Religiosidad infantil


¿QUÉ RASGOS CARACTERIZAN LA VIVENCIA RELIGIOSA DE LOS NIÑOS DE 3 A 6 AÑOS? ¿CÓMO SE PUEDE EDUCAR ESA DIMENSIÓN RELIGIOSA?

El niño vive su relación con la realidad desde su concepción animista.
Dios, el mundo y sus relaciones mutuas se expresan por medio de un lenguaje de fábula. Tiene un cierto temor reverencial. Se deleita con los relatos de la Historia Sagrada, aunque hay muchos contenidos que no entiende claramente y que adapta a su concepción de Dios. Rasgos que caracterizan dicha vivencia en los seres de 3 a 6 años:

La alegría y satisfacción que les aporta la relación con Dios. Los niños tienen conocimientos que nadie les ha explicado en lo referente a la religión y a Dios y la capacidad del niño de ver lo invisible, tienen capacidad para ver a Dios como de un forma bastante fidedigna. También tienen capacidad de orar, aspecto que se asocia a su cercanía con Dios. Centrándonos en el niño de 5 a 6 años se consideran dos aspectos que son:

El aspecto moral:


los niños no diferencia entre el bien y el mal, repiten aquello que dice sus modelos a seguir y de referencia, que son sus padres y maestros. Además diferencian lo propio de lo ajeno, “Tú me das y yo te doy”. Se basan en seguir las normas impuestas por los demás por miedo a ser castigados o por interés de obtener una recompensa.

La relación con Dios

Los niños se relacionan con el mismo fácilmente, siendo dicha relación de importancia en el ámbito sentimental. Ven a Dios como un gran Padre que nos da la vida y nos ama. Creen con facilidad y no necesitan grandes explicaciones para entender que Dios proporciona la vida a través de los padres. La experiencia religiosa de los mismos es fuerte y el tipo de oración de esta etapa es contemplativa.

Por último es importante hacer referencia al paso de la religiosidad infantil a la adulta. Hay cuatro etapas en la evolución religiosa del niño para descubrir a Dios hasta alcanzar la madurez. Se citan las dos primeras:

Primera fase: fase o etapa parental/familiar:

la imagen de Dios será la percibida por los padres. La religiosidad del niño estará condicionada por el equilibrio afectivo familiar.

Segunda etapa: etapa escolar

Etapa muy importante para la evolución y formación religiosa. La actividad en esta etapa es de necesidad psicológica y necesidad de aprendizaje. El egocentrismo va disminuyendo y la educación religiosa es buena y va superando la religiosidad animista y mágica.


¿QUÉ RASGOS ENCONTRAMOS EN LOS NIÑOS DE 6 A 12 AÑOS, EN CUANTO A SU DIMENSIÓN RELIGIOSA?


Los niños tienen una religiosidad innata, siente la necesidad de Dios y lo empiezan a conocer por intuición. Cuando trabajamos con ellos entramos en un mundo no tan infantil, es un mundo en el cual Dios está al alcance de sus manos, entran en un mundo de meditación, abiertos al diálogo interior y su religiosidad va aumentando a un ritmo rápido. Los rasgos no obstante van cambiando dependiendo del desarrollo físico, intelectual, afectivo, social, moral y religioso, ya que todos estos afectan en la manera de ser del niño.

A los seis años, para ellos es fácil creer, es decir, que no necesitan grandes explicaciones para entender la obra de Dios. Se relacionan con Dios según se lo indican sus mayores, por lo tanto hay que recordarles el amor de Dios y que muestren su amor hacia Él a través de sus buenas acciones. 
A los siete años, el aspecto religioso en esta edad se caracteriza por tener una fe espontánea ya que saben que hay un ser superior a ellos, van formando su propia imagen de Dios interiormente. Su religiosidad está más a nivel de imaginación que a nivel de realidad. Dios es una fuerza misteriosa para ellos y le rezan como si fuese una lámpara mágica. Algunos ya comienzan a aprender gestos, ritos y comportamientos religiosos. También les gusta oír historias de la Biblia y representarla mediante pequeños teatros.
A los ocho años, tienen mayor conciencia de sí mismos, entran a la edad de la razón. Forman una imagen interior de Dios la cual visualizan a partir de los símbolos y cultos que realizan normalmente. Comprenden que el amor de Dios se expresa en el amor a los demás. Pueden concentrarse en la oración un breve periodo de tiempo y finalmente pasan por una etapa que será muy importante para su futura vida religiosa toman la Primera Comunión y participan en la Misa Dominical.
A los nueve años, los niños ya pueden comprender las actitudes humanas, las fuentes del bien y del mal. Comprende, vive y goza los símbolos religiosos, además les gustan las oraciones comunitarias y las misas participativas. Pueden concentrarse de uno a dos minutos en la oración personal y continúan formando una imagen de Dios en su interior.
A los diez años, se les debe educar para que valoren la conciencia, empiezan a entender que Dios es su conciencia que vive en ellos y quiere iluminar su mente y su corazón. Cuando se centran en la oración son capaces de estar más de dos minutos y les gusta las oraciones recitadas pero también las oraciones personales. Tienen una fe espontánea para creer y gustar de la relación con Dios.
A los once años, comienza una etapa conflictiva, que genera sufrimientos. Su conocimiento es que Dios es bueno, nos quiere y es poderoso y además empiezan a entender que Dios quiere que seamos santos. Sienten una gran devoción hacia la Virgen María con naturalidad y pueden concentrarse en la oración personal dos a tres minutos. En la liturgia les gusta participar leyendo, llevando ofrendas…
A los doce años, los niños necesitan afirmar su personalidad comprendiéndose a sí mismos y con relación a los demás. Se entusiasman por los caminos que les imparten los sacerdotes y los maestros. Les cuesta ir a la Iglesia, están menos interesados en las oraciones y las devociones, además no están dispuestos a participar en la liturgia como años antes hacían. En este momento a algunos niños les empiezan a surgir dudas en su fe.

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