Restauración Borbónica en España: Sistema Canovista, Constitución de 1876 y Turnismo


La Restauración Borbónica y el Sistema Canovista (1875-1931)

En 1875, la monarquía borbónica fue restaurada con Alfonso XII, hijo de Isabel II, como rey. Este hecho se produjo tras el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto a finales de 1874. Alfonso XII aceptó el rol que le asignó Cánovas del Castillo, quien había definido las bases de su reinado en el Manifiesto de Sandhurst. En este documento, se establecía que la mejor solución para los problemas de España era el retorno a una monarquía constitucional basada en la tradición: un gobierno conservador y católico, pero que también respetase ciertas libertades.

El Proyecto Político de Cánovas

El principal impulsor de la Restauración fue Antonio Cánovas del Castillo, historiador y político, antiguo miembro de la Unión Liberal y líder del partido alfonsino durante el Sexenio. Su objetivo era establecer un nuevo sistema político que superara algunos de los problemas del liberalismo anterior. Para ello, se propuso:

  • Consolidar la monarquía como institución garante de la estabilidad política, aceptando a todas las corrientes liberales, pero excluyendo a carlistas (por antiliberales) y republicanos (por antimonárquicos).
  • Reforzar el liberalismo y la propiedad privada.
  • Terminar con los pronunciamientos militares como mecanismo para el cambio de gobierno.
  • Redactar una nueva Constitución que instaurase un sistema político basado en el bipartidismo.
  • Pacificar el país, finalizando la guerra de Cuba y la tercera guerra carlista.

Para implementar este sistema, se convocaron elecciones a Cortes constituyentes mediante sufragio universal masculino. Sin embargo, los resultados fueron manipulados para favorecer a Cánovas, cuyo partido obtuvo el 85% de los escaños.

La Constitución de 1876

La Constitución de 1876 fue un texto breve y poco preciso, dejando en manos del partido gobernante decisiones clave, como el tipo de sufragio. A pesar de ello, tuvo una larga vigencia, manteniéndose hasta 1931. Sus principales características fueron:

  • Soberanía compartida entre el Rey y las Cortes, otorgando al monarca amplios poderes: veto de leyes, nombramiento de ministros, convocatoria y disolución de las Cortes, proposición de leyes y dirección del Ejército.
  • Cortes bicamerales:
    • Un Senado, con dos tercios de sus miembros designados por el rey o con derecho propio.
    • Un Congreso, elegido por votación. Inicialmente (1878), se impuso el sufragio censitario, pero en 1890 se restableció el sufragio universal masculino.
  • Derechos limitados. Se mencionaban algunos derechos de la Constitución anterior, pero su regulación se dejaba a leyes futuras, que terminaron por restringir muchos de ellos.
  • Estado confesional católico. España se declaraba oficialmente católica, con financiación pública para la Iglesia. Se permitían otras religiones, pero solo en el ámbito privado.

Bipartidismo: Conservadores y Liberales

El sistema político de la Restauración se fundamentaba en dos grandes partidos: el Conservador y el Liberal. Aunque presentaban algunas diferencias, ambos coincidían en lo esencial: defensa de la monarquía, la Constitución de 1876, la propiedad privada y un Estado centralizado y unitario.

Estos partidos estaban integrados por las élites económicas y la clase media acomodada. No eran partidos de masas. Sus decisiones se basaban más en intereses personales que en grandes ideologías políticas.

  • Partido Conservador: Liderado por Antonio Cánovas del Castillo, representaba la derecha más moderada y tradicional.
  • Partido Liberal: Fundado en 1880 y dirigido por Práxedes Mateo Sagasta, representaba la izquierda liberal e incluía a antiguos progresistas y unionistas.

Fuera del sistema quedaban carlistas, nacionalistas (catalanes y vascos), republicanos y partidos obreros.

En la práctica, las diferencias entre conservadores y liberales eran mínimas. Existía un acuerdo tácito para no aprobar leyes que el otro partido tuviera que derogar al volver al poder, garantizando así la continuidad del sistema.

Turnismo y Caciquismo: La Manipulación Electoral

Durante la Restauración, el poder se alternaba entre los dos grandes partidos (Conservador y Liberal) mediante el turnismo. El objetivo era evitar los golpes militares. Ambos partidos se comprometían a respetar el turno del otro.

Cuando el partido en el gobierno se desgastaba, el rey nombraba al líder del otro partido como nuevo jefe de gobierno. Este convocaba elecciones para asegurarse una mayoría parlamentaria, pero las elecciones estaban manipuladas para garantizar su victoria. El sistema beneficiaba a ambos partidos, por lo que ninguno denunciaba el fraude.

El Ministerio de la Gobernación organizaba el fraude electoral a través del encasillado, una lista previa de los candidatos que debían ganar. Los gobernadores civiles, alcaldes, diputados y caciques se encargaban de asegurar esos resultados.

El fraude electoral, conocido como pucherazo, incluía:

  • Falsificación del censo.
  • Manipulación de actas electorales.
  • Compra de votos.
  • Intimidación a los votantes.

El cacique era una figura clave, especialmente en las zonas rurales. Controlaba la vida local: impuestos, servicio militar, empleos, trámites administrativos. A cambio, exigía lealtad política.

Este sistema corrupto se sostenía, en parte, por la baja participación electoral. Durante gran parte de la Restauración, la participación no superó el 20% de la población.

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