Realidad y Poesía en *La Casa de Bernarda Alba*
Es cierto que Lorca toma datos de la realidad y que la acción dramática es verosímil, pero estos hechos están tratados desde una perspectiva poética. En 1934 afirmó en una entrevista: «Yo me sorprendo mucho cuando creen que estas cosas que hay en mis obras son atrevimientos míos. No. Son detalles auténticos […] De la realidad son fruto […] Reales son sus figuras».
Elementos Realistas en la Obra
Entre los datos reales y verosímiles podemos destacar nombres y ambientes. En Asquerosa, ahora Valderrubio, donde la familia de Lorca tenía propiedades, vivía una extraña familia, Frasquita o Francisca Alba y sus hijas, lo que ha llevado a la crítica a pensar que Lorca tuvo ocasión de conocer detalles de usos y costumbres. La crítica también ha señalado una base real para los personajes de Pepe el Romano (Pepe de Romilla) y Antonio María Benavides. El autor recoge en su obra nombres de conocidos y vecinos, el modo de ser, el habla de las gentes, los amplios lutos (aunque es cierto que resultan exagerados los ocho años que Bernarda impone a sus hijas)… y, sobre todo, el modo de ser de las gentes de Valderrubio, tan opuesto al de Fuentevaqueros (oposición entre los pueblos de pozos y tierra seca y el de los ríos). También hemos de destacar como elementos realistas aquellos que dan cuenta del día a día de las mujeres, como por ejemplo la costura, La Poncia comiendo chorizo a escondidas de Bernarda, La Criada limpiando a todas horas para evitar la reprimenda de su señora, la paja de Adela en las enaguas…
La Fusión de Realismo y Poesía
Pero *La casa de Bernarda Alba* es una obra que conjuga a la perfección el realismo y la poesía. Como dijo Lorca: «el teatro es poesía que se levanta del libro y se hace persona». De ahí que frente a datos reales o verosímiles, Lorca haga uso de elementos poéticos y mágicos para acentuar el marcado carácter dramático que se deja ver ya desde el principio y que recorre todas las páginas de la obra. Es un drama altamente poético, aunque no emplea versos.
El Lenguaje Poético
Así, es interesante destacar lo hiperbólico o exagerado de determinadas situaciones (diferencia de edad entre Pepe y Angustias), las fuertes descripciones que las criadas hacen de Bernarda, la obsesión continua de Bernarda por la limpieza…
También en el lenguaje encontramos expresiones poéticas y su gran mérito es haber integrado su lenguaje poético en el habla de los personajes, de manera que parezca natural y espontáneo. Adela dice de Pepe: «mirándole a los ojos, parece que bebo su sangre lentamente». También en María Josefa podemos observar elementos poéticos, intervenciones en las que declara sus ansias de libertad y de casarse a la orilla del mar, lo que nos recuerda a la Ofelia de *Hamlet*. A través del lenguaje, Lorca ha logrado, por tanto, una estilización de la realidad.
El Simbolismo en la Obra
También el código simbólico forma parte del universo poético de la obra. La Poncia, en diversas ocasiones, refiere una «tormenta» simbólica que Bernarda no es capaz de ver y que augura el trágico final de la obra. También resulta significativo el hecho de que en la obra encontremos referencias al color, solo aparece el blanco y el negro: los muros y las paredes de la casa son extremadamente blancos, los vestidos de las mujeres son negros; el patio blanco, pero que necesita ser blanqueado después de que se marchan los hombres que lo han ensuciado, la blancura que Adela no quiere perder dentro de «esas habitaciones» que también son blancas. Los únicos colores a los que se hace referencia son los del abanico que Adela lleva el día del velatorio (flores rojas y verdes), el verde del vestido que Adela luce frente a las gallinas y que simboliza la ilusión frustrada, la «choza de coral» en la playa de la que canta María Josefa con intención obvia de significado sexual y alguna mención a la sangre.
Conclusión
Nos encontramos ante una obra escrita en prosa, menos las dos canciones cortas que aparecen. Pero es que para que el drama sea poético no hacen falta versos: «el teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana. Y al hacerse, habla y grita, llora y se desespera. El teatro necesita que los personajes lleven un traje de poesía y al mismo tiempo que se les vean los huesos y la sangre». En *La casa de Bernarda Alba*, el traje de poesía es el negro del luto que han de llevar las mujeres de la casa durante 8 años. En cada acto hay un comienzo realista que se efectúa a base de emplear un lenguaje muy natural y cotidiano, pero este lenguaje realista se abandona después para convertirse en un lenguaje cargado de valores dramáticos.