Restauración Borbónica en España: Claves del Sistema Canovista (1874-1898)


El Artífice del Sistema Político de la Restauración

El artífice del sistema político de la **Restauración** fue **Cánovas del Castillo**. Se trataba de restaurar, por un lado, la **monarquía** como institución consustancial con la historia de España, vinculada a la dinastía de los Borbones, y, por otro lado, el sistema representativo, no en su versión democrática, sino doctrinaria (soberanía compartida, sufragio censitario). A pesar del disgusto de Cánovas, la Restauración se inició con el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto, Valencia, a finales de diciembre de 1874. Pero, de inmediato, el poder abandonado por el general Serrano fue entregado por el capitán general de Madrid, Fernando Primo de Rivera, al representante del rey, **Cánovas del Castillo**, que había conseguido que Isabel II abdicase a favor de su hijo Alfonso. De ahí que Cánovas pretendiera asentar sólidamente el poder civil (acabar con los pronunciamientos) y se esforzara en hacer del rey no solo una pieza clave en el mecanismo de la monarquía constitucional, sino también jefe supremo del ejército: el «**rey soldado**».

Características del Sistema de la Restauración

La Restauración no fue un sistema democrático, tan solo liberal, basado en la defensa de la propiedad y el orden social tradicional, apoyado en un **bipartidismo** estable, con el soporte del mundo de los negocios y los grandes intereses económicos. Las burguesías catalana y valenciana prestaron su apoyo económico a la causa de la Restauración (también está demostrada la participación de los intereses coloniales antillanos). Y todo ello con la aquiescencia del ejército. Así, la doctrina del «alfonsismo», definida por Cánovas en el **Manifiesto de Sandhurst** (1 de diciembre de 1874), presentaba los elementos de la ideología política de los militares: monarquismo y liberalismo, un liberalismo compatible con la disciplina y el mantenimiento del orden social.

Principios del Sistema Político Liberal Conservador

  • Reconocimiento de la legitimidad histórica de la monarquía como principio independiente de la soberanía nacional.
  • Modelo político basado en la **soberanía compartida** del rey y las Cortes.
  • Monarquía constitucional integrada por las fuerzas políticas y sociales que aceptasen sus principios.
  • Un sentimiento patriótico, liberal y católico como fundamento del régimen.

Por tanto, la monarquía era una institución incuestionable y su papel era ejercer como árbitro en la vida política, garantizando la alternancia en el poder de los dos partidos dinásticos.

Los Partidos Dinásticos

  • El **Partido Liberal-Conservador** (desde 1884, simplemente **Partido Conservador**): organizado durante el Sexenio e integrado por moderados, antiguos unionistas y constitucionales. Sin cohesión ideológica, su jefe era **Cánovas del Castillo** y sus miembros pertenecían a la aristocracia y a la alta burguesía.
  • El **Partido Liberal-Fusionista** (**Partido Liberal**): aglutinó a diversos sectores (antiguos unionistas, progresistas), profesionales y clases medias, en torno a **Sagasta**, con un programa más reformista y laico.

En el fondo, no había grandes diferencias entre ellos: ambos eran partidos de notables, que contaban con periódicos, centros de reunión y comités repartidos por todas las regiones.

El Turnismo y el Pacto de El Pardo

Estos dos partidos se alternaban en el ejercicio del poder, en un **turno** que funcionó a la perfección hasta la crisis de 1898. El Partido Liberal accedió al gobierno en 1881 y, al morir Alfonso XII en 1885, parece que hubo un acuerdo (**Pacto de El Pardo**) entre los dos líderes para mantener las «reglas de juego» durante la regencia de María Cristina de Habsburgo (hasta 1902). Con los gobiernos liberales se aprobaron leyes más progresistas: Ley de Asociaciones (1887), abolición de la esclavitud en las colonias (1888) y sufragio universal masculino (1890).

El Caciquismo y la Corrupción Electoral

La alternancia en el gobierno fue posible gracias a un sistema electoral corrupto, que presionaba al electorado valiéndose de la influencia y el poder de ciertos individuos sobre la sociedad: los **caciques**. El proceso electoral era controlado por el Ministro de la Gobernación, que elaboraba las listas de los candidatos que debían ser elegidos (**encasillado**). Los gobernadores civiles daban instrucciones a los alcaldes y caciques. Estos eran individuos o familias que, por su influencia política o poder económico, controlaban una determinada circunscripción electoral, estableciendo «clientelas» fijas de las que conseguían apoyo en las elecciones a cambio de protección y favores. Además, eran frecuentes los «**pucherazos**». En resumen, el resultado de las elecciones estaba decidido de antemano.

Pacificación Interior y Exterior

La política canovista consiguió la pacificación interior y exterior: finalizó la **guerra carlista** en 1876, aboliéndose los fueros, aunque en 1878 se estableció el concierto económico por el que el gobierno y las diputaciones vascas fijaban el cupo con que los territorios vascos debían contribuir a la Hacienda estatal. La **Guerra de los Diez Años** en Cuba terminó en 1878 con la **Paz de Zanjón**, pero el problema cubano quedó sin resolver: no se abolió la esclavitud hasta 1888 y las promesas de autonomía no se concretaron.

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