Tema 12.3 (tercera parte): Guerra colonial y crisis de 1898
Cuando se inicia la Restauración, Cuba, Puerto Rico y Filipinas eran las únicas colonias que nuestro país poseía en Ultramar, los últimos restos del antaño poderoso Imperio Español. A finales del siglo XIX, España va perder definitivamente esos territorios.En 1868 (al poco tiempo de iniciarse el Sexenio democrático) había estallado un movimiento separatista en Cuba, dirigido por Gómez, Maceo y Céspedes. Durante la llamada guerra larga, los independentistas cubanos combatieron en inferioridad de condiciones contra el ejército español, dirigido por el general Martínez Campos. La Paz de Zanjón, de febrero de 1878, puso fin a la guerra: se garantizaron algunos derechos políticos a los isleños, y algunos esclavos negros fueron manumitidos.La principal actividad económica en Cuba y Puerto Rico era la producción agrícola. En las haciendas (grandes extensiones de terreno dedicadas al monocultivo, propiedad de grandes oligarcas peninsulares) trabajaban esclavos negros. El 90 % de la producción azucarera cubana se vendía a los Estados Unidos; sin embargo, Estados Unidos apenas vendía productos a los cubanos, debido a los altos aranceles impuestos por los españoles en la isla, con los que se pretendía proteger la industria peninsular y obligar a los cubanos a surtirse de productos de la metrópoli. Los productos estadounidenses eran más baratos, por lo que los cubanos se sentían insatisfechos con esta política proteccionista.El proyecto de ley de Antonio Maura por el que se concedía la autonomía a Cuba (1892) tenía como objeto evitar nuevas insurrecciones en la isla, pero fue rechazado por la oligarquía esclavista. Ese mismo año, el poeta José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, que defendía la independencia. Por su parte, la Unión Constitucional agrupaba a los propietarios españoles de Cuba, partidarios de no ceder ante los independentistas.En 1895, estallan en Cuba varias insurrecciones independentistas (Grito de Baire). Los separatistas lograron el apoyo de los campesinos negros, al prometerles el fin de la esclavitud. Los cubanos tenían la ventaja (al contrario que los españoles) de conocer bien el terreno.La política del gobierno español fue no escatimar recursos y hombres para acabar con la insurrección. Decenas de miles de soldados llegados de la Península (pertenecientes a las clases más humildes) fueron embarcadas de forma obligatoria para participar en la guerra. Los españoles sufrieron muchas bajas a causa del paludismo. Martínez Campos fue sustituido por el General Weyler. La estrategia de los españoles era construir trochas que dividieran la isla e impidiesen la comunicación entre los distintos grupos insurrectos.Los norteamericanos proporcionaban armas a los independentistas. Deseaban dominar Cuba, asegurarse el control del negocio de caña de azúcar, y el libre comercio con la isla. Dos naciones (una, la española, en declive; la otra, los EE.UU., que había logrado un espectacular desarrollo industrial) van a entrar en guerra por el dominio de la isla.La causa directa de la guerra fue el hundimiento del barco de guerra Maine, fondeado en La Habana. La nave fue hundida al parecer accidentalmente, pero los norteamericanos acusaron sin pruebas a los españoles de los hechos. La prensa amarillista norteamericana colaboró para formar una opinión pública favorable a la guerra. El presidente norteamericano McKinley logró convencer al Congreso de los EE.UU. de la necesidad del conflicto bélico.La opinión pública española, por su parte, era favorable de luchar hasta el fin, pero muchos temían ya el desastre. La derrota de España fue rápida. En Santiago de Cuba, las fuerzas navales norteamericanas acorralaron a la armada española capitaneada por Cervera. El general Weyler fue derrotado en tierra en pocas semanas. España pidió la apertura de negociaciones de paz.En Filipinas, el líder del movimiento independentista fue José Rizal. Filipinas había sido un territorio poco explotado por los españoles, y escasamente integrado por el gran número de islas que tiene el archipiélago. Los movimientos independentistas estallaron, como en Cuba, en 1895.Puerto Rico, por su parte, había conseguido la autonomía de la metrópoli, lo que retrasó el estallido del independentismo. En la I República, se había acordado la abolición de la esclavitud.Tras la derrota en Cuba, por la Paz de París (diciembre de 1898) se estipuló que los EE.UU. ocuparían Filipinas, Puerto Rico y Guam. Cuba alcanzaría la independencia en 1902, pero estuvo controlada por los EE.UU. (enmienda Platt en la constitución cubana, y base de Guantánamo).La pérdida de las colonias conmocionó a España. Nuestro país había perdido sus últimas posesiones de ultramar, y los españoles comenzaban a ser conscientes de que España ya no era una potencia. Numerosos intelectuales escribieron sobre el desastre del 98″: Unamuno, Ramiro de Maeztu, Pío Baroja, etc. En sus escritos, se empezó a hablar de la necesidad de efectuar cambios profundos. El Regeneracionismo fue la respuesta dada desde el poder a la crisis.El principal referente del regeneracionismo fue Joaquín Costa. Su programa incluía la necesidad de mejorar el sistema educativo, sanear la deuda pública, fomentar las obras públicas, acabar con el caciquismo y modernizar el país en todos los aspectos. El sistema de la Restauración, no obstante, resistió, a pesar de las duras críticas de la prensa y los intelectuales.