La conquista musulmana
En el año
711, un ejército musulmán compuesto por tropas árabes y bereberes, dirigido por Tariq, cruzó el estrecho de Gibraltar y derrotó al rey visigodo don Rodrigo en la batalla de Guadalete. La presencia musulmana en la Península obedecíó a dos factores:
● Rivalidades internas. Las rivalidades internas en el reino visigodo estaban provocadas por los frecuentes conflictos sucesorios. En este caso, un rey llamado Witiza solicitó ayuda militar al gobernador musulmán del norte de África para resolver a su favor el enfrentamiento que manténía con don Rodrigo. Finalmente, los hijos de Witiza se alinearon junto a los musulmanes en la batalla de Guadalete, lo que contribuyó a la derrota visigoda.
● Impulso expansionista. La civilización islámica había emprendido una rápida expansión por la cuenca mediterránea. Su presencia en la Península ha de ser interpretada como un episodio más dentro de su campaña de conquistas, que buscaban prolongar por el norte de Europa.
El reino visigodo se derrumbó casi sin ofrecer resistencia. En pocos años, los ejércitos musulmanes, dirigidos por Tariq y Muza, avanzaron hacia el interior y dominaron la práctica totalidad peninsular.
Tras el rápido avance, solo quedaron fuera del control musulmán las áreas montañosas del norte, donde algunos nobles visigodos y una pequeña parte de la población pararon el avance musulmán en la Batalla de Covadonga (722).V
Evoluciónolítica
● Emirato de Córdoba (756-929). A mediados del siglo VIII, los omeyas fueron derrocados por la familia de los abasíes. Un príncipe omeya escapó y se refugió en la península
Ibérica, donde en 756 se proclamó emir bajo el nombre de Abderramán I.
● El califato (929-1031). En el año 929, Abderramán III convirtió al-Ándalus en un califato. Los califas cordobeses concentraban todos los poderes, incluido el religioso. La capital del califato, Córdoba, era la ciudad más populosa de Europa y la economía y la cultura tuvieron una gran expansión
Abderramán III fortalecíó su autoridad derrotando a los cristianos del norte y sofocando las frecuentes rebeliones internas. Sin embargo, desde finales del Siglo X, el califato se debilitó y los gobernadores lograron una mayor autonomía. Tras la muerte de Almanzor, se abríó una etapa de luchas internas que desembocó en la disolución del califato.
● Reinos de Taifas (1031-1086): el califato dio paso a la aparición de numerosos y pequeños reinos musulmanes llamados taifas.
Los reinos de taifas vivieron un período de cierta prosperidad económica y desarrollo cultural. Sin embargo, su debilidad frente a los cristianos los obligó a pagar tributos o parias a cambio de la paz.
● Almorávides y almohades: Los reinos de taifas asentados en la Península, ante la pérdida de territorios por el avance de la Reconquista, permitieron la entrada de nuevos pueblos musulmanes procedentes del noroeste de África.
La conquista de Toledo por Alfonso VI provocó que los gobernantes musulmanes solicitaran ayuda a los almorávides, pueblo nómada que llegó a constituir un extenso Imperio en el noroeste de África. El debilitamiento almorávide en la Península trajo consigo la entrada de otro pueblo norteafricano, los almohades, que se caracterizaron por un mayor fanatismo religioso y por ser partidarios de la unidad del islam.
La amenaza almohade impulsó la colaboración entre los reinos cristianos, que se unieron en torno a Alfonso VIII de Castilla; así pudieron derrotar a este pueblo en la batalla de las Navas de Tolosa, en el año 1212.
● El reino nazarí de Granada: Debilitados por problemas internos y su posterior derrota, los almohades fueron expulsados poco después por los hispanomusulmanes, lo que abríó el período de los terceros reinos de taifas.
Los reinos cristianos iniciaron la ocupación definitiva del valle del Guadalquivir. Así, el único reino musulmán capaz de subsistir fue el de Granada, gobernado por los nazaríes hasta finales del Siglo XV.
Las actividades económicas
La economía alcanzó un notable desarrollo. Al-Ándalus se incorporó a la economía del mundo musulmán, pero manteniendo intensas relaciones con la Europa cristiana.
● Agricultura. Se benefició de la introducción o mejora de técnicas de regadío (acequias y norias) y de cultivos traídos de Oriente. La base de la agricultura siguió siendo el cultivo de cereales, vid y olivo.
● Artesanía. Se concentró en las ciudades. Los trabajos en cuero, hierro, cerámica y vidrio alcanzaron fama en todo el Mediterráneo.
● Comercio. Consiguió un gran dinamismo, pues los musulmanes hicieron de intermediarios entre Oriente y Occidente.
La sociedad andalusí
Los conquistadores formaban el grupo más poderoso de la sociedad andalusí:
● Árabes. Formaban una aristocracia que controlaba el poder político y la mayor parte de la tierra y de la riqueza de al-Ándalus.
● Bereberes. Llegaron del norte de África y participaron en la conquista de la Península. Pese a ello, recibieron las tierras menos fértiles y fueron apartados del poder, por lo que protagonizaron frecuentes rebeliones contra los árabes.
● A los cristianos peninsulares se los denominó mozárabes. Muchos se convirtieron al islam y otros, sobre todo a partir del siglo IX, emigraron hacia los reinos cristianos. Los muladíes, también cristianos convertidos al islam, adoptaron las costumbres y la lengua de los conquistadores.
● Los judíos tuvieron una notable influencia en la economía y la cultura andalusí. Vivían principalmente en las ciudades, donde tenían su propio barrio o judería, y practicaban el culto hebreo en las sinagogas.
La herencia cultural
En al-Ándalus la cultura florecíó de manera sobresaliente.
-Ciencias. En matemáticas, los musulmanes introdujeron el álgebra y el sistema de numeración árabe.
-Literatura. Desde el Siglo XI, se suceden numerosos poetas y narradores de gran talento.
La arquitectura
La arquitectura andalusí fue más importante que la pintura y la escultura, pues estas se utilizaban sobre todo para decorar los edificios. Sus carácterísticas fueron las siguientes:
● Materiales pobres. Usaban materiales pobres, como el ladrillo y el yeso. En ocasiones, piedra y mármol.
● Rica decoración. Las paredes y las bóvedas se recubrían con una decoración muy abundante. La prohibición islámica de representar personas hizo que los motivos decorativos fueran geométricos, vegetales o caligráficos (textos del Corán).
● Bóvedas y arcos. Los techos solían ser o bien abovedados o bien planos y recubiertos de madera. También construyeron cúpulas, decoradas lujosamente.
● Interiores cuidados. Abundaron los efectos de luz y sombra mediante el empleo de celosías, y el uso del agua como elemento decorativo.
En el año 784, Abderramán I comenzó la construcción de la mezquita de Córdoba, sobre la preexistente iglesia de San Vicente. Tras la conquista de Córdoba por los cristianos, la mezquita fue convertida en catedral.