La renovación narrativa del siglo XX: Elementos comunes
La narrativa del siglo XX experimentó una profunda transformación, marcada por dos tendencias principales: la deshumanización y el compromiso social. Estos cambios se reflejaron en diversos aspectos de la narrativa, como el narrador, el tiempo, el espacio, los personajes y el uso de la metaliteratura.
Narrador
El narrador omnisciente tradicional fue reemplazado por un narrador dubitativo, que a menudo narraba en primera persona. Además, se adoptaron diferentes puntos de vista, como:
- Narrador testigo: Observa los hechos y los relata tal como los ve.
- Monólogo interior: Recrea el flujo de pensamiento del personaje.
- Documentación periodística: Presenta la información como si fuera un artículo periodístico.
Tiempo y espacio
El tiempo y el espacio se caracterizan por la fragmentación. El escenario principal vuelve a ser la ciudad.
Personajes
Los personajes ya no son héroes, sino antihéroes, seres humanos comunes y corrientes. Son personajes redondos, muchos de ellos inspirados en la vida de los autores. También aparecen personajes corales.
Metaliteratura
La metaliteratura, es decir, «usar la literatura para hablar de la literatura», se convierte en un elemento característico de la narrativa del siglo XX. Los autores reflexionan sobre su propia forma de narrar dentro de sus novelas.
Autores y obras clave
James Joyce
La obra de James Joyce se centra en la forma. Aunque su producción literaria es breve, ha sido objeto de numerosos estudios. Dublín es la ciudad protagonista de sus novelas. Entre sus obras destacan:
- Dublineses: Una obra pesimista que refleja la muerte y el pensamiento.
- Retrato del artista adolescente: Repleta de datos autobiográficos.
- Ulises: Destaca por su innovador manejo del tiempo, aunque la acción transcurre en solo 24 horas.
Franz Kafka
Franz Kafka ha dado lugar al adjetivo «kafkiano», sinónimo de absurdo o angustioso. Sus temas recurrentes son lo extraño y siniestro de la realidad, lo onírico, lo irracional y el subconsciente. Utiliza una prosa fría y sin adornos, en línea con la técnica expresionista de hacer aflorar los sentimientos más profundos. Sus obras más conocidas son:
- La metamorfosis: Refleja la sensación del hombre moderno de sentirse como un «bicho».
- El proceso: Aborda la administración de la justicia.
- El castillo: Trata sobre la creación de leyes y normas.
Marcel Proust
La novela psicológica ya había sido explorada por autores como Stendhal, Zola y Dostoievski. La gran obra de Marcel Proust es En busca del tiempo perdido, una novela-río de más de 3000 páginas que recrea un universo completo. La obra gira en torno a un narrador que se debate entre dos caminos: la aristocracia y la pasión amorosa. Se caracteriza por el uso del monólogo interior y la presencia de elementos autobiográficos para recrear el complejo universo psicológico del narrador. Los personajes se caracterizan de manera fragmentaria. La obra se define por el concepto de «evocación» y se considera un experimento filosófico que explora las teorías sobre el conocimiento y la memoria de Bergson y el subconsciente de Freud.
La generación perdida americana
Aspectos generales
El término «Generación Perdida» fue acuñado por Gertrude Stein. Estos escritores optaron por París frente al «American Way of Life», basado en el consumo impulsado por la publicidad. Retomaron el realismo de autores americanos anteriores, pero incorporando las innovaciones estéticas europeas. Desde el punto de vista técnico, destaca el uso del narrador distanciado, que cuenta lo que ve sin involucrarse emocionalmente.
Ernest Hemingway
Ernest Hemingway, Premio Nobel de Literatura, fue el primero en publicar retratos breves en Europa. Creó un género híbrido entre literatura y periodismo llamado «Muckraker». Su estilo se caracteriza por la economía expresiva y de sentimientos. Tuvo una gran relación con España, como se refleja en su obra Fiesta, ambientada en Pamplona. Otras obras importantes son Adiós a las armas, Por quién doblan las campanas y El viejo y el mar.
Rasgos lingüísticos
Las descripciones son densas, se mantiene el distanciamiento de los personajes, predomina el diálogo y abundan los elementos autobiográficos.
Francis Scott Fitzgerald
El rápido éxito de Francis Scott Fitzgerald lo llevó a una vida de lujo y alcohol que acabó con su vida. Su estilo destaca por un original enfoque narrativo, la importancia de los diálogos, las descripciones antológicas y el fracaso del hombre en busca de un ideal. Retrató magistralmente los años 20, la época del jazz, el dinero, el placer y el arte, como se aprecia en su novela El gran Gatsby (1925).
John Dos Passos
John Dos Passos es el autor más atrevido en cuanto a innovaciones técnicas. Estuvo en España, en la Residencia de Estudiantes. Sus innovaciones incluyen el fragmentarismo, el encadenamiento de acciones, trucos de montaje cinematográfico, la utilización de diversos planos para describir y la simultaneidad de acciones. Algunos de estos rasgos fueron adoptados por Camilo José Cela en La colmena. En Manhattan Transfer, la ciudad es la verdadera protagonista, en sintonía con los personajes corales. USA es una trilogía donde utiliza estas técnicas y convierte a la caótica Nueva York en protagonista.
John Steinbeck
John Steinbeck, otro Premio Nobel, se hizo famoso en los años 30. Es un autor menos experimental y más comprometido. Su obra transmite inquietudes sociales, centrándose en inmigrantes, huelguistas y granjeros. Sus narraciones son sencillas, aunque también incluye técnicas cinematográficas. Varía entre tonos dramáticos y cómicos. Entre sus obras narrativas destacan Las uvas de la ira, La perla, De ratones y hombres y Al este del Edén.
William Faulkner
William Faulkner, también Premio Nobel, es considerado el autor más importante e influyente de la Generación Perdida. Fue el que menos se relacionó con otros autores, permaneciendo encerrado en su casa durante años. Faulkner sirve de puente entre Joyce y los novelistas de la segunda mitad del siglo XX. Su estilo se caracteriza por un ritmo lento y cuidado, la ruptura de la linealidad cronológica, el uso de distintas voces narrativas y diferentes puntos de vista. Entre sus obras destacan Mientras agonizo, que utiliza el monólogo interior de los personajes; El sonido y la furia, que cuenta con cuatro narradores; Santuario (1931); y Absalón, Absalón, su obra más compleja.