Represión, Orden Público y el Conflicto Marroquí durante la Dictadura de Primo de Rivera


La Dictadura de Primo de Rivera: Represión, Orden Público y el Conflicto en Marruecos

Represión del Catalanismo

Si existió el acuerdo, fue un fracaso, ya que el dictador inició una dura represión contra las manifestaciones catalanistas, derrumbando todas las esperanzas que la alta burguesía catalana había depositado en su régimen. Así, se prohíbe manifestarse contra la unidad de España, se castiga izar la bandera catalana, se prohíbe el uso de la lengua catalana y el canto de els segadors. Además, se disuelve la Mancomunidad y se estableció un Estatuto Provincial que fortalecía a las diputaciones, cuyos miembros eran elegidos por los gobernadores civiles. Con esta dura represión del catalanismo, Primo creyó haber solucionado el problema, aunque, en realidad, lo que hizo fue poner a los nacionalismos contra el régimen.

El Orden Público

Los graves problemas de orden público, sobre todo en Barcelona, fueron una de las causas del golpe. La reacción de la dictadura contra esta situación fue una dura represión:

  • Se decretó el estado de guerra.
  • Se prohibieron las asociaciones y reuniones.
  • Se implantó una dura censura en la prensa y se persiguió con dureza a las organizaciones obreras anarquistas, obligándolas a hacer públicas tanto sus actividades como el número y nombre de sus afiliados, hecho por el que los sindicatos anarquistas decidieron pasar a la clandestinidad.

Posteriormente, se cerraron todos los locales de los sindicatos barceloneses y el periódico anarquista Solidaridad Obrera.

El Problema Marroquí

El problema marroquí estaba muy presente en la sociedad española, generando un gran movimiento de protesta de la opinión pública y de distintos partidos políticos por dos motivos:

  1. Se exigía que se tomaran medidas contra los responsables del desastre de Annual.
  2. La débil posición militar había exigido que se incorporaran a filas las quintas de los años 1918, 19 y 20, incluidos los hijos de las clases medias que, hasta ahora, se habían librado del servicio militar a cambio de un pago en metálico.

En consecuencia, se había formado un amplio movimiento en contra de la guerra que había llegado al propio ejército, dividiéndolo en dos bandos:

  • Los Abandonistas: partidarios de retirarse de Marruecos, entre los que estaba el propio Primo.
  • Los Africanistas: partidarios de continuar con la guerra y hacerse con el control de todo el protectorado, entre los que se contaban a generales como Sanjurjo o Franco.

En esta situación, el líder rebelde Abd-el-Krim, creyendo derrotados a los españoles, pasó a ocupar territorios de la zona francesa. Se formó, entonces, una alianza franco-española que en septiembre de 1925 desembarca con éxito en la Bahía de Alhucemas. Tras varias semanas de duras batallas, las tropas franco-españolas consiguen la rendición de Abd-el-Krim.

Con ello, la guerra en Marruecos había terminado. La victoria se convirtió en el mayor éxito del dictador, pues le congracia con los militares africanistas, permite salvar el prestigio del ejército, termina con la sangría de hombres y dinero y le permiten obtener el reconocimiento de la mayoría de la población.

La Institucionalización de la Dictadura

Fue entonces cuando Primo creyó que su fórmula de gobierno dictatorial funcionaba y que no solo había que mantenerla, sino que había que institucionalizarla. Con este objetivo, el dictador se dedicó a la consecución de dos objetivos:

  1. Contar con un órgano periodístico propio, altavoz propagandístico de las acciones del régimen. Lo consigue con la aparición del diario La Nación.
  2. Crear un nuevo partido político que agrupara a todos sus partidarios. Lo conseguirá con la fundación del partido Unión Patriótica.

La Unión Patriótica

Con la Unión Patriótica, Primo pretende alcanzar tres objetivos:

  • Traspasar a manos civiles las funciones que realizaban los militares para evitar su desgaste.
  • Buscar colaboradores para formar una administración con personal adicto al régimen.
  • Dotar al régimen de un instrumento que sirviera para relacionar y comunicar al pueblo con el gobierno.

En julio de 1926, la Unión celebra su primera Asamblea Nacional, en la que se dotó al partido de unos estatutos y un reglamento interno de funcionamiento que contempla la existencia de tres órganos centrales: el jefe Nacional (Primo), la Junta Directiva Nacional y el Comité Ejecutivo. No obstante, todo el poder estaba en manos de Primo de Rivera.

Fue un partido integrado, básicamente, por tres grupos: los católicos, los funcionarios de la administración y los antiguos caciques rurales. Su lema fue “Patria, Religión y Monarquía”.

Su gran problema fue la total dependencia del dictador y del gobierno, lo que le impidió tener autonomía propia, dependiendo su funcionamiento y dirección de los gobernadores civiles, que tenían el poder de nombrar a sus dirigentes. Por eso, el partido se disolvería rápidamente tras la caída de Primo.

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