Los Primeros Núcleos de Resistencia
El Núcleo Asturiano
En el 722, Pelayo y los indígenas astures derrotan en Covadonga a un ejército expedicionario musulmán. Alfonso I asume la herencia visigoda y establece el «Fuero Juzgo». La emigración hacia el norte de población visigodo-hispanorromana refuerza esta continuidad. Alfonso II establece la capital en Oviedo. Durante su reinado se descubre la tumba del Apóstol Santiago. Alfonso III lleva la frontera hasta la línea del río Duero y traslada la capital a León.
El Núcleo Navarro
La zona pirenaica occidental se hallaba entre el estado franco y Al-Ándalus. Tras la batalla de Roncesvalles contra los francos, se impuso en el que se denominó reino de Pamplona la dinastía Íñiga. El núcleo navarro llegó a su apogeo con Sancho III el Mayor, rey de Navarra, que extendió su poder a Aragón y Castilla.
El Núcleo Aragonés
Zonas de débil poblamiento en el Pirineo central, bajo la influencia primero de los carolingios y después de los navarros. Escasos avances en la Reconquista ante el potente núcleo musulmán en torno al valle del Ebro.
El Núcleo Catalán
El reino franco carolingio estableció la Marca Hispánica. El Condado de Barcelona predominó sobre los demás. Vifredo el Velloso reconquistó algunos territorios e inició un proceso de independencia respecto al debilitado reino franco. El condado de Barcelona pasó a ser un ente político independiente.
Principales Etapas de la Reconquista
Primera Etapa (Siglos VIII-X)
Desde Covadonga (722) se abre un largo período en el que los núcleos cristianos del norte consolidan su territorio y avanzan hacia el sur, alcanzando la línea del Duero. Ordoño II traslada a León el centro. Se comienza a hablar de reino astur-leonés, y después de reino de León.
Segunda Etapa (Siglos XI y Primera Mitad del XII)
Aprovechando la debilidad musulmana tras el fin del Califato y la disgregación de los Reinos Taifas, León y Castilla rebasan la Cordillera Central y ocupan la cuenca del Tajo. Toledo se reconquista en 1085. Tras el freno impuesto a la Reconquista por la invasión almohade, el avance hacia el sur se reactiva en los reinos orientales cuando Alfonso I de Aragón reconquistó Zaragoza y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, conquistó Tortosa y Lérida.
Tercera Etapa (Finales del Siglo XII y Principios del XIII)
Tras la interrupción del avance con la llegada de los almohades, poco a poco Castilla-León consiguió dominar el valle del Guadiana y de los pasos de Sierra Morena. Ese proceso culminó con la batalla de Las Navas de Tolosa en 1212.
Cuarta Etapa (Siglo XIII)
Rápida ocupación del valle del Guadalquivir (Córdoba, Sevilla) por Fernando III el Santo y de Valencia y las Baleares por Jaime I el Conquistador. Quedará el reducto musulmán de Granada hasta su conquista por los Reyes Católicos en 1492.
Modelos de Repoblación y Organización Social
La ocupación del territorio y su influencia en la estructura de la propiedad:
- Presura o Aprisco, en la repoblación del valle del Duero. Los campesinos, a veces, pero no siempre dirigidos por un noble o un clérigo, ocupan de forma libre la tierra. El rey sanciona posteriormente la legalidad de la propiedad. Estos campesinos se hallan comprometidos en la defensa militar de la tierra conquistada.
- Repoblación concejil, en los valles del Ebro y el Tajo. La repoblación se basa en la creación de concejos y ciudades a las que se les dota de Fueros o Cartas Pueblas. Estos fueros otorgan libertades y privilegios a sus habitantes para atraer a la población a una zona peligrosa de frontera. La caballería queda encargada de la defensa. Esta repoblación fue dirigida por el rey y configura una sociedad basada en la mediana propiedad. En las zonas como Toledo o Zaragoza, la abundante población musulmana fue expulsada al campo o a los arrabales de las urbes.
- Repoblación de los valles altos del Júcar-Turia y el Guadiana: Repartimientos a las grandes Órdenes Militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa (Aragón). Grandes latifundios ganaderos con fortalezas.
- Repoblación de Extremadura, valle del Guadalquivir y fachada levantina: Los reyes otorgaron grandes territorios a los nobles y soldados que participaron en la conquista militar: donadíos (grandes latifundios en manos de la gran nobleza) o heredamientos (propiedades más pequeñas). La mayor parte de los musulmanes tendieron a huir al reino de Granada. En los regadíos levantinos, sin embargo, muchos permanecieron trabajando para la nobleza cristiana. En Baleares, hubo repartimientos entre la nobleza, siendo la población musulmana diezmada o expulsada.
El modelo de sociedad feudal se consolidó con sus instituciones típicas como el vasallaje, el señorío territorial y señorío jurisdiccional.
Estructura Social
Sociedad jerarquizada organizada en estamentos:
- Nobleza (los que guerrean). Grandes propietarios de la tierra (señorío territorial y señoría jurisdiccional). Grupo privilegiado, pero heterogéneo (alta nobleza, hidalgos, caballeros villanos).
- Clero (los que oran). También poseen tierra y señoríos. También es un estamento heterogéneo (alto y bajo clero).
- Campesinado (los que trabajan). Normalmente no son propietarios. El desarrollo urbano propiciará la burguesía. Aunque perteneciente al grupo no privilegiado (pagan impuestos) consiguieron una cierta autonomía en el gobierno de las urbes (concejos) y participación en Cortes.
También nos encontramos con minorías religiosas y étnicas marginadas: los judíos, mayoritariamente urbanos, y los mudéjares, que viven preferentemente en el campo.
Diversidad Cultural: Cristianos, Musulmanes y Judíos en la Península Ibérica en la Edad Media
Hasta el siglo X, la España islámica fue culturalmente muy superior a los reinos cristianos. Sólo los monasterios, como el de Ripoll, preservaron y trasmitieron la cultura mediante la copia y conservación de libros. En el siglo IX tuvo lugar un hecho clave: el descubrimiento de los restos del apóstol Santiago. Nació así la Ruta Jacobea de peregrinación. El Camino de Santiago se convirtió en una ruta clave en la difusión cultural. Llegaron modelos literarios, como los cantares de gesta, y estilos artísticos, como el románico y el gótico. La influencia cultural también tuvo lugar en sentido contrario y las aportaciones culturales de los reinos cristianos hispanos y la influencia de la cultura hispanomusulmana llegaron al resto de Europa.
A partir del siglo XI se inicia un fuerte desarrollo cultural paralelo a la formación de las lenguas romances: castellano (Cantar del Mio Cid, 1207), gallego, portugués, catalán-valenciano. En el siglo XIII aparecieron las Universidades (Salamanca).
Destacó la Escuela de Traductores de Toledo que alcanzó su apogeo con Alfonso X el Sabio (siglo XIII). Allí colaboraron cristianos, musulmanes y judíos que traducían del árabe al latín y, luego, directamente al castellano. Difundió en la península y Europa las obras científicas, filosóficas y literarias de griegos, romanos y orientales.