La Reconquista Ibérica: Repoblación, Mudéjares y Señoríos
Entre los años 711 y 1492 tuvo lugar un proceso político-militar denominado la Reconquista, mediante el cual los reinos cristianos de la península ibérica recuperaron los territorios dominados por el Islam. Esta expansión cristiana sobre territorio musulmán vino acompañada de un movimiento de colonización que implicó una nueva organización social, política y administrativa.
Repoblación: Estrategia y Organización
Este proceso de Reconquista combinó la estrategia militar con la repoblación de los territorios que se iban conquistando a los musulmanes. La repoblación consistió en la ocupación de los territorios conquistados al Islam con población cristiana, con arreglo a lo establecido por los fueros y cartas pueblas concedidas por los reyes o por quienes ejercían la autoridad jurisdiccional o señorial.
En algunas zonas permanecieron los musulmanes mudéjares, gracias a unas capitulaciones de rendición generosas. Una parte de la tierra fue entregada a los nobles que participaron en la conquista, a las órdenes militares o a grandes concejos encargados de su repoblación. A las tierras de frontera se les otorgaron cartas de población y fueros.
Cartas Pueblas y Fueros
Las cartas pueblas eran documentos otorgados durante la repoblación en los cuales se concedían ventajas y facilidades a quienes fuesen a poblar las tierras de frontera. Estas cartas solían fijar los límites de los términos, las condiciones de acceso a la tierra, la concesión de franquicias y una norma básica sobre la vida municipal. En esencia, son instrumentos jurídicos otorgados por los monarcas que regulan la vida local.
Modelos de Repoblación
- Castilla: En el área del Duero y Tajo se desarrolló un nuevo modelo de repoblación, la repoblación concejil, que sustituyó a la inicial presura o repoblación espontánea. Se concedieron fueros urbanos a villas y ciudades de las que dependía un extenso alfoz o distrito rural.
- Guadiana: Destacó la repoblación por medio de las órdenes militares, a las que se concedían grandes dominios a cambio de la defensa del territorio.
- Valle del Guadalquivir: Con abundante población mudéjar, se crearon señoríos que se entregaron a nobles castellano-leoneses que habían participado en las conquistas. En otras tierras se colonizó mediante repartimientos entre soldados y campesinos llegados de Castilla.
- Aragón: Se realizaron capitulaciones, que eran acuerdos con las poblaciones conquistadas por los que se respetaban las leyes, costumbres, propiedades y religión de sus habitantes, si bien tenían que pagar un tributo. En el Sistema Ibérico surgieron villas con fuerza que controlaban grandes alfozes. En el sur de Aragón y Cataluña, la repoblación se llevó a cabo a través de órdenes militares y en otras zonas mediante cartas pueblas. En Mallorca y Valencia se utilizaron las modalidades de señoríos, repartimientos y cartas pueblas. En 1247, en Aragón, se produjo un proceso de unificación foral que dará lugar a los Fueros de Aragón, normas legales emanadas del Rey con las Cortes.
- Navarra: Principalmente en el valle del Ebro, mediante capitulaciones.
Los Mudéjares: Convivencia y Expulsión
Conocemos con el nombre de mudéjares a los musulmanes sometidos a los poderes cristianos tras el avance de estos sobre el territorio de Al-Ándalus. Los acuerdos pactados con las poblaciones de Al-Ándalus vencidas variaron según la forma en que fueron ocupadas, pero en general se les permitió conservar su religión y sus costumbres, su cultura, y se organizaron en aljamas que gozaron de la protección real. Esta actitud de los monarcas cristianos se producía, principalmente, por la necesidad de no despoblar y mantener la vida económica de los territorios ocupados.
A lo largo de siglos hubo una coexistencia respetuosa entre cristianos y musulmanes. No obstante, eran poblaciones sometidas a una cierta segregación social y a unas cargas fiscales mayores que las soportadas por la población cristiana. Con el tiempo, la tolerancia religiosa declinó, especialmente tras la toma de Granada, buscando la unidad religiosa. La impronta mudéjar se aprecia en la arquitectura, con ejemplos sobresalientes en Aragón, como La Seo de Zaragoza y las Torres mudéjares de Teruel.
A comienzos del siglo XVI, tras la toma de Granada y aprovechando la sublevación que protagonizaron los musulmanes granadinos en el año 1498, fueron obligados por los Reyes Católicos a convertirse al cristianismo, momento a partir del cual se les denominó cristianos nuevos o moriscos. Avanzo en algunas regiones, pero la presidencia en el Mediterráneo de los piratas berberiscos y de los turcos como enemigos de la monarquía les y dos sospechosos, ya que se considero su potencial peligro como apoyo. Las relaciones entre la mayoría cristiana y la minoría musulmana fueron siempre difíciles, hecho puesto en evidencia durante la rebelión de los moriscos en las Alpujarras (1568-1570), que tuvo como consecuencia la dispersión forzosa por tierras de Castilla de los musulmanes granadinos. Las medidas políticas que llevaron a cabo los reyes durante el siglo XVI para superar esta situación, siendo muy variadas, no dieron sin embargo los resultados deseados. Finalmente, fueron expulsados a comienzos del siglo XVII (1609) por el rey Felipe III, alegando su condición de malos cristianos y de potenciales aliados de los turcos, dejando multitud de pueblos vacíos que fue necesario repoblar.
El Régimen Señorial
El señorío supone el dominio sobre tierras y hombres, delegado por el rey en otras personas o colectivos. Implica la jurisdicción, es decir, el poder para gobernar y aplicar las leyes, rentas y, casi siempre, patrimonio. Los señores de los señoríos podían ser nobles y eclesiásticos, como órdenes militares, abades, obispos, cabildos y monasterios. En virtud del señorío jurisdiccional, los señores nombraban a las autoridades locales, ejercían la justicia y cobraban tributos, ejerciendo así poder político y económico.
El señorío jurisdiccional va acompañado de la existencia de derechos de propiedad sobre una parte de la tierra, lo que se traduce en el cobro de unos cánones (impuestos) por el uso de la misma por parte del campesino. Los señoríos tienen su origen en la Edad Media, frecuentemente como donaciones reales para pagar la colaboración en la Reconquista. Durante la Edad Moderna, la creación de nuevos señoríos suele hacerse por medio de la enajenación (venta de tierras de realengo). El resultado fue que miles de pueblos quedaron fuera de la autoridad directa de la corona.
La supresión de los señoríos fue llevada a cabo en el siglo XIX, a partir de las Cortes de Cádiz. El régimen liberal del siglo XIX puso fin a la existencia de las tierras que estaban en manos muertas y vinculadas mediante el proceso de las desamortizaciones.