Reformas y Consolidación del Estado con los Reyes Católicos: Corregidores, Instituciones y Política Religiosa


Transformación de la Monarquía y Funciones de los Corregidores

Los Reyes Católicos buscaron transformar una monarquía feudal en una monarquía autoritaria, imponiendo su voluntad sobre cualquier grupo social. Para lograrlo, restauraron la paz social y reforzaron la autoridad monárquica, aumentando las competencias del Estado y el poder político de la monarquía. La administración central, cada vez más compleja, requería una burocracia numerosa y especializada, principalmente de juristas y letrados.

Los Corregidores: Control Real en las Ciudades

Los Reyes Católicos continuaron la tendencia intervencionista del siglo XIV, supervisando y controlando el gobierno de las ciudades mediante la figura del corregidor. Este funcionario trasladaba la autoridad de los Reyes a las autoridades locales, dirigiendo los asuntos municipales según las directrices de los monarcas. Tenía poder militar, judicial y recaudatorio. Esto resultó en la pérdida de independencia de los consejos municipales, ya que los reyes nombraban a los cargos municipales a través del corregidor.

Instituciones Clave en la Consolidación del Estado

Durante el reinado de los Reyes Católicos, el Consejo Real de Castilla se consolidó como órgano clave del Estado, ampliando sus atribuciones judiciales y administrativas. Desde 1495, sus miembros fueron exclusivamente juristas. Surgieron consejos especializados independientes, como los de la Inquisición, Órdenes, Aragón y la Hermandad. Los secretarios reales actuaban como enlace entre los consejos y la monarquía.

La Santa Hermandad y la Reforma de la Hacienda

La Santa Hermandad, creada en 1476, se organizó para combatir la delincuencia rural, con hermandades locales coordinadas. Cumplió su función principal, aunque las hermandades locales siguieron operando como policía rural. La Hacienda se reorganizó con la creación de la Contaduría Mayor y la Contaduría General de Cuentas y Resultas, con fines recaudatorios y de control.

Reforma Judicial

La justicia se reformó en tres instancias: corregidores, Audiencias o Chancillerías, y el Consejo Real. En Castilla se crearon dos Chancillerías y dos Audiencias, mientras que en Aragón se estableció una Audiencia en cada reino.

La Sentencia de Guadalupe y la Resolución del Conflicto Remensa

La Sentencia de Guadalupe, creada en 1486, suprimió los malos usos y obligó a los campesinos a pagar nuevos impuestos. La paz social del reinado se vio interrumpida por revueltas antiseñoriales, como la de Fuenteovejuna y la rebelión de los «payeses de remensa» en Aragón. Fernando el Católico abordó esta última mediante la Sentencia de Guadalupe.

En 1484, estalló una nueva rebelión remensa, liderada por su sector más radical, que adquirió gran violencia. La Sentencia Arbitral de Guadalupe puso fin al conflicto remensa mediante una solución de compromiso: se abolían los seis malos usos (entre ellos la remensa, la obligación del campesino de pagar una redención para abandonar su tierra). A cambio, los payeses debían pagar a sus señores las rentas atrasadas e indemnizarlos. El señor mantenía el dominio directo de la tierra, y el campesino conservaba el dominio útil a cambio de una renta.

El Tribunal del Santo Oficio y la Unidad Religiosa

El Tribunal del Santo Oficio (la Inquisición) se estableció para lograr la unidad religiosa. La Inquisición, creada por el papado en la Edad Media, perseguía a los falsos conversos. Los Reyes Católicos solicitaron al Papa Sixto IV el establecimiento del tribunal en Castilla. En noviembre de 1478, una bula papal autorizó a los Reyes a nombrar inquisidores, quedando la Inquisición bajo la autoridad directa de la corona.

Expulsión de los Judíos y Conversión de los Musulmanes

El 31 de marzo de 1492, los Reyes Católicos decretaron que los judíos debían convertirse al cristianismo o abandonar España en cuatro meses. Este decreto buscaba evitar que los judíos influyeran en los conversos y los llevaran a judaizar. La expulsión resultó en una pérdida cuantitativa y cualitativa de población, afectando a trabajadores en actividades económicas clave (médicos, artesanos, comerciantes, prestamistas, etc.).

Posteriormente, se obligó a los musulmanes a convertirse al cristianismo o abandonar España. La mayoría aceptó el bautismo, pero siguió practicando el Islam en secreto. Los mudéjares se transformaron en moriscos, dando inicio a otro problema religioso de la Edad Moderna.

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