Santa Sofía de Constantinopla, obra cumbre del arte bizantino, se concibe no como una basílica, sino como la gran basílica del emperador Justiniano, construida junto a su palacio y con toda la magnificencia cortesana, factor que contribuiría a su esplendor. Santa Sofía se construye sobre las ruinas de otra iglesia anterior y destruida en el 532 en el curso de una insurrección contra Justiniano. La nueva Santa Sofía se consagró en el 537. Sus arquitectos fueron Isidoro de Mileto y Antemio de Tralles, hombres de sólida formación científica. A ellos habría que añadir a Isidoro el Joven, que fue quien levantó la definitiva cúpula en el año 568 al derribarse la primera por los terremotos del 553 y 557.
Materiales y Estructura
Se usaron materiales en los muros de piedra y ladrillo, en los pilares piedra en forma de sillares, en las columnas y pavimentos mármoles de diversos colores y pórfido, y en las cubiertas ladrillos y otros materiales livianos.
El cuerpo de la iglesia aparece como un rectángulo de proporciones casi cuadradas, rematado en un ábside poligonal por fuera y semicircular por dentro. Dentro de ese rectángulo se sintetiza magistralmente una planta basilical de tres naves, de tradición occidental, y una planta centralizada (cruz griega cubierta con una gran cúpula central).
Características Arquitectónicas
- La nave central, más ancha, está separada de los laterales por columnas y gruesos pilares, destacando un espacio central casi cuadrado entre dos trapecios y con cuatro exedras angulares.
- Las naves laterales están divididas en dos pisos para la ubicación del matronium en la superior.
- La entrada a la iglesia está precedida de un nártex doble.
- El muro es muy grueso para sostener la cubierta, pero muestra una apariencia desmaterializada al estar horadado por ventanas y recubierto con mármoles y mosaicos.
- Las columnas son un elemento importante como soporte. Tienen basa, fuste monolítico liso y capitel de ascendencia clásica compuesto con las hojas de acanto formando una superficie continua pegada al cuerpo del capitel y las volutas jónicas. El conjunto de columnas junto con los arcos que las sostienen forma una especie de cortina que separa el espacio central de los laterales.
- Los pilares, de enorme grosor, ejercen un papel de soporte primordial. Los contrafuertes exteriores son también de gran tamaño y los arcos son de medio punto.
- La nave central se cubre en su tramo central por una gran cúpula semiesférica sobre pechinas y en sus extremos por semicúpulas. Las naves laterales se cubren por bóvedas de aristas.
Sistema de Contrarrestos
La cubierta de este edificio muestra un ingenioso sistema de contrarrestos encadenados en sentido longitudinal y transversal: la cúpula central transmite longitudinalmente su empuje a las semicúpulas que a su vez lo transmite a otras más pequeñas en los ángulos (exedras) y finalmente los pilares y contrafuertes externos. Aunque no es tan grande como la del Panteón, su efectismo es mucho más espectacular ya que el explicado sistema de soportes y la luminosidad que irradia favorece la ilusión visual de que está suspendida en el aire.
Decoración y Espacio Interior
La decoración juega un papel fundamental en el interior. Está formada por elementos de diversa índole, arquitectónicos, escultóricos, mosaicos y taracea en los pavimentos.
El conjunto del edificio es armónico y equilibrado, se articula según ritmos triples, quíntuples y séptuples que ordenan arquerías, columnas y vanos, según reglas sencillas aunque a veces parezcan algo confusas.
La concepción espacial está dominada por un núcleo central, cubierto por la gran cúpula que subraya el plan centralizado del edificio. A su vez, el sistema de contrarrestos y el ábside inciden en la concepción longitudinal. La sensación de amplitud espacial es enorme; además resulta un espacio dinámico por la alternancia de elementos esféricos y rectos y de espacios entrantes y salientes.
Luz, Color y Efectos Visuales
El edificio es un prodigio de espacio, luz y color. En él la masa arquitectónica parece desmaterializarse, efecto que es posible gracias al sistema de contrarrestos, que quedan ocultos a la vista y por la impresión que causa el muro, cuyo grosor queda disimulado al calarse con ventanas y arquerías.
Santa Sofía sorprende por su luminosidad, procedente del cuerpo de ventanas de la base de la cúpula y de las exedras mayores y menores y los muros laterales. El juego de luz es aumentado por la policromía derivada de los mármoles de colores y mosaicos de su interior, dando como resultado la disolución de formas, creando un ambiente irreal.
Reposo y Movimiento
El conjunto muestra dos tendencias antagónicas pero conjuntadas: reposo y movimiento. La sensación de reposo es generada por la cúpula que impone inquietud y estatismo, mientras que el movimiento se resuelve en un impulso direccional del sentido longitudinal, marcado desde la entrada hasta el tramo del ábside, lleno de dinamismo.
Exterior
Exteriormente, la línea de las cubiertas origina suaves perfiles ondulados que ascienden armoniosamente hasta la cúpula que parece libre sobre el bloque central, siendo su aspecto macizo y austero.
Legado e Influencia
Santa Sofía fue una obra clave en la arquitectura justinianea, pero pocas obras fueron proyectadas en su línea y desde luego ninguna de su envergadura, debido a su audacia. A partir de ella se impone en la arquitectura bizantina la afición a las cúpulas, dentro de conceptos más sobrios y tradicionales.
Tras la conquista otomana, fue convertida en mezquita añadiéndose cuatro esbeltos alminares y algunos mausoleos en el exterior, mientras que interiormente se ocultaron, bajo revoco, los mosaicos figurativos y se colgaron cuatro grandes escudos con versículos coránicos en los pilares que flanquean el ábside y la entrada. Nada pudo destruir su belleza y fue precisamente en la arquitectura islámica de Estambul donde su influencia es mayor. Las mezquitas de Suleimán, de Ahmed y la mezquita Azul están inspiradas en Santa Sofía.