En las áreas cantábricas y pirenaicas surgieron entre los siglos VIII y X los primeros reinos cristianos.
El reino Astur surgíó tras la victoria de Pelayo en Covadonga (722), reino que tuvo una ampliación sobre el valle del Duero pasando la capital a León creando así el reino de León (Siglo X).
Castilla era una serie de condados vasallos de León hasta que Ferrán González (929-970) los unifica logrando gran autonomía.
Navarra, parte de la marca hispánica, surge como reino con Iñigo el arista en el 824 alcanzando su mayor expansión con Sancho el Mayor que al morir en 1035 reparte su territorio entre sus hijos surgiendo así el <Reino de Aragón. Los condados catalanes> bajo dominio carolingio quedarán ligados a finales del siglo IX a Wilfredo el Velloso y a finales del Siglo X se volverán independientes.
Desde el siglo IX surge el proceso de la reconquista seguido del proceso de repoblación, entendido como la ocupación y colonización cristiana de las tierras conquistadas. Durante la primera etapa (VII-X) los reinos cristianos avanzan hasta el Duero con un modelo de repoblación por iniciativa de los campesinos(presura), dando lugar a pequeñas y medianas propiedades; en la segunda (XI-1150) avanzan hasta Toledo aprovechando la debilidad de los reinos de taifas hasta que son frenados por los almorávides. El modelo de repoblación es el concejil mediante fueros dando lugar a una mediana propiedad. Durante la segunda mitad del Siglo XII se produce la tercera etapa de la reconquista tras el derrumbe de los almorávides y la creación de los segundos reinos de taifas llegando hasta el Guadiana; avance que se ve frenado esta vez por los almohades. La repoblación durante la primera mitad del Siglo XIII dará lugar a latifundios mediante las encomiendas de las órdenes militares. Por último, tras la batalla de las Navas de Tolosa, 1212, los reinos cristianos avanzan sobre los terceros reinos de taifas a excepción del reino nazarí, conquistado en 1492. La repoblación es mediante donaciones dando lugar a grandes latifundios (segunda mitad del XIII).
Los reinos presentaban una estructura política parecida aunque con diferencias basadas en la monarquía, las cortes y los municipios. El origen de las cortes está en la Curia Regia donde los nobles y clérigos asesoraban al rey. El crecimiento de las ciudades hizo ganar poder a los burgueses naciendo las cortes de tres brazos en 1188 en el Reino de León y desde el s. XIII en los otros reinos. En Castilla eran convocados por el rey para aprobar subsidios, declaraciones de guerra mientras que las de la Corona de Aragón eran órganos de carácter legislativo y votaban impuestos
La sociedad fue de carácter feudal, rural y con tres estamentos (nobleza, clero y estado llano) marcados por el nacimiento con lazos de vasallaje entre ellos.
Los dos primeros estamentos eran privilegiados. Dentro de la nobleza había diversos grados.
La alta nobleza terminó por controlar amplios dominios territoriales llamados señoríos jurisdiccionales donde además de controlar las rentas gozaban de poder jurisdiccional. Estos señoríos gracias al mayorazgo pasaban íntegros al heredero. En la baja nobleza destacan los hidalgos.
El clero era el otro grupo privilegiado dividíéndolo en clero secular y regular.
La iglesia también contaba con importantes señoríos. Socialmente se distinguía el alto clero, proveniente de la nobleza y el bajo clero, más próximo al pueblo.
El estado llano era en su mayoría campesinos que tenían una importante dependencia de los señores, aunque también había algunos sectores de campesinos propietarios. Con el crecimiento de las ciudades tuvieron más importancia los artesanos y los burgueses.
Los reinos presentan una estructura política parecida basada en la monarquía, las Cortes y los municipios, aunque cada reino posee sus propias carácterísticas.
En Castilla se produce un fortalecimiento de la Monarquía. Para gobernar se sirve de una administración central compuesta por las cortes (formado por tres brazos eran convocados por el rey para aprobar subsidios, declaraciones de guerra…), un consejo real (carácter consultivo) y la Audiencia o Chancillería Real (órgano supremo de justicia). En la administración local destacan los regidores y corregidores (representantes reales de la monarquía).
La Corona de Aragón era una uníón de reinos (Cataluña, Valencia, Baleares y Aragón), en la que cada uno conservaba sus instituciones y sus leyes particulares. La debilidad del poder real se manifestó en el pactismo, por el que se respetaban los fueros y los privilegios de esos reinos (privilegio general, 1283).
En la administración central destacan las cortes (órgano de carácter legislativo), diputaciones (un freno a la autoridad real) y la justicia (en manos del Justicia mayor). En cada reino el rey tenía un lugarteniente o gobernador (virrey en Mallorca).
A nivel local destacan los Concejos o municipios que se convirtieron en instituciones controladas por las oligarquías de las ciudades.
En Navarra el funcionamiento era más parecido al reino de Aragón donde destaca el rey, las Cortes (velaba por la conservación de los fueros), el Consejo Real (órgano judicial y de asesoramiento real), la Corte mayor (máximo órgano judicial) y la Cámara de Comptos (encargada de las finanzas reales).