Razón y Modernidad: De la Ilustración a la Posmodernidad


La Razón en la Ilustración y la Escuela de Frankfurt

Para Weber, la esperanza de los pensadores ilustrados de que existía un vínculo fuerte y necesario entre el desarrollo de la ciencia, la racionalidad y la libertad humana es una ilusión. Cuando la Ilustración se extiende, deja al descubierto el triunfo de la razón instrumental, la cual se extiende a toda la vida social y cultural, abarcando todas las estructuras económicas, jurídicas, administrativas y artísticas. Este tipo de razón no conduce a la libertad universal, sino a la creación de una prisión de racionalidad burocrática. Asimismo, Weber no considera al socialismo como una alternativa viable a la sociedad capitalista, ni capaz de resolver el problema de la razón, ya que surgía de la misma raíz y, por lo tanto, lleva implícita la misma paradoja de la racionalización como emancipación y reificación.

La Escuela de Frankfurt confronta, por una parte, la razón ilustrada de la cual el estado fascista es su última expresión; y, por otra, el fracaso del sujeto histórico y la revolución de Octubre. De igual forma, consideran erróneo tanto el esfuerzo kantiano por fundar la ética únicamente en la racionalidad práctica, como el énfasis marxista sobre la importancia central del trabajo como forma de autorrealización humana. Sin embargo, consideran que la realización de la razón todavía es posible, siempre y cuando se logre una reconciliación entre la razón instrumental y la razón objetiva. Así, se dedican a realizar una crítica de ambas para lograr su reconciliación.

De esta forma, Adorno y Horkheimer emprenden un esfuerzo analítico conceptual contra ambas tendencias, en un intento de superar la visión dicotómica del idealismo y el materialismo. Pero esta teoría crítica se muestra incapaz de sugerir una praxis. Así, la realización racional pensada como una ruptura del progreso y una revolución radical, no deja de ser utópica.

Es así como el proyecto ilustrado de la liberación humana queda frustrado y en su lugar se da un proceso de racionalización, burocratización y cientifización de la vida social.

La Estética Moderna

La estética moderna adquirió principios bien definidos con Baudelaire y de ahí se desarrolló en diversas direcciones, encontrando su clímax en el dadaísmo y el surrealismo. La modernidad estética se caracteriza por actitudes que encuentran un rasgo común: la conciencia transformada del tiempo. Toma la forma de la vanguardia, se considera a sí misma como invadiendo un espacio desconocido, conquistando un futuro todavía no ocupado, avanzando en un paisaje donde nadie se ha aventurado todavía (Habermas, 1981).

La modernidad se rebela contra todo lo que es normativo, rompe con las tradiciones, tiene la misión de ser siempre innovadora y es en ese sentido donde es efímera, ya que necesita reinventarse constantemente o perder su sentido de originalidad y, por lo tanto, perder su validez. La negación es su fuerza creadora, negación como ruptura con lo ya establecido, negación como rechazo a lo anterior. Moverse siempre hacia delante, dejando atrás lo que ya se ha hecho antes; lo único realmente valioso es aquello que innova, que es original. “Lo más curioso es que el furor modernista descalifica, al mismo tiempo, las obras más modernas: las obras de vanguardia, tan pronto como han sido realizadas, pasan a la retaguardia y se hunden en lo ya visto” (Lipovetsky, 1988, p. 81).

La vanguardia ha perdido su poder creativo, la negación ha agotado sus posibilidades y, aunque el modernismo predomine, está muerto como fuerza creativa.

Posmodernismo

Como hemos visto, hablar de una teoría del posmodernismo es poco más que difícil; las diferencias conceptuales entre los distintos ejes del pensamiento posmoderno son incluso contradictorias y opuestas.

Sin embargo, es necesario lograr una plataforma común que nos permita englobar las distintas concepciones que forman el posmodernismo. Para este efecto, retomaremos a Cahoone (1996), quien nos ayudará a sentar las bases comunes del pensamiento posmoderno.

Podemos encontrar cinco elementos comunes al posmodernismo, cuatro críticas y un método:

  • Presencia contra representación
  • Origen contra fenómeno
  • Unidad contra pluralidad
  • Trascendencia de las normas contra su inmanencia
  • El método de la otredad constitutiva

De igual forma, podemos encontrar tres vertientes diferentes:

  • Histórico
  • Metodológico
  • Positivo

Presencia vs. Representación

La presencia se refiere a la calidad de experiencia inmediata y de los objetos que son presentados de ese modo. Aquello que es dado a conocer por su presencia siempre ha sido contrastado por lo que se adquiere a través de signos, conceptos y construcción, es decir, donde interviene el factor humano. Por ejemplo, las sensaciones o los datos obtenidos por los sentidos han sido considerados como conductores directos de la realidad y, por lo tanto, más confiables y certeros que los contenidos mentales modificados a partir de ellos.

El posmodernismo cuestiona e incluso rechaza esta distinción. Niega que cualquier cosa pueda ser inmediatamente presente y, por lo tanto, independiente de signos, lenguaje, pensamiento, desacuerdo, etc., argumenta que la presentación en realidad presupone representación.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *