque el gobierno era conocedor de la situación, su reacción fue lenta e insuficiente. Se limitó a dispersar lejos de Madrid a los militares sospechosos, pero sin llevar a cabo una investigación profunda. Se cometieron errores, como destinar al generalMola a Pamplona (donde se ganó a los carlistas), convirtiéndose en el director de la conspiración. Por otro lado, los generalesFranco y Goded, en sus destinos de Canarias y las Baleares respectivamente, también esperaban su ocasión.
El 17 de Julio de 1936, la guarnición de Melilla se sublevó y declaró el estado de guerra en Marruecos, lo que supuso el inicio de la Guerra Civil española. Franco voló de Canarias a Marruecos para ponerse al mando del ejército africano, mientras se ponía en marcha el levantamiento en la península. Ante el desconcierto del presidente del gobierno, Casares Quiroga, que perdíó unas horas decisivas sin tomar ninguna iniciativa. En pocos días, los militares comprobaron que no habían conseguido controlar todo el territorio peninsular, especialmente en las principales ciudades de España.
Se iba a producir un enfrentamiento militar entre los sublevados y las fuerzas leales a la República, dando lugar a una cruel guerra que duraría hasta el 1 de Abril de 1939.
1.1.- La geografía de la guerra en 1936: El levantamiento militar fracasó en su intento de controlar España sin resistencia. Así, en las regiones donde la derecha era fuerte (como Castilla, León o Baleares), el golpe contra la República triunfó.
Los militares golpistas, junto con activistas de derechas también tuvieron éxito en ciudades como Sevilla, Oviedo, Toledo o Granada (aprovechando el efecto sorpresa y la lenta respuesta de las fuerzas leales a la República). Por el contrario, la República pudo sofocar a los sublevados en Madrid, Barcelona y San Sebastián,de ahí que pudo controlar la mayor parte de España, manteniendo la fidelidad de la mayor parte de la Guardia Civil, y también una parte del Ejército, fundamentalmente la Armada y la Aviación. Catorce millones poblaban la España republicana, y 11 la sublevada. Del lado de laRepública quedaban las reservas de oro del Banco de España, las siderometalúrgicas vasca, asturiana y de Sagunto (Valencia), las industrias catalanas, la agricultura mediterránea, el plomo de Linares y el Mercurio de Almadén. Por el contrario, los golpistas contaban con los trigales castellanos, el carbón de León, el ganado gallego y los vinos de mesa.
1.2.- La movilización en ambos bandos: Al inicio de la guerra, los militares profesionales constituían una pequeña parte de la enorme masa de ciudadanos que se unieron en ambos bandos. El ejército quedó dividido en dos partes iguales, una parte se mantuvo leal a la República, y otra a los sublevados. En aquel verano de 1936, con los cuarteles casi vacíos, solamente las tropas de África tenían efectivos, llegando a integrar a 40.000 combatientes marroquíes.Durante esta primera fase de la guerra, que se prolongó hasta finales de año,las milicias constituyeron el grueso de las masas en armas. En el bando rebelde vemos a tres grupos: las banderas falangistas (las más numerosas); los tercios de requetés (unos 35), combatientes carlistas; y finalmente, las Juventudes de la Acción Popular o Renovación española, unos 10.000. Desde el estallido de la guerra, en el bando republicano, las organizaciones políticas y sindicales de izquierda repartieron armas entre los voluntarios de las milicias. Tuvieron un papel determinante en parar el golpe militar en Madrid, Barcelona y Valencia. Una vez estabilizada la situación, se agruparon en columnas controladas por partidos o sindicatos, actuando sin coordinación por parte del gobierno republicano. Se crearon 150 unidades de milicianos al servicio de la República, integrando a cerca de 200.000 combatientes.
2.- La dimensión internacional del conflicto (1939-1945)
En los inicios de la guerra y dentro de laSociedad de Naciones se constituyó un Comité Internacional de No intervención, que resultó ineficaz para evitar la injerencia de las potencias extranjeras en la guerra.
2.1.- Los apoyos a los sublevados o el llamado «bando nacional»: Alemania, Italia y Portugal apoyaron con unidades militares, recursos y financiación al ejército franquista. Alemania envió laLegión Cóndor, formada por soldados y oficiales muy cualificados y con armamento de todo tipo, como los aviones de la Lutfwaffe, que prestaron gran ayuda a Franco. Su marina hostigó a las zonas leales a la república y colaboró en algunas ofensivas, como la ocupación de Málaga (1937).
La Italia de Mussolini apoyó a los sublevados desde el primer momento, enviándole aviones para facilitar el paso del estrecho de Gibraltar, así como el llamado Cuerpo de Tropas Voluntarias, que estuvo integrado por 80.000 soldados. Otras unidades fueron enviadas por Portugal (Legión Viriato), y alguna unidad de voluntarios irlandeses.
2.2.- Los apoyos de la República: La República contó con el apoyo del voluntariado internacional que llegó a contar con 50.000 combatientes, las Brigadas Internacionales, aunque tuvo graves dificultades para adquirir suministros y equipos militares debido a la política de no intervención de las democracias occidentales y al cierre de fronteras. Se financió mediante pagos a Francia y Rusia con divisas y reservas de oro procedentes del Banco de España. El gobierno republicano solicitó a la Sociedad de Naciones que ambos bandos retirasen sus tropas extranjeras en 1938. Poco después, las Brigadas Internacionales abandonaron España.