La España del Siglo XIX tenía como metas conseguir el liberalismo político, capitalismo liberal y la sociedad de clases.
Mientras Europa Occidental consolidaba los logros de la revolución liberal a través de los procesos revolucionarios de 1820 1830 y 1848.
España comenzaba a sufrir un cambio en el ámbito político. Tras la muerte de Fernando VII, se iniciaba una Guerra Civil que comenzó siendo un conflicto dinástico pero que en realidad era un enfrentamiento ideológico entre los defensores del Antiguo Régimen (carlistas) y los partidarios de las reformas (liberales) que acabó con la derrota definitiva del carlismo. La corriente liberal de la nacíón se había dividido en dos tendencias moderados (clases propietarias e ilustradas) y progresistas (clases medias). Ambos aceptaban la Constitución y la monarquía.Las carácterísticas de los moderados eran las siguientes: conjugar tradición y modernidad, atendían a intereses económicos, Estado unitario,administración centralizadora, sufragio censitario y la no soberanía nacional. Y las carácterísticas de los progresistas eran: programa reformista, sufragio menos restringido y la soberanía nacional.Durante las regencias y el reinado de Isabel
II se impuso la tendencia moderada. Gobernó bajo a la vigencia de la Constitución de 1845 y desplazó del poder a los progresistas salvo en el bienio 1854-56. En la década de los 60 el Modernismo no responde a demandas sociales y de participación de la población. Los diferentes motivos llevan al pacto de Ostende en 1807, consecuencia de la Revolución de 1868 que provocó la caída de la dinastía borbónica con Prim y Serrano cuyo objetivo era la esperanza en la construcción de un régimen democrático contrapuesto al moderantismo.
Durante el sexenio revolucionario la gran inestabilidad que seguirán no consigue este objetivo, lo que propició la Restauración borbónica en el hijo de la reina destronada y cuyo artífice (autor responsable) fue Cánovas.
A la vez que se instauraba el liberalismo político se ponen las bases del capitalismo cuyo objetivo es la felicidad y el medio para alcanzarla es la propiedad privada.
La labor del Estado es garantizar el derecho a la propiedad y proporcionar la libertad necesaria para poder ejercerlo. Esto supuso una tarea desamortizadora que aunque había comenzado en el Siglo XVIII. Tuvo a su punto culminante en este periodo la desamortización por excelencia de Mendizábal a partir de 1836 y la ley general de Madoz en 1855
. Este proceso supónía la nacionalización y posterior venta en subasta de las tierras desamortizadas, entrada en el mercado como propiedad libre de muchas fincas que hasta ese momento estaban fuera de él y desaparece la propiedad vinculada y se generaliza va la propiedad privada. El Estado consiguió grandes sumas de dinero y eliminar la deuda pública el cambio en el régimen de la propiedad no significó un cambio en lo agrario: beneficiados los burgueses terratenientes y perjudicados: la Iglesia y los campesinos humildes.
El cambio de propiedad vinculada a privada, permitía iniciar el cambio de la industrialización.
A partir de los años 40 hasta los 70 entraron capitales y técnicas del extranjero y tuvo lugar la inversión de la nueva burguésía española. Destacan la industria textil catalana, la incipiente siderurgia andaluza, y el auge de la minería asturiana.
La expansión del ferrocarril debía ser el indicador más fiable del grado de industrialización. La Ley de Ferrocarriles de 1855 eliminó los aranceles a las importaciones de material ferroviario y concedía privilegios a las compañías explotadoras del Ferrocarril favoreciendo la entrada de capital extranjero. La red ferroviaria se construyó con rapidez pero se había empezado demasiado tarde lo que coloca a España en una posición de desventaja.
Todo este proceso de cambios político-económicos llevaría a un asentamiento de la sociedad de clases, sustituyendo la estamental del Antiguo Régimen. La igualdad de todos los sentidos y su aspiración a la felicidad por medio de la riqueza-propiedad iría conformando un nuevo esquema social: Cada persona haciendo extiende según sus propios méritos. Suprimidos los privilegios que habían impedido la movilidad social.
El proceso hacia la construcción de una España liberal fue lento y frágil las causas de esto fueron la inestabilidad del período, la fuerte resistencia de los privilegiados ante una débil burguésía, y la España del último cuarto del Siglo XIX que mostraba un claro atraso con relación a los países desarrollados en Europa Occidental. A pesar de ello el Antiguo Régimen, que habían empezado a cuestionar los diputados de Cádiz en 1812, quedaba definitivamente estancado.